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                                                                                                                                Un oprobio inmarcesible

                                                                                                                                Una mirada crítica a la publicación del libro del último de los nadaístas, recién fallecido.

                                                                                                                                El Espectador

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Imagínense una nota previa del editor hablando de legibilidad o de uso de mayúsculas, signos de interrogación o de exclamación, o peor aún de paréntesis no cerrados en una novela de William Faulkner, Malcolm Lowry, James Joyce, Samuel Beckett diciendo que había inconsistencias literarias y formales de la construcción lingüística en tales maestros, porque utilizaban sus propias herramientas para escribir.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Fernando González se lo puntualizó a su hermano cuando quiso suprimirle frases a la edición de su libro acerca de los pantaloncitos de Tony en El remordimiento: "El libro tiene que quedar tal como me nació, sin cambios, sin supresiones, porque si no, tendríamos sermonario para señoritas histéricas... Todo es esencial en mi libro. Si suprimiste, renuncio a la publicación". (Marzo 19 de 1935)

                                                                                                                                Un libro es un todo. No meramente el proceso de elaboración digital, de corrección de su ortografía y de recomendaciones gramaticales, sino que supera la mera reproducción técnica. Hay que ser un editor que cavile con la propia expresión del autor y sepa dónde dirigir sus pasos ante las inquietudes que le sugiera el texto. Que haya leído al autor, que lo conozca, en una palabra. Con Barquillo, -así conocido popularmente-, no se consideró algo al respecto. El academicismo hirsuto (cercado de púas y rejas) de los editores de una universidad tan prestante como la Eafit no hizo posible desentrañar el estilo de Espinel y se le descartó la posibilidad de entender que esa es la escritura de quizás el mejor de los cuentistas que escribió sobre Medellín y el país en los años finales del siglo 20. Jaime fue el creador literario que mejor desenvolvió la jerga de los pandilleros y bandidos que tanto despertaban su interés literario y vital.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                "En Agua de luto nos encontramos con un escritor cuya raigambre parte directamente de su entorno, de la exaltación de la cultura popular, pero que sabe cuidarse de dosificar su argot, pues la temporalidad de la jerga marginal, a cada momento renovándose, también acecha volviendo transitorios lenguajes que se consideraban vigentes".

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Pero los correctores del libro recién editado no tenían elementos para descubrir y describir lo anterior sino que se ciñeron a los tradicionalismos de la facilidad en aras a entregar otro nuevo producto comercial que entregar al catálogo de publicaciones del prestigioso fondo editorial.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Hoy nuestro Barco debe revolcarse en sus cenizas porque, como marginal que fue, toda su intensa vida cayó en manos de personas que ni siquiera lo habían leído antes para saber de quién se trataba y así darle expresión debida a su actuar creativo en la producción de sus elaboraciones y decires.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Dicen los editores que "no se unificó el uso de los signos de exclamación e interrogación, que en muchas ocasiones no son utilizados con el rigor que exige el idioma español. Tampoco el uso de los guiones cortos y medianos dentro del texto, que no obedece a una lógica que se pueda establecer a posteriori... lo leemos, dentro de su intención de unir las frases, como una corta huida hacia lo inconcluso. Se conservó la ausencia de comas en lo que puede considerarse enumeraciones simples y entre oraciones yuxtapuestas, y también el trocamiento de palabras que posee un efecto de interacción y complementación del sentido, que permite apreciar que se trata de una intención y no de un descuido".

                                                                                                                                ¿Qué dirían sobre esa nota autores como nuestro premio Nobel de literatura al escribir El otoño del patriarca, porque podrían darle igual tratamiento, o Julio Cortázar, o el Jorge Luis Borges de Hombre de la esquina rosada?.
                                                                                                                                Bendita seas academia aunque así nos mates...

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Editar es conocer todos los dispositivos disponibles para elaborar un libro, en este caso. No es saber corregir ortografía, algo de gramática y vulnerar el estilo del escritor que es en última instancia el que define su particularidad y su modo de ser y de narrar en la escritura.

                                                                                                                                Y es impensable que un editor desconozca la obra de quien es el objeto de su pesquisa necesaria en el adecuado proceder para su cabal y digna publicación.

                                                                                                                                Y para agravar la cuestión tampoco la portada se compadece con el contenido del libro. ¡Pero si apenas lo leyeron en pruebas para aceptar su impresión, qué iban a encontrar tema de los ámbitos trabajados por este auténtico narrador antioqueño¡

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El academicismo quita vida a la realidad. Y si es ejercido con ortodoxia se convierte en ramplonería de la peor especie. Lástima tanta gente aprendida que no aplica a la existencia el sentido común que parece ser el menos común de los sentidos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Imagínense una nota previa del editor hablando de legibilidad o de uso de mayúsculas, signos de interrogación o de exclamación, o peor aún de paréntesis no cerrados en una novela de William Faulkner, Malcolm Lowry, James Joyce, Samuel Beckett diciendo que había inconsistencias literarias y formales de la construcción lingüística en tales maestros, porque utilizaban sus propias herramientas para escribir.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Un libro es un todo. No meramente el proceso de elaboración digital, de corrección de su ortografía y de recomendaciones gramaticales, sino que supera la mera reproducción técnica. Hay que ser un editor que cavile con la propia expresión del autor y sepa dónde dirigir sus pasos ante las inquietudes que le sugiera el texto. Que haya leído al autor, que lo conozca, en una palabra. Con Barquillo, -así conocido popularmente-, no se consideró algo al respecto. El academicismo hirsuto (cercado de púas y rejas) de los editores de una universidad tan prestante como la Eafit no hizo posible desentrañar el estilo de Espinel y se le descartó la posibilidad de entender que esa es la escritura de quizás el mejor de los cuentistas que escribió sobre Medellín y el país en los años finales del siglo 20. Jaime fue el creador literario que mejor desenvolvió la jerga de los pandilleros y bandidos que tanto despertaban su interés literario y vital.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                "En Agua de luto nos encontramos con un escritor cuya raigambre parte directamente de su entorno, de la exaltación de la cultura popular, pero que sabe cuidarse de dosificar su argot, pues la temporalidad de la jerga marginal, a cada momento renovándose, también acecha volviendo transitorios lenguajes que se consideraban vigentes".

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Pero los correctores del libro recién editado no tenían elementos para descubrir y describir lo anterior sino que se ciñeron a los tradicionalismos de la facilidad en aras a entregar otro nuevo producto comercial que entregar al catálogo de publicaciones del prestigioso fondo editorial.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Hoy nuestro Barco debe revolcarse en sus cenizas porque, como marginal que fue, toda su intensa vida cayó en manos de personas que ni siquiera lo habían leído antes para saber de quién se trataba y así darle expresión debida a su actuar creativo en la producción de sus elaboraciones y decires.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Dicen los editores que "no se unificó el uso de los signos de exclamación e interrogación, que en muchas ocasiones no son utilizados con el rigor que exige el idioma español. Tampoco el uso de los guiones cortos y medianos dentro del texto, que no obedece a una lógica que se pueda establecer a posteriori... lo leemos, dentro de su intención de unir las frases, como una corta huida hacia lo inconcluso. Se conservó la ausencia de comas en lo que puede considerarse enumeraciones simples y entre oraciones yuxtapuestas, y también el trocamiento de palabras que posee un efecto de interacción y complementación del sentido, que permite apreciar que se trata de una intención y no de un descuido".

                                                                                                                                ¿Qué dirían sobre esa nota autores como nuestro premio Nobel de literatura al escribir El otoño del patriarca, porque podrían darle igual tratamiento, o Julio Cortázar, o el Jorge Luis Borges de Hombre de la esquina rosada?.
                                                                                                                                Bendita seas academia aunque así nos mates...

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Editar es conocer todos los dispositivos disponibles para elaborar un libro, en este caso. No es saber corregir ortografía, algo de gramática y vulnerar el estilo del escritor que es en última instancia el que define su particularidad y su modo de ser y de narrar en la escritura.

                                                                                                                                Y es impensable que un editor desconozca la obra de quien es el objeto de su pesquisa necesaria en el adecuado proceder para su cabal y digna publicación.

                                                                                                                                Y para agravar la cuestión tampoco la portada se compadece con el contenido del libro. ¡Pero si apenas lo leyeron en pruebas para aceptar su impresión, qué iban a encontrar tema de los ámbitos trabajados por este auténtico narrador antioqueño¡

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El academicismo quita vida a la realidad. Y si es ejercido con ortodoxia se convierte en ramplonería de la peor especie. Lástima tanta gente aprendida que no aplica a la existencia el sentido común que parece ser el menos común de los sentidos.

                                                                                                                                Por El Espectador

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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