Un acercamiento en amarillo: Dalí (II)
El color es uno de los grandes atractivos del arte; sea en la pintura, el cine, la fotografía o la escultura, los colores de cada obra serán lo que atraiga al espectador a quedarse a analizarla. Cada pigmento utilizado para ilustrar un concepto tendrá cierto efecto en la audiencia y además es posible ver cómo los colores marcan el estilo de un artista, su percepción en el público y el entorno en el que se desarrolló su obra.
Andrea Jaramillo Caro
Las representaciones de la crucifixión no han faltado en la historia del arte. Es una escena que continúa generando obras y que ha sido ampliamente estudiada. Muchos se ocuparon de darle una interpretación al relato bíblico, con diferentes rostros, escenarios y paletas de colores. Gauguin fue uno de ellos con su “Cristo amarillo”, que pintó en 1889, su uso del color primario carga su obra de significados que se encuentran en el extremo opuesto de la crucifixión representada por Salvador Dalí.
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Las representaciones de la crucifixión no han faltado en la historia del arte. Es una escena que continúa generando obras y que ha sido ampliamente estudiada. Muchos se ocuparon de darle una interpretación al relato bíblico, con diferentes rostros, escenarios y paletas de colores. Gauguin fue uno de ellos con su “Cristo amarillo”, que pintó en 1889, su uso del color primario carga su obra de significados que se encuentran en el extremo opuesto de la crucifixión representada por Salvador Dalí.
El Corpus Hypercubus, la obra que el español creó para representar a Cristo en la cruz, fue hecho en 1954. Esta década, luego de la Segunda Guerra Mundial y con el surgimiento de la Guerra Fría, fue una época aparentemente ‘feliz y pacífica’ aunque aún había guerras de menor escala y la carrera al espacio recién comenzaba.
De acuerdo con George Heard Hamilton, en su libro Pintura y escultura en Europa 1880-1940, Dalí fue expulsado del movimiento Surrealista en 1942. Sin embargo, es reconocido como el mayor exponente de este. Por otro lado, Dalí aseguraba que sus creaciones estaban inspiradas por alucinaciones que, según el autor, padecía desde niño. Desde que fue expulsado del partido surrealista por André Breton, dice Hamilton que criticó mucho el movimiento, aunque el arte surrealista se sigue asociando con sus pinturas. Comenta Hamilton: “muchas de las imágenes paranoicas de Dalí parecen ahora demasiado premeditadas para haber sido provocadas por una alucinación y una histeria reales.”
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La obra de Dalí, según Juan Eduardo Cirlot en el libro La pintura surrealista, “representa, en la pintura surrealista, la etapa clásica derivada de primitivismo ingenuo del retorno a la imagen y al objeto.” En su obra, también menciona que “como técnico surrealista, Dalí se muestra capaz de asombrosas matizaciones; su desplazamiento no sólo afecta a los objetos, sino principalmente a los espacios sensibles de los fenómenos; diríamos que en esto reside la esencia de su arte, pues, constantemente, se visualizan en sus pinturas sensaciones táctiles desagradables”.
En el libro Dalí, de Gilles Néret, el autor cita al artista cuando se refiere a los temas de los que no se le era permitido hablar durante su tiempo en el partido surrealista: “Pero todo elemento religioso me estaba vedado, incluso si revestía un carácter místico. Si soñaba simplemente con una madona de Rafael sin blasfemias aparentes, me prohibían hablar de ello…”. Afirma también que “estudiaba, por el contrario, la historia de las religiones y, en particular, la religión católica a la que consideraba cada vez más ‘la arquitectura perfecta’.”
En cuanto al Corpus Hypercubus de Dalí, la luz entra por el lado derecho de la pintura lo que permite ver la sombra de Cristo en la cruz. Sin embargo, uno de los elementos que más llaman la atención en la pintura es la tridimensionalidad lograda por Dalí. La cruz se ve como si estuviera yendo hacia el espectador y a punto de salir del cuadro. Por otro lado, la perspectiva dada para esta obra presenta dos puntos de fuga; principalmente los cuatro cuadrados que aparecen casi que sosteniendo a Cristo y la mujer que observa la escena desde abajo. La profundidad que maneja este cuadro es dada por la extensión del piso con motivo de ajedrez hacia la parte trasera del cuadro.
Otro elemento que sorprende dentro de la obra es el hecho de que este Cristo, además de ser uno doliente, pero sin evidencia alguna de su dolor, no presenta un rostro; esta decisión alienta a pensar aún más en el dolor que padecía, aunque los clavos de la cruz no se vean. Finalmente, en cuanto a los colores se puede decir que para esta obra Dalí manejó una paleta de colores muy limitada y oscura, salvo las dos figuras humanas. Se puede decir que la utilización de colores tan oscuros puede recordar a la obra de Rembrandt. Es casi como si la cruz se estuviera revelando, tanto a la mujer del cuadro (quien lleva el rostro de la esposa y musa de Dalí, Gala, posando como María Magdalena) como a la audiencia y llevándonos a sentir su dolor al ver la manera en la que su cuerpo se retuerce. Existen teorías sobre la obra que sugieren que la cara de Cristo no se ve ya que puede ser muy ‘santa’ para los ojos comunes y que como se ve un cuerpo sin daño aparente, es como si ya hubiera resucitado.
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Los colores que más atraen a ver la obra son el blanco, amarillo y negro. Por su parte, el blanco puede significar en esta obra y de acuerdo con Pastoureau: la sabiduría, frialdad y la inocencia al ver este color en la ropa de la figura de María Magdalena. Al ver el piso con motivo de ajedrez se puede decir que la infinidad de los cuadros negros y blancos puede significar la infinita sabiduría de Cristo que los hombres no alcanzaremos nunca. La obra de por sí tiene un tono frío por los demás colores que la componen; sin embargo, el blanco añade a ese sentimiento de esterilidad y de lugar baldío.
Ahora, respecto al amarillo que en algunas partes se torna más oscuro, casi café, se puede decir que de los seis significados que le da Pastoureau, aplica tres: la riqueza, luz y traición. Cada uno de estos se ve en un elemento diferente. El amarillo de la riqueza es posible verlo en la ropa de María Magdalena ya que son piezas de aspecto costoso y que en otra época pudieron haber sido invaluables. El amarillo de la traición se ve directamente en la cruz, un engaño fue lo que llevó a Cristo a soportar su pasión, por lo que este color representado en la cruz evoca ese sentimiento. Y, finalmente, el amarillo que simboliza la luz es precisamente Cristo y también esa iluminación que viene desde afuera.
Sobre el negro, Pastoureau menciona seis posibles significados. De los cuales cuatro son pertinentes para el entendimiento de la obra, el negro como la muerte, el pecado, la tristeza y la religión. Este color se ve principalmente en el piso de ajedrez y en el fondo. Así este pigmento sea aquel necesario para dar profundidad a la obra, tampoco se puede ignorar que no es gratuito que el fondo sea de este color. Para comenzar, la muerte es la que se encuentra representada en esta obra; el salvador se ha ido para limpiar el pecado que engulle al mundo como lo muestra el cielo totalmente negro de la obra. Naturalmente el mundo, en este escenario, está de luto y es por esto que el negro del cielo puede reflejar este pensamiento. Respecto a la fe, es mencionado que significa austeridad, modestia y humildad, valores que Cristo encarna en la Biblia y que a los católicos se les pide que reflejen en su día a día para poder llegar a ver a Cristo.
Con esto en mente, se puede decir que Dalí al emplear una paleta de colores tan reducida hace que los ojos y mente de la audiencia presenten un interés mayor sobre las figuras que les están siendo presentadas que sobre el fondo que es en lo que uno tiende a perderse en varias pinturas. La obra permite que se haga una reflexión a profundidad sobre ella misma y el mensaje que conlleva.
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Esta es una de las más grandes diferencias que se puede ver con respecto a la obra de Gauguin. La elección de los colores en ambas obras refleja la manera en la que es posible ver el mensaje que descansa detrás de la intencionalidad de cada una de las decisiones tomadas por los artistas al momento de realizar cada pintura. Por su parte Dalí deja muy en claro lo que significa le escena de la crucifixión y como se le debería dar importancia a este tema más que a otros en términos religiosos, mientras que Gauguin prefiere simbolizar lo que está sucediendo en ese momento en el lugar de donde tomó la inspiración. Las paletas de color difieren tanto una de la otra y por el contexto de cada una no sería válido hacer una comparación en respecto a este o cualquier tema. Se puede decir que, como en cualquier otra obra de arte, las decisiones del color serán las que afectan la manera en la que la audiencia interpreta y además aprecia la obra, aparte de relacionarse e interactuar con ella. Son muchos los factores que influencian el que un espectador permanezca mirando una obra por determinado tiempo, pero el color juega un papel importante dentro de este lapso en el que una obra capta la atención de quien la ve por lo expuesto en paginas anteriores. Sobre esto también influyen elementos como el tema de la obra, el lugar donde se encuentre, su formato y tamaño.