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Cuenta el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, que si se retiraran de las salas del museo todas las obras encargadas o adquiridas por mujeres, “la calidad de la pinacoteca decrecería de manera alarmante”. Así lo registró el periódico El País sobre la exposición lanzada recientemente “El Prado en femenino”, que busca resaltar el papel de mujeres que, a lo largo de la historia, encargaron o promovieron el arte para su deleite o posicionamiento político.
Según el diario español, sobresale información en la que se entienden los motivos por los que algunas mujeres como María de Hungría o Isabel Clara Eugenia, se relacionaron con la comisión o el encargo de algunas obras: buscaban definir sus funciones y posiciones en la corte, además de una proyección en la escena política internacional.
Hay una intención visible de la mayoría de museos en el mundo: visibilizar a sus pintoras, artistas, mecenas y gestoras. El Prado no es la excepción, pero esta vez lo quiso abordar de una forma diferente: esta muestra resalta el papel de mecenazgo. El rol de quienes estuvieron detrás de obras que, además, componen la lista más relevante de las muestras permanentes del museo: “cuadros tan admirados como El descendimiento, de Van der Weyden; Carlos V en la batalla de Mühlberg, de Tiziano; las esculturas en bronce fundido de Felipe II y María de Hungría confiadas a Pompeo y Leone Leoni, o La Sagrada Familia rodeada de santos de Rubens, entre otras muchas obras maestras indiscutibles”, contó Falomir al periódico español.
Después de un simposio que se realizó este año en el que se publicaron investigaciones realizadas por Noelia García Pérez, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, el Prado decidió diseñar esta exposición, que cuenta con un itinerario que se creó de la mano del Instituto de las Mujeres del Ministerio de la Igualdad. Los hallazgos que se mostraron se enfocaron en un periodo que va de 1451 hasta 1633: Isabel la Católica hasta Isabel Clara Eugenia.
Eligiendo las obras para la muestra, también se decidieron hacer algunos ajustes: los títulos y explicaciones tenían descripciones que disminuían la importancia de las figuras ilustradas mencionando que eran las esposas de algún hombre, y entonces así las presentaban, o tenían comentarios despectivos sobre sus rasgos físicos. Algunas fueron, otra vez, tenidas en cuenta: los retratos de Isabel Clara Eugenia y Alberto de Austria, por mencionar solo dos ejemplos, estuvieron guardados durante años en los almacenes del museo. También fueron reubicadas algunas piezas y esculturas.
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