Meryl Streep: “Lo importante es escuchar”
Esta fue una de las frases de la actriz Meryl Streep durante el recibimiento del Premio Princesa de Asturias a las Artes, que reconoce a quienes han aportado para tener un mundo “más justo y esperanzador”. Un acercamiento a la vida y obra de la actriz.
Laura Camila Arévalo Domínguez
No es común que alguien discuta la afirmación: “Meryl Streep es la mejor actriz del mundo”. Lo raro sería que alguien se atreviera a controvertir esta opinión. Como si fuese un acuerdo tácito entre el mundo de “los que saben de cine” y los que no. Como si, además, estuviesen claras esas diferencias. Pero su nombre ha sido tan mencionado en los premios más reconocidos a la industria del cine (tiene 21 nominaciones a los Premios Óscar y ha ganado tres), y a las artes en general, que elegirla siendo director de cine o espectador “no tiene pierde”. Es casi que una garantía de calidad. Hoy es noticia por recibir el Premio Princesa de Asturias de las Artes por su aporte para un mundo más “justo y esperanzador”, pero no siempre fue la elegida. De hecho, recibió varias negativas dolorosas.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
No es común que alguien discuta la afirmación: “Meryl Streep es la mejor actriz del mundo”. Lo raro sería que alguien se atreviera a controvertir esta opinión. Como si fuese un acuerdo tácito entre el mundo de “los que saben de cine” y los que no. Como si, además, estuviesen claras esas diferencias. Pero su nombre ha sido tan mencionado en los premios más reconocidos a la industria del cine (tiene 21 nominaciones a los Premios Óscar y ha ganado tres), y a las artes en general, que elegirla siendo director de cine o espectador “no tiene pierde”. Es casi que una garantía de calidad. Hoy es noticia por recibir el Premio Princesa de Asturias de las Artes por su aporte para un mundo más “justo y esperanzador”, pero no siempre fue la elegida. De hecho, recibió varias negativas dolorosas.
Le sugerimos leer: La actriz Meryl Streep recibe el Premio Princesa de Asturias de las Artes
La más sonada, por dura y paradójica, fue la que le dio el director de cine italiano Dino de Laurentiis. Al verla para el casting de un remake de Kin Kong en 1976, dijo: “Qué bruta. Por qué trajeron esta horrible cosa”. Se le rechazó por “fea”, según los que la juzgaron por su apariencia. Se repuso. A pesar de que pasaron años para que comenzara a sentirse segura de la decisión de actuar, se repuso al rechazo por sus rasgos, para que no fuese ignorada por sus interpretaciones, que muchos celebran tanto, pero ¿por qué la elogian con semejantes máximas? Que es la mejor de todas. Que ninguna actriz podría igualarla. Que todo lo hace bien.
Una posible respuesta es que Streep pudo librarse de la condena que muchos actores han aceptado con algo de resignación, pero, sobre todo, comodidad: sus imágenes quedaron encasilladas a papeles que salieron bien. Ella, que pudo quedarse en el molde que creó después de interpretar a Zofía Zawistowski, en La decisión de Sophie, decidió superar la meta que ya había alcanzado con tan elogiado personaje, y hacer más. Hacer otros, con más herramientas y diciendo distintas cosas. Siendo fuerte, débil, buena y mala. Streep decidió correrse la cinta de campeona que ya había cruzado.
Podría interesarle leer: Haruki Murakami recibe el Premio Princesa de Asturias de las Letras
Se le entregó el Príncipe de Asturias y reivindicó un sentimiento que, gracias a ella, todos hemos sentido con sus personajes, sin importar qué: la empatía. “Podría ser la forma más radical de acercamiento y diplomacia en otros teatros en nuestro mundo, cada vez más hostil y volátil. Lo importante es escuchar. Gracias por escucharme”, dijo la estadounidense como parte de su discurso al recibir el reconocimiento.
Su imagen, que se fue haciendo famosa después de interpretar papeles en películas como Mamma Mia! Here We Go Again, Florence Foster Jenkins, Julie & Julia, Silkwood, entre muchísimas otras, también se relaciona con la delicadeza y sabiduría de quien aprendió lecciones por agudeza y no por torpeza. De quien también padeció la torpeza, pero decidió intercambiarla por humanidad, una que no fuese tan nociva para los que la rodearan. Ha tenido varios momentos por los que ha demostrado que, más allá de los focos de las cámaras (que ahora se detienen ante ella sin cesar), su interés es de descubrir la realidad por medio de la ficción. De comprenderse y comprender a los demás. Cuando rodó El diablo viste a la moda, escuchó que muchos le aconsejaron a Anne Hathaway, la protagonista, que adelgazara. Su consejo para ella fue: “Cómete una hamburguesa. No bajes de peso”.
La actriz, que nació el 22 de junio de 1949, en New Jersey, también ha sido nominada 32 veces a los Premios Globo de Oro, algo que, probablemente, habría sido difícil de imaginar cuando debutó en el teatro con The Playboy of Seville, en 1971. Estudió Drama en Vassar College y realizó una maestría en Bellas artes en la Universidad de Yale. Después de este paso por la universidad, en la que trabajo en distintos papeles en teatro, recorrió un largo camino hasta llegar a su primera película Julia.
Le sugerimos leer: Dos colombianas en Israel: entre la resistencia y el pánico
Durante su paso por España, contó que se enamoró de la actuación por la sensación de entrar a otro mundo. La primera vez que hizo teatro, Meryl Streep estaba en su colegio y, a pesar de sentirse sumamente nerviosa, la música le ayudó a sobrepasar el miedo para entrar a esa alternativa que tenía para apartarse de su universo y entrar a otro. Los aplausos y ovaciones fueron una razón más para saber que a eso quería dedicarse. Sus papás eran sensibles a la música. Su padre adoraba el piano y su madre, una vez al año, la despertaba a ella y a sus hermanos y les decía: “este es su día. No tienen que ir a la escuela. Iremos a New York, al teatro”. Ella también se tomaba el día y la noche. La pasión por las artes de esta actriz fue una herencia. Amó el teatro gracias al amor de su madre por el teatro. Todo esto lo dijo durante una entrevista que le realizó el actor español Antonio Banderas, con motivo del reconocimiento.
“He tenido una relación de tire y afloje con la actuación. No sabía desde pequeña que quería hacer esto. Tenía ganas de aprender todo tipo de cosas. Cuando era más joven, pensaba que era frívolo ser una actriz. Me pareció algo vanidoso, tonto, que no tenía importancia. Cuando cumplí 20 entendí la potencia e importancia que tenía esta profesión. Fui ambivalente durante muchos años, a pesar de todo lo que estudiaba, y pensaba: cómo puedo entregarme a esto. No estuve segura”, dijo la actriz.
Podría interesarle escuchar: Mario Mendoza: “Hay que desconfiar de la gente que sufre demasiado”
Streep también contó que durante los 60 y 70, había muchas protestas y estudiantes con ansias de revolución. Ella se fue a vivir a una comuna en Vermont después de graduarse. Hacían obras de teatro para escapar del militarismo de la izquierda que ella percibía. No fueron momentos buenos. No para ella. Cuando entró en ese entorno, pensó en tomarse realmente en serio lo que ahora querría hacer el resto de su vida: actuar más vidas para acercarse, por lo menos un poco, a comprender la propia.