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Cuando lo peor de la humanidad despierta, siempre hay espacios por los que la luz se cuela y nos recuerda lo bueno de lo que somos capaces. Es difícil creer en esto si volvemos al pasado y recordamos que Adolf Hitler ordenó la invasión de Polonia por parte del ejército alemán el 1° de septiembre de 1939 y se desencadenó de esta manera el mayor conflicto bélico en nuestra historia: la Segunda Guerra Mundial.
Pero la escritora estadounidense Sharon Cameron se dio a la tarea de rendir homenaje a Stefania Podgórska, una mujer extraordinaria que nació el 2 de junio de 1925 y, siendo apenas una niña, se mudó a la ciudad vecina de Przemyśl (Polonia) en busca del destino que quería construir. Allí llegó al hogar de los Diamant, una familia judía que la empleó en su tienda de comestibles. Años después, fue ella quien dio protección y hogar a 13 judíos, mientras los nazis trataban desesperadamente de acabar con todo aquel que ayudara a quien ellos estaban exterminando.
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“La luz en los lugares ocultos” es una novela que se construyó con las conversaciones que la autora tuvo con la mismísima Stefania Podgórska, así como con sus familiares y otros de los personajes que hicieron parte de su historia; hombres y mujeres que tuvieron que enfrentar un momento del tiempo en el que el odio, la intolerancia y la ignorancia parecieron triunfar por sobre todas las cosas. Publicada en Colombia por Ediciones Urano, esta es la primera obra de la escritora en ser traducida al español. Vale anotar que no es una biografía ni un libro de memorias, sino un ejercicio narrativo que busca recrear lo que fue, usando la ficción como herramienta para ello.
La lectura de este libro es una experiencia dura y desgarradora que se ve atravesada por la vida de una mujer cuyo día a día está permeado por los temores, el hambre, la urgencia de provisiones, las presiones, el instinto de supervivencia, la impotencia, la sensación constante de estar siendo perseguida y la esperanza. Su verdad y su realidad son un delito cuyo castigo es la muerte y eso no le permite estar tranquila ni un instante. Un cúmulo de recuerdos que la acompaño hasta el último de sus días.
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Hay algo que llama realmente la atención dentro de la narración y es la relevancia que cobra el miedo dentro de todo y la manera en que se analizan sus efectos en el ser humano gracias a las descripciones que se entregan de la cotidianidad de la protagonista. Porque el miedo te paraliza, te vuelve errático, te roba libertad, no te deja dormir y te exprime poco a poco. Porque el miedo también es una forma de control y los regímenes opresores lo saben a la perfección.
Uno de los valores agregados del libro es el archivo fotográfico que contiene y que nos permite darle rostro a los seres que las letras nos presentaron, reconocerles como víctimas y no olvidarlos para tratar de que la historia no se repita, aunque como humanidad insistamos en caer siempre en los mismos errores.
“La ayuda puede llegar cuando menos te lo esperas, y es bueno recordarlo, porque significa que nunca estamos realmente solos”, cita la autora de esta obra y creo que allí se condensa el mensaje central de la historia y del legado de Stefania Podgórska (y también de su hermana Helena), un ser excepcional que apostó por los otros, a pesar de todo.
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