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                                                                                                                                Bukowski: El poeta de las moscas y las crudas realidades (Verso a verso)

                                                                                                                                En esta edición de “Verso a Verso”, presentamos algunos de sus poemas más icónicos. Hoy 16 de agosto se conmemora el nacimiento de Charles Bukowski, el poeta que capturó la crudeza de la vida urbana.

                                                                                                                                Bukowski escribió y publicó más de 45 libros de poesía, novelas y cuentos. Entre ellos, su primera novela, “Post Office”, publicada en 1971.
                                                                                                                                Foto: AFP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Su padre, Henry Bukowski, era un soldado estadounidense de ascendencia alemana que conoció y se casó con la alemana Katharina (Käthe) Fuchs Bukowski. La familia emigró a los Estados Unidos en 1923, cuando Charles tenía tres años, y se estableció en Los Ángeles, California, donde Bukowski pasaría la mayor parte de su vida.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A medida que creció, Bukowski se sumergió en la vida de clase trabajadora en Los Ángeles, tomando empleos mal remunerados y precarios. Estas experiencias lo llevaron a observar de cerca las dificultades económicas y la desesperación de las personas que vivían al margen de la sociedad. Además, luchó con el alcoholismo, que se convirtió en un tema recurrente en su obra y un mecanismo de supervivencia frente a las adversidades.

                                                                                                                                Se distanció de las metáforas elaboradas y las estructuras literarias complejas, optando por un enfoque más accesible y crudo. Uno de sus mayores aportes fue la humanización de personajes marginales, aquellos que vivían al borde de la sociedad. A través de su alter ego literario, Henry Chinaski, retrató la vida de los perdedores, alcohólicos, desempleados y desadaptados, mostrando la realidad de la clase trabajadora urbana en Estados Unidos.

                                                                                                                                Obtuvo reconocimiento en círculos literarios alternativos y en la escena underground de Los Ángeles durante las décadas de 1950 y 1960. A partir de la década de 1970, el escritor alcanzó un mayor reconocimiento con la publicación de sus novelas y colecciones de cuentos. Su primera novela, Post Office (1971), fue un éxito que consolidó su reputación. Publicaciones posteriores, como Factotum (1975) y Women (1978), aumentaron su fama tanto en los Estados Unidos como en Europa, especialmente en Francia y Alemania.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                También ganó notoriedad por sus lecturas de poesía, que atraían a grandes audiencias y a menudo se convertían en eventos caóticos y polémicos, lo que contribuyó a su imagen pública como un poeta rebelde.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Falleció el 9 de marzo de 1994 a los 73 años debido a leucemia, una enfermedad diagnosticada en la última etapa de su vida. Su salud se había deteriorado en los años previos, y la leucemia fue una de las complicaciones que finalmente condujo a su fallecimiento. Pasó sus últimos años en Los Ángeles, donde continuó escribiendo hasta el final de su vida.

                                                                                                                                En este Verso a verso, le presentamos algunos de los poemas más recordados del autor estadounidense:

                                                                                                                                3 Horas, 16 minutos y 30 segundos

                                                                                                                                Se supone que soy un gran poeta

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que la muerte

                                                                                                                                es un toro gigantesco

                                                                                                                                dispuesto a embestirme

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring

                                                                                                                                sé que hay buena comida, buenos vinos, buenas mujeres

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que hay una mujer que me ama

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                me inclino hacia el sol tras una cortina amarilla

                                                                                                                                y me pregunto:

                                                                                                                                ¿Adónde habrán ido las moscas del verano?

                                                                                                                                Recuerdo la muerte tan sangrienta de Hemingway

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde.

                                                                                                                                Algún día no tendré sueño por la tarde

                                                                                                                                algún día escribiré un poema

                                                                                                                                que encenderá volcanes

                                                                                                                                en las colinas que están ahí fuera

                                                                                                                                pero ahora mismo tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                y alguien me pregunta «Bukowski, ¿qué hora es?»

                                                                                                                                y yo contesto «3 horas, 16 minutos y 30 segundos».

                                                                                                                                Me siento muy culpable,

                                                                                                                                me siento asqueroso, inútil,

                                                                                                                                demente, tengo sueño

                                                                                                                                por las tardes,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                están bombardeando iglesias,

                                                                                                                                bien, eso está bien,

                                                                                                                                los niños montan en ponys en los parques,

                                                                                                                                eso está bien,

                                                                                                                                las bibliotecas están llenas de miles de libros sabios,

                                                                                                                                hay música grandiosa encerrada dentro de la radio

                                                                                                                                y yo tengo sueño por la tarde,

                                                                                                                                tengo una rumba dentro de mí diciendo,

                                                                                                                                bah, deja que lo hagan los demás,

                                                                                                                                déjales que ganen,

                                                                                                                                déjame dormir,

                                                                                                                                el ingenio está a oscuras

                                                                                                                                barriendo la oscuridad como una escoba,

                                                                                                                                me voy a donde han ido las moscas del verano,

                                                                                                                                intentad atraparme.

                                                                                                                                Cisne de Primavera

                                                                                                                                También en primavera mueren los cisnes,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                y allí flotaba muerto un domingo,

                                                                                                                                girando de lado en la corriente.

                                                                                                                                Fui hasta la rotonda

                                                                                                                                y distinguí dos coches, perros,

                                                                                                                                mujeres que gritaban,

                                                                                                                                y la muerte se precipitó

                                                                                                                                garganta abajo como un ratón.

                                                                                                                                Oí llegar a la gente

                                                                                                                                con sus cestas de merienda

                                                                                                                                y sus risas,

                                                                                                                                y me sentí culpable por el cisne,

                                                                                                                                como si la muerte fuese algo vergonzoso,

                                                                                                                                y me alejé como un idiota

                                                                                                                                y les dejé mi hermoso cisne.

                                                                                                                                Soy un fracaso

                                                                                                                                le puse el seguro a la puerta del auto

                                                                                                                                y al levantar la mirada vi a este tipo

                                                                                                                                caminando hacia mí

                                                                                                                                se parecía a Peter mi viejo amigo

                                                                                                                                pero no era Peter

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                era un hombre demacrado

                                                                                                                                en jeans y camisa azul de trabajo

                                                                                                                                y me dijo:

                                                                                                                                “oye, mi esposa y yo

                                                                                                                                necesitamos algo para comer,

                                                                                                                                morimos de hambre”

                                                                                                                                Miré detrás de él

                                                                                                                                y ahí estaba

                                                                                                                                su mujer

                                                                                                                                que me miró con ojos a punto

                                                                                                                                de lágrima.

                                                                                                                                Le di un billete de cinco.

                                                                                                                                “¡Te amo, hombre!”, gritó,

                                                                                                                                “No me lo gastaré en bebida”.

                                                                                                                                “¿Por qué no?”, le contesté,

                                                                                                                                “Es lo que yo haría…”

                                                                                                                                Me alejé para entrar a un edificio

                                                                                                                                arreglé unos cuantos asuntos

                                                                                                                                salí

                                                                                                                                regresé al auto

                                                                                                                                como siempre

                                                                                                                                pensando

                                                                                                                                si hice lo correcto

                                                                                                                                o si fui víctima de un engaño.

                                                                                                                                mientras conducía

                                                                                                                                recordé mis años

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                de miseria

                                                                                                                                hambriento más allá de cualquier arreglo

                                                                                                                                nunca pedí a nadie

                                                                                                                                un centavo.

                                                                                                                                esa noche, después de unos tragos,

                                                                                                                                le expliqué a la mujer con la que vivía

                                                                                                                                lo mucho que daba dinero a vagabundos

                                                                                                                                pero que yo

                                                                                                                                en los tiempos más obscuros

                                                                                                                                de hambre en mi vida

                                                                                                                                me negué a pedir nada a nadie.

                                                                                                                                “lo que pasa es que ni para eso

                                                                                                                                servías”, dijo ella.

                                                                                                                                Bukowski escribió y publicó más de 45 libros de poesía, novelas y cuentos. Entre ellos, su primera novela, “Post Office”, publicada en 1971.
                                                                                                                                Foto: AFP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Su padre, Henry Bukowski, era un soldado estadounidense de ascendencia alemana que conoció y se casó con la alemana Katharina (Käthe) Fuchs Bukowski. La familia emigró a los Estados Unidos en 1923, cuando Charles tenía tres años, y se estableció en Los Ángeles, California, donde Bukowski pasaría la mayor parte de su vida.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A medida que creció, Bukowski se sumergió en la vida de clase trabajadora en Los Ángeles, tomando empleos mal remunerados y precarios. Estas experiencias lo llevaron a observar de cerca las dificultades económicas y la desesperación de las personas que vivían al margen de la sociedad. Además, luchó con el alcoholismo, que se convirtió en un tema recurrente en su obra y un mecanismo de supervivencia frente a las adversidades.

                                                                                                                                Se distanció de las metáforas elaboradas y las estructuras literarias complejas, optando por un enfoque más accesible y crudo. Uno de sus mayores aportes fue la humanización de personajes marginales, aquellos que vivían al borde de la sociedad. A través de su alter ego literario, Henry Chinaski, retrató la vida de los perdedores, alcohólicos, desempleados y desadaptados, mostrando la realidad de la clase trabajadora urbana en Estados Unidos.

                                                                                                                                Obtuvo reconocimiento en círculos literarios alternativos y en la escena underground de Los Ángeles durante las décadas de 1950 y 1960. A partir de la década de 1970, el escritor alcanzó un mayor reconocimiento con la publicación de sus novelas y colecciones de cuentos. Su primera novela, Post Office (1971), fue un éxito que consolidó su reputación. Publicaciones posteriores, como Factotum (1975) y Women (1978), aumentaron su fama tanto en los Estados Unidos como en Europa, especialmente en Francia y Alemania.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Falleció el 9 de marzo de 1994 a los 73 años debido a leucemia, una enfermedad diagnosticada en la última etapa de su vida. Su salud se había deteriorado en los años previos, y la leucemia fue una de las complicaciones que finalmente condujo a su fallecimiento. Pasó sus últimos años en Los Ángeles, donde continuó escribiendo hasta el final de su vida.

                                                                                                                                En este Verso a verso, le presentamos algunos de los poemas más recordados del autor estadounidense:

                                                                                                                                3 Horas, 16 minutos y 30 segundos

                                                                                                                                Se supone que soy un gran poeta

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que la muerte

                                                                                                                                es un toro gigantesco

                                                                                                                                dispuesto a embestirme

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring

                                                                                                                                sé que hay buena comida, buenos vinos, buenas mujeres

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                sé que hay una mujer que me ama

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                me inclino hacia el sol tras una cortina amarilla

                                                                                                                                y me pregunto:

                                                                                                                                ¿Adónde habrán ido las moscas del verano?

                                                                                                                                Recuerdo la muerte tan sangrienta de Hemingway

                                                                                                                                y tengo sueño por la tarde.

                                                                                                                                Algún día no tendré sueño por la tarde

                                                                                                                                algún día escribiré un poema

                                                                                                                                que encenderá volcanes

                                                                                                                                en las colinas que están ahí fuera

                                                                                                                                pero ahora mismo tengo sueño por la tarde

                                                                                                                                y alguien me pregunta «Bukowski, ¿qué hora es?»

                                                                                                                                y yo contesto «3 horas, 16 minutos y 30 segundos».

                                                                                                                                Me siento muy culpable,

                                                                                                                                me siento asqueroso, inútil,

                                                                                                                                demente, tengo sueño

                                                                                                                                por las tardes,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                están bombardeando iglesias,

                                                                                                                                bien, eso está bien,

                                                                                                                                los niños montan en ponys en los parques,

                                                                                                                                eso está bien,

                                                                                                                                las bibliotecas están llenas de miles de libros sabios,

                                                                                                                                hay música grandiosa encerrada dentro de la radio

                                                                                                                                y yo tengo sueño por la tarde,

                                                                                                                                tengo una rumba dentro de mí diciendo,

                                                                                                                                bah, deja que lo hagan los demás,

                                                                                                                                déjales que ganen,

                                                                                                                                déjame dormir,

                                                                                                                                el ingenio está a oscuras

                                                                                                                                barriendo la oscuridad como una escoba,

                                                                                                                                me voy a donde han ido las moscas del verano,

                                                                                                                                intentad atraparme.

                                                                                                                                Cisne de Primavera

                                                                                                                                También en primavera mueren los cisnes,

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                y allí flotaba muerto un domingo,

                                                                                                                                girando de lado en la corriente.

                                                                                                                                Fui hasta la rotonda

                                                                                                                                y distinguí dos coches, perros,

                                                                                                                                mujeres que gritaban,

                                                                                                                                y la muerte se precipitó

                                                                                                                                garganta abajo como un ratón.

                                                                                                                                Oí llegar a la gente

                                                                                                                                con sus cestas de merienda

                                                                                                                                y sus risas,

                                                                                                                                y me sentí culpable por el cisne,

                                                                                                                                como si la muerte fuese algo vergonzoso,

                                                                                                                                y me alejé como un idiota

                                                                                                                                y les dejé mi hermoso cisne.

                                                                                                                                Soy un fracaso

                                                                                                                                le puse el seguro a la puerta del auto

                                                                                                                                y al levantar la mirada vi a este tipo

                                                                                                                                caminando hacia mí

                                                                                                                                se parecía a Peter mi viejo amigo

                                                                                                                                pero no era Peter

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                era un hombre demacrado

                                                                                                                                en jeans y camisa azul de trabajo

                                                                                                                                y me dijo:

                                                                                                                                “oye, mi esposa y yo

                                                                                                                                necesitamos algo para comer,

                                                                                                                                morimos de hambre”

                                                                                                                                Miré detrás de él

                                                                                                                                y ahí estaba

                                                                                                                                su mujer

                                                                                                                                que me miró con ojos a punto

                                                                                                                                de lágrima.

                                                                                                                                Le di un billete de cinco.

                                                                                                                                “¡Te amo, hombre!”, gritó,

                                                                                                                                “No me lo gastaré en bebida”.

                                                                                                                                “¿Por qué no?”, le contesté,

                                                                                                                                “Es lo que yo haría…”

                                                                                                                                Me alejé para entrar a un edificio

                                                                                                                                arreglé unos cuantos asuntos

                                                                                                                                salí

                                                                                                                                regresé al auto

                                                                                                                                como siempre

                                                                                                                                pensando

                                                                                                                                si hice lo correcto

                                                                                                                                o si fui víctima de un engaño.

                                                                                                                                mientras conducía

                                                                                                                                recordé mis años

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                de miseria

                                                                                                                                hambriento más allá de cualquier arreglo

                                                                                                                                nunca pedí a nadie

                                                                                                                                un centavo.

                                                                                                                                esa noche, después de unos tragos,

                                                                                                                                le expliqué a la mujer con la que vivía

                                                                                                                                lo mucho que daba dinero a vagabundos

                                                                                                                                pero que yo

                                                                                                                                en los tiempos más obscuros

                                                                                                                                de hambre en mi vida

                                                                                                                                me negué a pedir nada a nadie.

                                                                                                                                “lo que pasa es que ni para eso

                                                                                                                                servías”, dijo ella.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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