Fernando Botero: un año de legado y la creación de la fundación que lo preserva
El 15 de septiembre se cumplirá el primer año de la muerte de Fernando Botero. Su legado se ha mantenido vivo a través de las exhibiciones y proyectos que sus hijos han puesto en marcha. Uno de sus herederos, su hijo mayor Fernando Botero Zea, habló para El Espectador al respecto.
Andrea Jaramillo Caro
Cuando Fernando Botero falleció el 15 de septiembre de 2023, a los 91 años, dejó como legado un sinfín de obras, una familia unida y el recuerdo de uno de los más grandes exponentes del arte en Colombia.
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Cuando Fernando Botero falleció el 15 de septiembre de 2023, a los 91 años, dejó como legado un sinfín de obras, una familia unida y el recuerdo de uno de los más grandes exponentes del arte en Colombia.
A un año de su partida, el mundo lo recuerda a través de sus pinturas y esculturas y el trabajo que sus tres hijos, Fernando Botero, Lina Botero y Juan Carlos Botero, han realizado por llevar su arte a todos los rincones del planeta. Con una exposición que inauguró en julio en Roma con esculturas monumentales en diferentes puntos de la ciudad eterna, los herederos del maestro comenzaron a mostrar al mundo el resultado de meses de trabajo.
Para el primer aniversario de la muerte del artista, más allá de las actividades que se han planeado en diferentes instituciones, los hermanos anunciaron que la formación de la Fundación Fernando Botero con la que organizarán en el futuro exposiciones y crearán un catálogo razonado de la obra del artista.
A propósito de los anuncios y de la exhibición que será inaugurada el próximo 16 de septiembre en el Palazzo Bonaparte en Roma, titulada “La grande mostra”, Fernando Botero Zea habló para El Espectador sobre los planes que tienen a futuro y el legado que dejó su padre.
¿Cómo ha sido este año preparando los proyectos con los que llevarán el legado de Fernando Botero a varias latitudes?
Ha sido un año muy intenso en sentimientos, en actividades, en realizaciones. Desde luego fue muy triste la muerte de nuestro padre, pero a la vez produjo una enorme satisfacción ver cómo su obra era reconocida y exaltada en el mundo entero por los diferentes medios de comunicación, por instituciones culturales de la mayor importancia, y eso nos estimuló mucho para empezar esta labor de la defensa, la preservación y la promoción del legado de Fernando Botero, una tarea a la cual mis hermanos y yo hemos estado muy involucrados desde hace un año, con resultados muy concretos como los que se ven en la exposición de Roma de Esculturas Monumentales y la que se inaugura el próximo lunes en el Palazzo Bonaparte de Roma, con una muestra muy importante de sus obras más conocidas y famosas.
Sobre la Fundación Fernando Botero, ¿este fue un tema que conversaron con su padre en vida? ¿Cómo surgió?
Era un tema que hablamos con él en muchas oportunidades, tuvimos muchísimas conversaciones con él acerca de lo que debía ocurrir una vez que él no estuviera en este mundo, de suerte que a pesar de que es hasta ahora que se está creando la fundación, sí era un tema muy conversado con él y sobre el cual él estaba totalmente de acuerdo.
¿Cómo han sido las conversaciones con sus hermanos y familia para llevar a cabo los proyectos que están desarrollando en este momento y los que tienen planeados para los próximos años?
Lo más importante es que estamos de acuerdo en la tarea fundamental de la fundación, que es la de organizar exposiciones. Mi padre siempre nos dijo que lo más importante es exposiciones, exposiciones y exposiciones. Él consideraba que la forma de mantener viva la obra de un artista era a través del acceso del público a esa misma obra y eso, naturalmente, se hace a través de las exposiciones. Es muy grato comprobar que no solamente está organizada la muestra de esculturas monumentales en Roma, sino también una exhibición muy importante de la pintura, los dibujos y las acuarelas del maestro Botero en el Palacio de Bonaparte, más otras exposiciones que están en camino y que verán la luz en el año 2025 y subsiguientes.
¿Qué es lo más importante que le transmite la obra de su padre?
La extraordinaria calidad, la maestría de la técnica, la influencia del arte renacentista, todos esos elementos más su estilo único, hacen que sea una obra de singular importancia a nivel mundial. Creo que el otro ejemplo muy importante que dejó es en el terreno de la filantropía, su contribución a múltiples causas tanto en Colombia como en el extranjero, donde se vio siempre su generosidad y su altruismo.
¿Cuál fue la lección más valiosa que él le enseñó en vida?
Creo que el amor por el trabajo, el compromiso indeclinable por la calidad, la preocupación por la suerte de las personas menos favorecidas. Creo que esos tres elementos para mí fueron muy importantes en el ejemplo que me dio mi padre y en el legado que nos dejó a mis hermanos y a mí.
¿Qué ha sido lo más desafiante de este año y la puesta en marcha de los proyectos que tienen planeados?
Creo que lo más desafiante es poner la casa en orden, que siempre cuando se muere una persona es la primera tarea, entender la complejidad de todo lo que él tenía organizado, su obra, la producción de esculturas en Pietrasanta, el inventario de su obra en diferentes partes del mundo, sus estudios... Creo que hemos avanzado enormemente en esa labor y con la fundación estamos dando pasos muy sólidos para lograr lo que mi padre siempre quiso, que fue que trabajáramos unidos en mantener vivo su legado hacia el futuro.
De esa experiencia de poner la casa en orden, ¿cree que ha conocido algo nuevo sobre su padre?
He conocido muchísimas cosas nuevas, una cantidad de obra que nunca había visto y que he tenido el privilegio de apreciar ahora, dándome cuenta del talento extraordinario que tenía, su enorme vocación hacia la calidad en la obra y la variedad de los temas que estaba tocando. Creo que todo eso es un gran beneficio para mi padre. Es una sorpresa muy inspiradora y grata para mí.
Su hermana, Lina Botero, es la co-curadora de la exhibición que inaugurará el lunes, ¿podría hablar un poco sobre la muestra y las obras inéditas que presentará?
En los últimos años, mi papá, por temas de edad y salud, no estaba haciendo obras en tamaño grande, sino que estaba concentrado en hacer dibujos y acuarelas en un formato más reducido. Pero lo que es muy emocionante de estas obras inéditas es la calidad, la seguridad del trazo, la maestría de la técnica muestra a un artista en su madurez, haciendo una obra extraordinaria y muy fresca, con gran optimismo hacia la vida.
¿Podría describir alguna de ellas?
Son diferentes temas, está el taurino, la música, el circo, diferentes temáticas que él ha tratado durante diferentes épocas de su vida, pero lo retomó y expresó en un medio que a él le gustaba mucho: la acuarela. Lo logró con una maestría en la técnica extraordinaria y una enorme frescura, y creo que eso será evidente cuando se conozcan las obras.
¿Cuál cree que es la enseñanza que deja la obra de su padre para el público general?
Creo que él transmite una veneración y una admiración muy grande por los periodos más brillantes de la historia del arte, y particularmente el periodo del Renacimiento. De suerte que cualquier persona que se aproxime a la obra del maestro Botero puede ver una obra hecha en nuestro tiempo, pero con raíces muy profundas en la tradición occidental y en las épocas más brillantes de la historia del arte. La combinación de una obra enraizada en la historia del arte, pero hecha en el presente con extraordinaria calidad, siempre es una experiencia conmovedora.
¿Cómo describiría el impacto que tuvo tu padre, no solo en el mundo del arte, sino en Colombia, en su sociedad e historia?
Creo que él desarrolló un estilo único e inconfundible, y eso no deja de ser un logro extraordinario. Pintar es relativamente fácil, pero pintar o crear arte de una forma en que se reconoce inmediatamente es extremadamente difícil, y eso lo logró él, y eso fue siempre su mayor satisfacción, el haber aportado su propio sello, su propia visión, su propia perspectiva a la historia del arte.
Si tuviera que describir a su padre no como el artista, sino como la persona, ¿con qué palabras lo haría?
Creo que fue un padre que proveyó un hogar para sus hijos, para sus nietos, particularmente en Italia, donde pasamos el verano con él. Era un hombre que le daba mucha importancia al trabajo y a la familia y que siempre creó un ambiente en donde los dos pudieran darse al mismo tiempo. Hay recuerdos extraordinarios de esos veranos en Pietrasanta donde lo veíamos trabajar, pero también teníamos la oportunidad de verlo en familia, gozándolo de la compañía de los hijos y los nietos.
¿Cómo fueron las charlas con su padre hacia el final de su vida?
Yo lo visité con mucha frecuencia y en los últimos años de su vida, menos el periodo muy estricto de la pandemia, donde no era posible visitarlo por los riesgos de infectarlo con el COVID-19. Una vez superada la pandemia lo visité muchas veces y lo veía trabajando mucho y recuerdo mucho que una vez le dije: “oye, ya tienes una edad muy avanzada y, sin embargo, sigues trabajando más que nunca” y me contestó: “es que tengo más obra que tiempo”. Esa frase significaba que tenía más cosas por expresar a nivel artístico, más obra en su cabeza que tiempo de vida y por eso él, hasta el último momento, hasta los últimos días de su vida, estuvo expresando su arte y su trabajo.