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Mientras un artista puede optar por cirugías o inyecciones para mantener una apariencia juvenil, para las cintas es más difícil, pues en algún punto comienzan a desintegrarse sus componentes originales, realmente prosaicos.
“La base para películas es, en realidad, pulpa de madera y ácido acético en su forma más simple”, explica Tim Knapp, de Pro-Tek Vaults, empresa californiana especializada en la conservación de películas.
“Tras cierto tiempo, el ácido acético produce lo que se conoce como ‘síndrome del vinagre’ que degrada la base de la cinta (...) e impide que sea utilizada”, detalla.
Y ninguna estrella del cine quiere un final así.
El cine ha evolucionado a medida que los directores buscaban la manera de inmortalizar a sus protagonistas.
Cuando la industria cinematográfica nació al comienzo del siglo XX, pioneros como los comediantes Buster Keaton y Charlie Chaplin fueron inmortalizados en película de nitrato, un formato capaz de captar negros profundos, sombras infinitas y líneas nítidas.
Pero los estudios no demoraron en notar un importante inconveniente: la película de nitrato es altamente inflamable.
Las salas de proyección tenían que ser a prueba de fuego, una medida para evitar los incendios que en los años 1920 mataron a decenas de espectadores.
Incluso cuando no está en uso, la película de nitrato es peligrosa: enormes incendios en archivos de cintas en 1914 achicharraron buena parte de los primeros años de la historia del cine estadounidense.
Acetato
La introducción de la película de acetato en los años 1950 fue celebrada entre los ejecutivos del sector y las salas de cine. El material permitía a los directores capturar imágenes en resolución real sin el peligro de incinerarse fácilmente.
El problema principal es que no envejecía de una forma aceptable, y sin los cuidados apropiados, en apenas 15 años se podía convertir en un cartucho de plástico inservible con olor a vinagre.
No es un final feliz para una compañía cinematográfica que gasta decenas o cientos de millones de dólares en realizar en una película.
“Mantener las películas en un ambiente adecuado garantiza su longevidad”, dijo el director ejecutivo de Pro-Tek Vaults, Doug Sylvester.
“Eso te permite tener una copia prístina, a veces original, que puede ser utilizada para imprimir copias adicionales y digitales durante más tiempo”.
Las compañías de televisión y cine están recurriendo a sus catálogos como fuentes de ingreso, sea para aprobar el uso de clips en comerciales, para relanzar piezas en nuevos formatos - basta solo mirar la cantidad de veces que “La guerra de las galaxias” ha sido lanzada - o vender un título a una plataforma de streaming.
Mientras muchas películas y programas de televisión ahora son grabados en formato digital, directores renombrados como Christopher Nolan y Quentin Tarantino aún insisten en el uso de película, cuya resolución 12K continúa superando a la mejor reproducción digital.
Las cintas viejas y nuevas tienen que ser almacenadas con el máximo cuidado y bajo medidas rigurosas de seguridad.
Preservación
Alrededor de un millón de cintas con la historia de Hollywood están guardadas en latas de metal bajo secretas configuraciones de control de temperatura y humedad en galpones de Burbank y Thousand Oaks, en las afueras de Los Ángeles.
Enormes estanterías móviles están repletas hasta el techo con decenas de miles de horas de la magia cinematográfica, junto con legendarios programas de televisión, imágenes provenientes de las bibliotecas presidenciales, así como de videos musicales.
Cámaras de circuito cerrado vigilan un espacio de casi medio millón de kilómetros de películas para evitar sorpresas en su proyección y evitar la desaparición del negativo original de un título, por ejemplo.
La compañía de Sylvester es cautelosa y no brinda detalles de los títulos que están bajo su cuidado, pero una parte puede apreciarse en afiches de películas como “Amor sin barreras”, “Volver al futuro Parte II” o “El extraño mundo de Jack”, de Tim Burton, que cubren las paredes del local.
“Nuestros clientes son bien específicos acerca de comentar sobre los títulos que guardamos. Por razones de seguridad, prefieren que no demos detalles”, dijo Sylvester.
El empresario subrayó: “Puedo decir que hay algunos clásicos. Si miras (...) las 100 mejores películas de todos los tiempos del Instituto Americano de Cine, verás muchas de ellas aquí, en nuestro inventario”.
La compañía también trabaja en la elaboración de catálogos y la digitalización de material que las productoras a veces ni siquiera saben que tienen en sus inventarios.
Esto incluye trabajos como un proyecto con la discográfica Universal Music Group, de cuya propiedad se rescataron por ejemplo, imágenes inéditas de un raro concierto de la banda rockera Guns N’Roses y se restauraron videos clásicos del ícono del country Johnny Cash, o de los grupos Bon Jovi y The Cranberries.
Sylvester afirma que descubrir joyas ocultas como estas y trabajar para mantenerlas a salvo es una tarea gratificante.
“Es parte de nuestra historia cultural y nos encanta contribuir a preservarla para el futuro”, remarcó.