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Este evento se llevó a cabo para celebrar el 25º aniversario de la orquesta y ha generado interés sobre el papel de la tecnología en la dirección orquestal.
MAiRA Pro S, desarrollado por la empresa alemana Franka Emika, está diseñado para realizar movimientos precisos y adaptarse a las dinámicas en tiempo real. Su programación le permite interpretar los sonidos de los músicos y ajustar su dirección para coordinar cada sección de la orquesta. Durante el concierto, el robot utilizó un sistema de barras lumínicas de diferentes colores para señalar el ritmo, permitiendo que cada sección respondiera de manera sincronizada a su señal correspondiente.
El programa del concierto incluyó tres partes, de las cuales dos fueron dirigidas por humanos y una por el robot. El compositor y pianista alemán Andreas Gundlach presentó una pieza específica para el robot, denominada “Semiconductor’s Masterpiece”, que explora la interacción rítmica a través de los movimientos del MAiRA.
Markus Rindt, director artístico de la Dresdner Sinfoniker, explicó que el propósito de integrar al robot no es reemplazar a los directores humanos, sino explorar nuevas posibilidades en la interpretación de obras complejas. La actuación del robot fue supervisada por expertos en música clásica que calibraron sus movimientos para que reflejaran la tradición de la dirección sinfónica.
Este evento también planteó un debate sobre el uso de la inteligencia artificial en el arte, en especial en contextos donde la sensibilidad emocional y la interpretación son fundamentales.
El debut de MAiRA no es un caso aislado; otros robots han dirigido orquestas en el pasado, pero su desarrollo y capacidad de adaptación en tiempo real representan un avance en la intersección entre música y robótica, y un paso hacía la investigación de cómo la tecnología puede complementar la interpretación musical humana.