Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Cromos

                          Vea

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Suscriptores

                                      Beneficios

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Descuentos

                                                                                                    Idiomas

                                                                                                    EE ADS

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Blogs

                                                                                                          Especiales

                                                                                                            Descarga la App

                                                                                                              Edición Impresa

                                                                                                                Suscripción

                                                                                                                  Eventos

                                                                                                                    Foros El Espectador

                                                                                                                      Pauta con nosotros en EE

                                                                                                                        Pauta con nosotros en Cromos

                                                                                                                          Pauta con nosotros en Vea

                                                                                                                            Avisos judiciales

                                                                                                                              Preguntas Frecuentes

                                                                                                                                Contenido Patrocinado
                                                                                                                                15 de junio de 2021 - 10:39 a. m.

                                                                                                                                “Un velorio en La Sierpe”: del archivo de El Magazín Cultural de El Espectador

                                                                                                                                El Espectador relanza hoy El Magazín Cultural, fortalecido como plataforma digital y con un archivo único. Aquí uno de los textos en los que Gabriel García Márquez exploraba el universo fantasmagórico del caribe colombiano y maduraba la novela “Cien años de soledad”.

                                                                                                                                Gabriel García Márquez * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Gabriel García Márquez en los años 40 del siglo XX, tiempos en los que empezó a trabajar en El Espectador y descubrió que el Magazín era un espacio ideal para escribir y publicar sus textos literarios. / Archivo de El Espectador
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Un velorio en La Sierpe

                                                                                                                                Las amas de casa, en La Sierpe, salen de compras cada vez que muere una persona. El velorio es el centro de una actividad comercial y social de una región cuyos habitantes no tienen otra oportunidad de encontrarse, reunirse y divertirse que la que eventualmente les proporciona la muerte de una persona conocida. Por eso el velorio es un pintoresco y bullicioso espectáculo de feria, donde lo menos importante, lo circunstancial y anecdótico es el cadáver.

                                                                                                                                Cuando una persona muere en La Sierpe, otras dos salen de viaje en sentidos contrarios: una hacia La Guaripa, a comprar el ataúd, y otra hacia el interior del pantano, a divulgar la noticia. Los preparativos comienzan en la casa con la limpieza del patio y la recolección de cuanto objeto pueda obstaculizar esa noche y en las ocho siguientes el libre movimiento de los visitantes. En el rincón más apartado, donde no constituya obstáculo, donde estorbe menos, es acostado el muerto a ras de tierra, puesto de largo sobre dos tablas. La gente comienza a llegar al atardecer. Van directamente al patio de la casa e instalan contra la cerca ventorrillos de cachivaches, de frituras, de lociones baratas, de petróleo, de fósforos.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                El patio anochece transformado en un mercado público, en cuyo centro hay una gigantesca artesa rebosante de aguardiente destilado en la región, en la que flotan numerosas totumas pequeñas, fabricadas con calabazas verdes. Esta última, y el pretexto del muerto, son las únicas contribuciones de la familia. (Recomendamos: “Así salvaron los originales de García Márquez en la Biblioteca Luis Ángel Arango”, crónica de Nelson Fredy Padilla).

                                                                                                                                El colegio del amor

                                                                                                                                A un lado del patio, junto a la mesa más amplia, se congregan las doncellas a envolver hojas de tabaco. No todas: sólo las que aspiran a conseguir marido. Las que prefieren por lo pronto continuar en actividades menos arriesgadas, pueden hacer lo que deseen en el velorio, menos doblar tabaco. Aunque, por lo general, las doncellas que no aspiren a conseguir marido no asisten a la feria.

                                                                                                                                Para los hombres que aspiran a conseguir mujer hay también un sitio reservado, junto al molino de café. Las mujeres de La Sierpe sienten una irresistible atracción, muy convencional, pero también muy simbólica, por los hombres que son capaces de moler a velocidades excepcionales grandes cantidades de café. Los participantes en aquel concurso agotador van accediendo en turnos a la mesa del molino, donde procuran convertir en polvo, por partida doble, el corazón de las doncellas que envuelven tabaco y las desmedidas cantidades de café tostado con que un juez imparcial y oportunista mantiene repleto el recipiente del molino. Más que los diligentes galanes, los aprovechados son casi siempre los propietarios del café, que han aguardado durante muchos días una oportunidad de que un muerto y un optimista les resuelvan el nudo más apretado y difícil de su industria.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Distribuidos en grupos, los otros hombres hablan de negocios, discuten, perfeccionan y cierran transacciones, y celebran los acuerdos o hacen menos ásperas las controversias con periódicos viajes a la gigantesca artesa de aguardiente. Hay asimismo un sitio para los ociosos, para quienes no tienen nada que comprar ni nada que vender; se sientan en grupos, en torno a un mechero, a jugar dominó o al «9» con baraja española.

                                                                                                                                La Pacha Pérez

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Llorar al muerto –una de las actividades que en el litoral atlántico ofrece más curiosos y extravagantes matices– es para los nativos de La Sierpe una ocupación que no corresponde a la familia del muerto, sino a una mujer que a costa de vocación y experiencia se convierte en una plañidera profesional. La rivalidad entre las de este oficio reviste caracteres más alarmantes y tiene consecuencias más sombrías que la alegre competencia de los molineros de café.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Genio de plañideras entre las plañideras de La Sierpe fue la Pacha Pérez, una mujer autoritaria y escuálida, de quien se dice que fue convertida en serpiente por el diablo a la edad de 185 años. Como a La Marquesita, a la Pacha Pérez se la tragó la leyenda. Nadie ha vuelto a tener una voz como la suya, ni ha vuelto a nacer en los enmarañados pantanos de La Sierpe una mujer que tenga como ella la facultad alucinante y satánica de condensar toda la historia de un hombre muerto en un alarido. La Pacha Pérez estuvo siempre al margen de la competencia. Cuando de ella se habla, las plañideras de ahora tienen una manera de justificarla, que es a la vez una manera de justificarse a sí mismas: «Es que la Pacha Pérez tenía pacto con el diablo».

                                                                                                                                El Magazín publicó el primer capítulo de "Cien años de soledad" un año antes de que saliera al mercado y publicó ediciones especiales de cada una de las novelas de García Márquez, como esta dedicada a "Crónica de una muerte anunciada".

                                                                                                                                El teatro de las plañideras

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las plañideras no intervienen para dolerse del muerto, sino en homenaje a los visitantes notables. Cuando la concurrencia advierte la presencia de alguien que por su posición económica es considerado en la región como un ciudadano de méritos excepcionales, se notifica a la plañidera de turno. Lo que viene después es un episodio enteramente teatral: las propuestas comerciales se interrumpen, las doncellas suspenden el doblaje del tabaco y sus aspirantes la molienda de café; los hombres que juegan al «9» y las mujeres que atienden los fogones y los ventorrillos se vuelven en silencio, expectantes, hacia el centro del patio, donde la plañidera, con los brazos en alto y el rostro dramáticamente contraído se dispone a llorar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En un largo y asaetado alarido, el recién llegado oye entonces la historia; con sus instantes buenos y sus instantes malos, con sus virtudes y sus defectos, con sus alegrías y sus amarguras; la historia del muerto que se está pudriendo en el rincón, rodeado de cerdos y gallinas, boca arriba sobre dos tablas. Lo que al atardecer era un alegre y pintoresco mercado, en la madrugada empieza a voltear hacia la tragedia. La artesa ha sido llenada varias veces y varias veces consumido su torcido aguardiente. Entonces se les forman nudos a las conversaciones, al juego y al amor. Nudos apretados, indesatables que romperían para siempre las relaciones de aquella humanidad intoxicada, si en este instante no saliera a flote, con su tremendo poderío la contrariada importancia del muerto.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Antes del amanecer alguien recuerda que hay un cadáver dentro de la casa. Y es como si la noticia se divulgara por primera vez, porque entonces se suspenden todas las actividades y un grupo de hombres borrachos y de mujeres fatigadas, espantan los cerdos, las gallinas, ruedan las tablas con el muerto hacia el centro de la habitación, para que rece Pánfilo. Pánfilo es un hombre gigantesco, arbóreo y un tanto afeminado, que ahora tiene alrededor de cincuenta años y durante treinta ha asistido a todos los velorios de La Sierpe y ha rezado el rosario a todos sus muertos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La virtud de Pánfilo, lo que lo ha hecho preferible a todos los rezadores de la región, es que el rosario que él dice, sus misterios y sus oraciones, son inventados por él mismo en un original y enrevesado aprovechamiento de la literatura católica y las supersticiones de La Sierpe. Su rosario total, bautizado por Pánfilo, se llama «Oración a nuestro Señor de todos los poderíos». Pánfilo, que no tiene residencia conocida, sino que vive en la casa del último muerto hasta cuando tiene noticia de uno nuevo, se planta frente al cadáver llevando con la mano derecha levantada la contabilidad de los misterios. Hay un instante de grandes diálogos entre el rezador y la concurrencia, que responde en coro: «Llévatelo por aquí», cada vez que Pánfilo pronuncia el nombre de un santo, casi siempre de su invención. Como remate de la «Oración a nuestro Señor de todos los poderíos», el rezador mira hacia arriba, diciendo: «Ángel de la guarda, llévatelo por aquí». Y señala con el índice hacia el techo. Pánfilo tiene apenas cincuenta años y es corpulento y saludable como una ceiba, pero –como aconteció en sus tiempos con La Marquesita y la Pacha Pérez– ya está con la leyenda al cuello.

                                                                                                                                * Texto publicado originalmente el 28 de marzo de 1954 en el Magazín Dominical, El Espectador.

                                                                                                                                Gabriel García Márquez en los años 40 del siglo XX, tiempos en los que empezó a trabajar en El Espectador y descubrió que el Magazín era un espacio ideal para escribir y publicar sus textos literarios. / Archivo de El Espectador
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Un velorio en La Sierpe

                                                                                                                                Las amas de casa, en La Sierpe, salen de compras cada vez que muere una persona. El velorio es el centro de una actividad comercial y social de una región cuyos habitantes no tienen otra oportunidad de encontrarse, reunirse y divertirse que la que eventualmente les proporciona la muerte de una persona conocida. Por eso el velorio es un pintoresco y bullicioso espectáculo de feria, donde lo menos importante, lo circunstancial y anecdótico es el cadáver.

                                                                                                                                Cuando una persona muere en La Sierpe, otras dos salen de viaje en sentidos contrarios: una hacia La Guaripa, a comprar el ataúd, y otra hacia el interior del pantano, a divulgar la noticia. Los preparativos comienzan en la casa con la limpieza del patio y la recolección de cuanto objeto pueda obstaculizar esa noche y en las ocho siguientes el libre movimiento de los visitantes. En el rincón más apartado, donde no constituya obstáculo, donde estorbe menos, es acostado el muerto a ras de tierra, puesto de largo sobre dos tablas. La gente comienza a llegar al atardecer. Van directamente al patio de la casa e instalan contra la cerca ventorrillos de cachivaches, de frituras, de lociones baratas, de petróleo, de fósforos.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                El patio anochece transformado en un mercado público, en cuyo centro hay una gigantesca artesa rebosante de aguardiente destilado en la región, en la que flotan numerosas totumas pequeñas, fabricadas con calabazas verdes. Esta última, y el pretexto del muerto, son las únicas contribuciones de la familia. (Recomendamos: “Así salvaron los originales de García Márquez en la Biblioteca Luis Ángel Arango”, crónica de Nelson Fredy Padilla).

                                                                                                                                El colegio del amor

                                                                                                                                A un lado del patio, junto a la mesa más amplia, se congregan las doncellas a envolver hojas de tabaco. No todas: sólo las que aspiran a conseguir marido. Las que prefieren por lo pronto continuar en actividades menos arriesgadas, pueden hacer lo que deseen en el velorio, menos doblar tabaco. Aunque, por lo general, las doncellas que no aspiren a conseguir marido no asisten a la feria.

                                                                                                                                Para los hombres que aspiran a conseguir mujer hay también un sitio reservado, junto al molino de café. Las mujeres de La Sierpe sienten una irresistible atracción, muy convencional, pero también muy simbólica, por los hombres que son capaces de moler a velocidades excepcionales grandes cantidades de café. Los participantes en aquel concurso agotador van accediendo en turnos a la mesa del molino, donde procuran convertir en polvo, por partida doble, el corazón de las doncellas que envuelven tabaco y las desmedidas cantidades de café tostado con que un juez imparcial y oportunista mantiene repleto el recipiente del molino. Más que los diligentes galanes, los aprovechados son casi siempre los propietarios del café, que han aguardado durante muchos días una oportunidad de que un muerto y un optimista les resuelvan el nudo más apretado y difícil de su industria.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Distribuidos en grupos, los otros hombres hablan de negocios, discuten, perfeccionan y cierran transacciones, y celebran los acuerdos o hacen menos ásperas las controversias con periódicos viajes a la gigantesca artesa de aguardiente. Hay asimismo un sitio para los ociosos, para quienes no tienen nada que comprar ni nada que vender; se sientan en grupos, en torno a un mechero, a jugar dominó o al «9» con baraja española.

                                                                                                                                La Pacha Pérez

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Llorar al muerto –una de las actividades que en el litoral atlántico ofrece más curiosos y extravagantes matices– es para los nativos de La Sierpe una ocupación que no corresponde a la familia del muerto, sino a una mujer que a costa de vocación y experiencia se convierte en una plañidera profesional. La rivalidad entre las de este oficio reviste caracteres más alarmantes y tiene consecuencias más sombrías que la alegre competencia de los molineros de café.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Genio de plañideras entre las plañideras de La Sierpe fue la Pacha Pérez, una mujer autoritaria y escuálida, de quien se dice que fue convertida en serpiente por el diablo a la edad de 185 años. Como a La Marquesita, a la Pacha Pérez se la tragó la leyenda. Nadie ha vuelto a tener una voz como la suya, ni ha vuelto a nacer en los enmarañados pantanos de La Sierpe una mujer que tenga como ella la facultad alucinante y satánica de condensar toda la historia de un hombre muerto en un alarido. La Pacha Pérez estuvo siempre al margen de la competencia. Cuando de ella se habla, las plañideras de ahora tienen una manera de justificarla, que es a la vez una manera de justificarse a sí mismas: «Es que la Pacha Pérez tenía pacto con el diablo».

                                                                                                                                El Magazín publicó el primer capítulo de "Cien años de soledad" un año antes de que saliera al mercado y publicó ediciones especiales de cada una de las novelas de García Márquez, como esta dedicada a "Crónica de una muerte anunciada".

                                                                                                                                El teatro de las plañideras

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las plañideras no intervienen para dolerse del muerto, sino en homenaje a los visitantes notables. Cuando la concurrencia advierte la presencia de alguien que por su posición económica es considerado en la región como un ciudadano de méritos excepcionales, se notifica a la plañidera de turno. Lo que viene después es un episodio enteramente teatral: las propuestas comerciales se interrumpen, las doncellas suspenden el doblaje del tabaco y sus aspirantes la molienda de café; los hombres que juegan al «9» y las mujeres que atienden los fogones y los ventorrillos se vuelven en silencio, expectantes, hacia el centro del patio, donde la plañidera, con los brazos en alto y el rostro dramáticamente contraído se dispone a llorar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En un largo y asaetado alarido, el recién llegado oye entonces la historia; con sus instantes buenos y sus instantes malos, con sus virtudes y sus defectos, con sus alegrías y sus amarguras; la historia del muerto que se está pudriendo en el rincón, rodeado de cerdos y gallinas, boca arriba sobre dos tablas. Lo que al atardecer era un alegre y pintoresco mercado, en la madrugada empieza a voltear hacia la tragedia. La artesa ha sido llenada varias veces y varias veces consumido su torcido aguardiente. Entonces se les forman nudos a las conversaciones, al juego y al amor. Nudos apretados, indesatables que romperían para siempre las relaciones de aquella humanidad intoxicada, si en este instante no saliera a flote, con su tremendo poderío la contrariada importancia del muerto.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Antes del amanecer alguien recuerda que hay un cadáver dentro de la casa. Y es como si la noticia se divulgara por primera vez, porque entonces se suspenden todas las actividades y un grupo de hombres borrachos y de mujeres fatigadas, espantan los cerdos, las gallinas, ruedan las tablas con el muerto hacia el centro de la habitación, para que rece Pánfilo. Pánfilo es un hombre gigantesco, arbóreo y un tanto afeminado, que ahora tiene alrededor de cincuenta años y durante treinta ha asistido a todos los velorios de La Sierpe y ha rezado el rosario a todos sus muertos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La virtud de Pánfilo, lo que lo ha hecho preferible a todos los rezadores de la región, es que el rosario que él dice, sus misterios y sus oraciones, son inventados por él mismo en un original y enrevesado aprovechamiento de la literatura católica y las supersticiones de La Sierpe. Su rosario total, bautizado por Pánfilo, se llama «Oración a nuestro Señor de todos los poderíos». Pánfilo, que no tiene residencia conocida, sino que vive en la casa del último muerto hasta cuando tiene noticia de uno nuevo, se planta frente al cadáver llevando con la mano derecha levantada la contabilidad de los misterios. Hay un instante de grandes diálogos entre el rezador y la concurrencia, que responde en coro: «Llévatelo por aquí», cada vez que Pánfilo pronuncia el nombre de un santo, casi siempre de su invención. Como remate de la «Oración a nuestro Señor de todos los poderíos», el rezador mira hacia arriba, diciendo: «Ángel de la guarda, llévatelo por aquí». Y señala con el índice hacia el techo. Pánfilo tiene apenas cincuenta años y es corpulento y saludable como una ceiba, pero –como aconteció en sus tiempos con La Marquesita y la Pacha Pérez– ya está con la leyenda al cuello.

                                                                                                                                * Texto publicado originalmente el 28 de marzo de 1954 en el Magazín Dominical, El Espectador.

                                                                                                                                Por Gabriel García Márquez * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Temas recomendados:

                                                                                                                                Ver todas las noticias
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
                                                                                                                                Aceptar