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"Ahora están ocurriendo cosas terribles con este monumento de importancia mundial", subrayó Evelina Kravchenko, investigadora principal del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Ucrania, durante el tercer foro de expertos de la Plataforma de Crimea celebrado en Kiev.
Con datos y fotografías por satélite en la mano, Kravchenko ilustró los daños causados por las excavaciones ilegales y la construcción de un parque arqueológico 'Nueva Quersoneso' por parte de Rusia justo encima del yacimiento arqueológico inscrito en la lista del Patrimonio Mundial en 2013, un año antes de la anexión de la península por parte del Kremlin
Según la experta, esto ha causado graves daños a los restos de la ciudad antigua, a las perspectivas de su futura exploración y a su importancia cultural.
“Algunos de los objetos descubiertos durante las excavaciones fueron trasladados a nuevas ubicaciones y los rusos comentaron que lo habían hecho mejor que los griegos”, reveló.
Un arma ideológica
Kravchenko también subrayó que Rusia utiliza objetos del patrimonio cultural, como el de Quersoneso, como "un arma ideológica".
Rusia cambia sistemáticamente el "significado mental" de estos lugares mediante la reconstrucción -sin preservar elementos históricos o características únicas originales- para imbuirlos de nuevas narrativas que sirvan a los propósitos del Kremlin y oculten su papel en la cultura ucraniana.
Otro objeto único, el palacio de los "khans" (gobernantes) tártaros de Crimea en Bajchisarái, está al borde de "una tragedia", según Elmira Ablyalimova-Chiygoz, del Instituto de Estudios Estratégicos de Crimea, que hace un seguimiento de los daños al patrimonio cultural en las zonas ocupadas.
El palacio sigue siendo "la única prueba material" en la península de la presencia de los tártaros de Crimea, que fueron deportados en 1944 por orden de Moscú y cuyo patrimonio cultural y material fue completamente destruido durante la época soviética, subrayó recientemente al medio "Svidomi".
Está perdiendo gradualmente su "valor estético, histórico, científico y artístico" debido a la "reconstrucción" rusa, que no tiene en cuenta su importancia y lo trata como cualquier otro edificio.
Extensos daños
Según el Ministerio de Cultura ucraniano, al menos 1.080 sitios culturales han sufrido daños por los ataques rusos, especialmente en las invadidas regiones de Járkov, Jersón y Donetsk, donde fueron destruidos el museo del destacado filósofo Grigori Skovorodá y el Teatro Dramático de Mariúpol.
A mil kilómetros de distancia, en Leópolis, donde un dron destruyó por completo el Museo Romano Shujevich y un misil alcanzó un edificio en la zona de amortiguamiento del sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, múltiples catedrales y monumentos se ocultan tras estructuras de protección.
Según las conclusiones preliminares del programa de investigación Cultural Rescue Initiative del Instituto Smithsoniano de Washington, los objetos culturales corren un 20 % más de riesgo de ser destruidos que otros edificios civiles, como los hospitales.
Esto puede apuntar a que Rusia está atacando deliberadamente este tipo de lugaress, declaró a "Holos Ameryky" Kathryn Hansen, directora del programa.
Los "bordados de piedra" de Nueva Kajovka, en Jersón, y el museo de la pintora Polina Raiko también sufrieron grandes daños en las inundaciones tras la destrucción de la presa de Kajovka hace un año, mientras que más de un millón de objetos han sido robados de los museos de las zonas ocupadas, según el Ministerio de Cultura.
Limpieza cultural
Rusia está utilizando la "limpieza cultural como arma de guerra" para negar la existencia de una identidad cultural diferente y "borrar sus raíces históricas, valores, patrimonio, literatura, tradiciones y lengua", subraya una resolución que fue apoyada por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa el miércoles y cuya autora es la diputada ucraniana Yevguenia Kravchuk.
Según la resolución, esa limpieza cultural forma parte de "la campaña de genocidio" que Rusia está llevando a cabo contra el pueblo ucraniano mediante "el borrado cultural y la destrucción o el saqueo deliberado y sistemático de bienes culturales", lo que equivale a "crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad".
La resolución ayudará a reforzar el mecanismo de documentación de los daños causados a la cultura ucraniana y otras culturas atacadas, así como a preservarlas, subrayó Kravchuk en sus redes sociales.