Santiago Gardeazábal: “La curiosidad es el motor que me impulsa a la comprensión”
El gestor cultural habló del Festival No Convencional, que se realiza en Bogotá durante el mes de octubre, y compartió su visión sobre la conexión entre las disciplinas artísticas y la promoción de la creatividad en Colombia.
Jorge Danilo Bravo Reina
¿De qué se trata el Festival No Convencional?
El Festival No Convencional es una iniciativa que se celebra por primera vez en Bogotá, tras 13 ediciones en Buenos Aires (Argentina). Se inauguró el 7 de septiembre y se extenderá hasta el 30 de octubre. Su eslogan es “espectáculos atípicos en lugares inesperados”. El festival incluye presentaciones de cine, artes plásticas, performances y música, y busca resaltar las interconexiones entre las distintas disciplinas artísticas, evidenciando las relaciones entre el cine y la música, así como entre la poesía y las artes plásticas.
Hablemos más sobre los orígenes del festival...
El Festival No Convencional fue creado por nuestro colega Martín Bauer en Buenos Aires, donde se ha llevado a cabo durante 13 ediciones. Martín proviene del ámbito de la música contemporánea y ha trabajado en la idea de desdibujar las fronteras entre las diferentes artes. Su objetivo es abrir el acceso a diversas propuestas culturales, presentando obras que, aunque a primera vista pueden no parecer claras, se acercan más al público al eliminar ciertas convenciones.
¿Cuál es el motivo central de esta edición?
En esta primera edición en Bogotá, rendimos homenaje a los 150 años del compositor austriaco Arnold Schönberg y al arquitecto colombiano Rogelio Salmona, en conmemoración de los 50 años de las Torres del Parque. Para esto, presentamos la música de Iannis Xenakis, quien fue compañero de Salmona en París. El evento de clausura del festival será un concierto especial en la Plaza Santamaría, donde interpretaremos dos piezas para orquesta sinfónica. La orquesta se ubicará sobre la arena, y el público formará parte de la interpretación. Este evento brindará una vista majestuosa de las Torres del Parque durante el atardecer en Bogotá.
¿Cuál ha sido su relación con la música?
Mi relación con la música ha sido diversa, ya que desde pequeño estuvo presente en mi vida de formas inesperadas. Recuerdo la primera vez que escuché un vinilo de música contemporánea en casa de mi abuela. Eran discos antiguos de gramófono que incluían compositores a los que hoy consideramos contemporáneos, aunque muchos nacieron hace más de un siglo. Mi conexión con la música abarca también géneros más tradicionales y tropicales, así como la música colombiana, que siempre ha despertado mi curiosidad. A menudo, la poesía me lleva hacia nuevas composiciones, mientras que la música puede abrirme a la poesía y la filosofía. También disfruto de la música en el cine, que ha sido un puente entre estas disciplinas a lo largo de mi vida. Esta interrelación ha sido un eje constante en mi desarrollo intelectual y personal.
En ese sentido, ¿siente que ha borrado esos límites entre las diferentes disciplinas?
Sí, y lo he hecho a través de la curiosidad. Por ejemplo, al investigar sobre Rogelio Salmona, descubrí su relación con Le Corbusier, lo que me llevó a indagar en temas de arquitectura, aunque no sea arquitecto. Al hacerlo, encontré a Iannis Xenakis, quien no solo fue compositor, sino también arquitecto, y eso despertó más interés en su obra. Esta búsqueda se convierte en un proceso continuo. Al leer un artículo sobre Xenakis, puedo descubrir la música de otros compositores y así ampliar mis horizontes. Todo parece estar interconectado, como si existieran pistas silenciosas que forjan mi identidad. La curiosidad es el motor que me impulsa a la comprensión.
Hablando del arte, ¿qué logra cautivarlo?
Me cautivan las personas que son pioneras y no se conforman con lo que se les presenta; buscan algo más, no solo por contradecir, sino porque sienten la necesidad de explorar. Recientemente escuché que el surrealismo indaga en la frontera entre la realidad y el sueño, creando una nueva realidad o suprarrealidad. Creo que hay quienes encuentran la realidad insuficiente y, a través de su creatividad amplían su perspectiva del mundo. Para mí, el arte es una herramienta que nos permite ver las cosas de manera más profunda y reflexionar sobre nuestra condición humana. Es fascinante poder establecer diálogos con generaciones pasadas a través de sus obras, que transmiten sus pensamientos y sentimientos. Esa conexión me parece mágica.
¿Qué podría contar de su faceta de gestor cultural?
Siempre he buscado apoyar a artistas y creadores en la realización de sus proyectos más ambiciosos. Un ejemplo es el concierto del 30 de octubre, donde encargamos una obra al compositor colombiano Marco Suárez Cifuentes, titulada De Natura Communis, inspirada en la obra de Rogelio Salmona. Valorar la creación artística es una de mis metas en la gestión cultural. Me esfuerzo por asegurar que la voz de los artistas llegue con fuerza y cuente con los recursos adecuados. Actualmente, estoy curando la obra de Patti Smith en el Museo de Arte Moderno de Medellín, tras una exposición previa en Bogotá y otra en México. Colaborar con creadores y colectivos ha sido una oportunidad para indagar en preguntas y problemáticas relevantes. Es fundamental proporcionar a las nuevas generaciones y al público en general acceso a diversas expresiones artísticas, más allá de lo que comúnmente se les presenta. Mi objetivo es acompañar a los artistas en este camino.
¿Cuáles son esos retos que reconoce de la promoción cultural en Colombia?
A menudo, resulta más fácil optar por manifestaciones artísticas seguras y repetidas. Sin embargo, creo que arriesgarse puede ser más gratificante, aunque el esfuerzo requerido sea mayor. Contar con la colaboración de amigos y aliados que compartan esta visión es importante. Una de las dificultades es contar con los recursos necesarios para fomentar la creación de calidad en el país. Sin embargo, considero que el talento de los artistas colombianos merece el apoyo adecuado. Es crucial que la creación en Colombia esté a la altura de lo que ocurre en el continente y que establezcamos buenos lazos entre los creadores de la región. De este modo, podremos generar una voz potente frente al mundo y expresar lo que tenemos que decir.
¿Cuál es su recomendación literaria?
Te recomiendo un libro que considero fascinante: Post-Europa, de Yuk Hui, un filósofo de Hong Kong que explora la intersección entre la filosofía y la tecnología. En este texto, Hui analiza cómo diferentes civilizaciones desarrollan sus propias comprensiones de la tecnología. Su concepto de “cosmotécnica” invita a reflexionar sobre la forma en que las cosmovisiones influyen en nuestras prácticas técnicas. Es un enfoque que podría ser muy revelador para entender nuestra perspectiva latinoamericana sobre la tecnología.
¿De qué se trata el Festival No Convencional?
El Festival No Convencional es una iniciativa que se celebra por primera vez en Bogotá, tras 13 ediciones en Buenos Aires (Argentina). Se inauguró el 7 de septiembre y se extenderá hasta el 30 de octubre. Su eslogan es “espectáculos atípicos en lugares inesperados”. El festival incluye presentaciones de cine, artes plásticas, performances y música, y busca resaltar las interconexiones entre las distintas disciplinas artísticas, evidenciando las relaciones entre el cine y la música, así como entre la poesía y las artes plásticas.
Hablemos más sobre los orígenes del festival...
El Festival No Convencional fue creado por nuestro colega Martín Bauer en Buenos Aires, donde se ha llevado a cabo durante 13 ediciones. Martín proviene del ámbito de la música contemporánea y ha trabajado en la idea de desdibujar las fronteras entre las diferentes artes. Su objetivo es abrir el acceso a diversas propuestas culturales, presentando obras que, aunque a primera vista pueden no parecer claras, se acercan más al público al eliminar ciertas convenciones.
¿Cuál es el motivo central de esta edición?
En esta primera edición en Bogotá, rendimos homenaje a los 150 años del compositor austriaco Arnold Schönberg y al arquitecto colombiano Rogelio Salmona, en conmemoración de los 50 años de las Torres del Parque. Para esto, presentamos la música de Iannis Xenakis, quien fue compañero de Salmona en París. El evento de clausura del festival será un concierto especial en la Plaza Santamaría, donde interpretaremos dos piezas para orquesta sinfónica. La orquesta se ubicará sobre la arena, y el público formará parte de la interpretación. Este evento brindará una vista majestuosa de las Torres del Parque durante el atardecer en Bogotá.
¿Cuál ha sido su relación con la música?
Mi relación con la música ha sido diversa, ya que desde pequeño estuvo presente en mi vida de formas inesperadas. Recuerdo la primera vez que escuché un vinilo de música contemporánea en casa de mi abuela. Eran discos antiguos de gramófono que incluían compositores a los que hoy consideramos contemporáneos, aunque muchos nacieron hace más de un siglo. Mi conexión con la música abarca también géneros más tradicionales y tropicales, así como la música colombiana, que siempre ha despertado mi curiosidad. A menudo, la poesía me lleva hacia nuevas composiciones, mientras que la música puede abrirme a la poesía y la filosofía. También disfruto de la música en el cine, que ha sido un puente entre estas disciplinas a lo largo de mi vida. Esta interrelación ha sido un eje constante en mi desarrollo intelectual y personal.
En ese sentido, ¿siente que ha borrado esos límites entre las diferentes disciplinas?
Sí, y lo he hecho a través de la curiosidad. Por ejemplo, al investigar sobre Rogelio Salmona, descubrí su relación con Le Corbusier, lo que me llevó a indagar en temas de arquitectura, aunque no sea arquitecto. Al hacerlo, encontré a Iannis Xenakis, quien no solo fue compositor, sino también arquitecto, y eso despertó más interés en su obra. Esta búsqueda se convierte en un proceso continuo. Al leer un artículo sobre Xenakis, puedo descubrir la música de otros compositores y así ampliar mis horizontes. Todo parece estar interconectado, como si existieran pistas silenciosas que forjan mi identidad. La curiosidad es el motor que me impulsa a la comprensión.
Hablando del arte, ¿qué logra cautivarlo?
Me cautivan las personas que son pioneras y no se conforman con lo que se les presenta; buscan algo más, no solo por contradecir, sino porque sienten la necesidad de explorar. Recientemente escuché que el surrealismo indaga en la frontera entre la realidad y el sueño, creando una nueva realidad o suprarrealidad. Creo que hay quienes encuentran la realidad insuficiente y, a través de su creatividad amplían su perspectiva del mundo. Para mí, el arte es una herramienta que nos permite ver las cosas de manera más profunda y reflexionar sobre nuestra condición humana. Es fascinante poder establecer diálogos con generaciones pasadas a través de sus obras, que transmiten sus pensamientos y sentimientos. Esa conexión me parece mágica.
¿Qué podría contar de su faceta de gestor cultural?
Siempre he buscado apoyar a artistas y creadores en la realización de sus proyectos más ambiciosos. Un ejemplo es el concierto del 30 de octubre, donde encargamos una obra al compositor colombiano Marco Suárez Cifuentes, titulada De Natura Communis, inspirada en la obra de Rogelio Salmona. Valorar la creación artística es una de mis metas en la gestión cultural. Me esfuerzo por asegurar que la voz de los artistas llegue con fuerza y cuente con los recursos adecuados. Actualmente, estoy curando la obra de Patti Smith en el Museo de Arte Moderno de Medellín, tras una exposición previa en Bogotá y otra en México. Colaborar con creadores y colectivos ha sido una oportunidad para indagar en preguntas y problemáticas relevantes. Es fundamental proporcionar a las nuevas generaciones y al público en general acceso a diversas expresiones artísticas, más allá de lo que comúnmente se les presenta. Mi objetivo es acompañar a los artistas en este camino.
¿Cuáles son esos retos que reconoce de la promoción cultural en Colombia?
A menudo, resulta más fácil optar por manifestaciones artísticas seguras y repetidas. Sin embargo, creo que arriesgarse puede ser más gratificante, aunque el esfuerzo requerido sea mayor. Contar con la colaboración de amigos y aliados que compartan esta visión es importante. Una de las dificultades es contar con los recursos necesarios para fomentar la creación de calidad en el país. Sin embargo, considero que el talento de los artistas colombianos merece el apoyo adecuado. Es crucial que la creación en Colombia esté a la altura de lo que ocurre en el continente y que establezcamos buenos lazos entre los creadores de la región. De este modo, podremos generar una voz potente frente al mundo y expresar lo que tenemos que decir.
¿Cuál es su recomendación literaria?
Te recomiendo un libro que considero fascinante: Post-Europa, de Yuk Hui, un filósofo de Hong Kong que explora la intersección entre la filosofía y la tecnología. En este texto, Hui analiza cómo diferentes civilizaciones desarrollan sus propias comprensiones de la tecnología. Su concepto de “cosmotécnica” invita a reflexionar sobre la forma en que las cosmovisiones influyen en nuestras prácticas técnicas. Es un enfoque que podría ser muy revelador para entender nuestra perspectiva latinoamericana sobre la tecnología.