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El hecho de haber narrado para televisión cuatro mil historias sorprendentes, contar con cuarenta sellos de pasaporte de viajes por diversos continentes y tener una trayectoria de más de siete lustros en el ejercicio periodístico son suficientes méritos para hacer una pausa profesional y dedicar varios meses durante la pandemia al ejercicio que lo apasiona: volver a contar historias. Esta vez con una particularidad: el ejercicio de la economía narrativa, pues para Álvaro Vélez Isaza los 24 relatos que conforman su ópera prima, Un mundo raro, bien podrían constituir libros independientes en sí mismos.
Llegó al periodismo fascinado con tertulias que tuvieron lugar durante la década de los 80 en la casa de Pilar Alonso, de Editorial Era, en México, recordada como una de las editoras que rechazó el manuscrito de Cien años de soledad antes de que llegara a Suramericana en Buenos Aires. Su hogar solía acoger a corresponsales de guerra de medios internacionales que por aquel entonces cubrían las batallas libradas en diversos territorios centroamericanos. Aquellos chalecos con los que se identificaban y el haber escuchado sus estremecedoras historias despertaron en él una curiosidad insaciable de buscar y encontrar personajes y situaciones que merecen ser destacados por su carácter inaudito, paradójico, fantástico e incluso inverosímil.
En ese momento Álvaro Vélez supo que lo suyo era el periodismo. Colgó su bata de médico en ciernes, que le permitió, acompañado de una estudiante de Enfermería, recorrer zonas rurales de México realizando jornadas de salud con apenas cuatro semestres cursados. Regresó a Colombia convencido de que el periodismo era el oficio que lo convertiría en escritor, sueño cristalizado hoy en Un mundo raro, publicado por Panamericana Editorial, una de las novedades de la FILBO.
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Como es intrínseco a la pasión por escribir de los buenos autores, la lectura ha sido otra de sus motivaciones, al igual que la música, pues en últimas un narrador es un creador de melodías cuyos ritmos pretenden seducir la atención de un público cada vez más disperso por el bombardeo de información que recibe de manera cotidiana, comenta Vélez Isaza, nacido en Medellín en 1962. Entre sus autores de cabecera, en sentido literal, pues justo sus libros se ubican en la parte superior de su escritorio, están Ernest Hemingway, Paul Auster, Gabriel García Márquez, Gay Talese, Orhan Pamuk y Alfredo Iriarte.
Periodismo y literatura enriquecidos en este nuevo libro por la experiencia audiovisual de los últimos quince años de la carrera profesional de Álvaro Vélez Isaza son evidentes en cada una de las historias que conforman Un mundo raro, título de un hermoso bolero popularizado en la voz de José Alfredo Jiménez que también conmueve a su autor. Las letras en esta novedad literaria tienen olor, sabor y color, así como destellos, luces y sombras que él, a través de la palabra escrita y reescrita durante cerca de 180 días, se dedicó a corregir para simplemente abandonar, como diría García Márquez, y dar así por terminada esta primera edición de su obra, que constituye una de las novedades de la Feria del Libro de Bogotá en 2021.
Un mundo raro incluye crónicas de vida del hombre “sin cabeza”, la influencer atormentada por la fama, la mujer desplazada y resiliente, el cantante vallenato que asistió a su propio funeral y el sacerdote conocido como el despachador de Dios, solo por mencionar algunas de las meticulosas narraciones que aparecen a lo largo de un poco más de 200 páginas.
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Entre los temas del libro, no sabría yo si por azar o porque corresponden a los tiempos modernos, hay temas de preocupación contemporánea como la posibilidad de no volver a consumir café a causa de las catástrofes ecológicas, la inclusión de los afrodescendientes en el poder para no seguir blanqueándolos, como ocurrió con el presidente colombiano Juan José Nieto Gil, y asuntos relacionados con los estragos mortales del amor, la epidemia de infieles, los delitos no tipificados que dejan estupefactos a los policías o la frágil salud mental que hoy atormenta a muchos seres en este, que es Un mundo raro, singular, diferente y extraordinario, como lo reseña el libro.
Acerca de la elección de los textos de Un mundo raro, Álvaro Vélez Isaza declara la dificultad para escoger las 24 que conforman esta primera obra. En su recorrido por el mundo en busca de relatos asombrosos, confirma que en cada lugar hay una oportunidad de descubrir hechos y personajes que merecen ser destacados. A lo largo de su fecunda vida periodística ha encontrado que “las historias están ahí, a veces las buscamos, a veces nos encuentran; la ficción y la realidad son parte de la vida cotidiana. Es cuestión de aprender a escuchar, observar y detenerse para encontrar la entraña de esa historia que merece ser contada”, comenta.
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El diario El Espacio, célebre por su estilo picante, fue una escala en su largo viaje periodístico, así como lo fueron La Prensa y las revistas Cromos y Semana. Los últimos años estuvo vinculado a RCN y NTN24, el canal donde creó y escribió por espacio de una década el programa Contador de historias. El autor de Un mundo raro sonríe y disfruta de esta nueva etapa de su vida en la que las letras y su quimera de publicar un libro se han convertido en realidad. La realidad de un libro que tiene pendientes aún la escritura de muchos capítulos.