Una identidad tejida en el cuero cabelludo
Mientras que los hechos sucedidos en la edición 94 de los Premios Óscar, entre el actor Will Smith y el comediante Chris Rock, despertaron indignación entre los asistentes al evento y crearon una controversia en redes sociales, el comentario del comediante abrió una conversación entorno a la condición que padece Jada Pinkett Smith y la identidad ligada a los peinados y el pelo afroamericano.
Andrea Jaramillo Caro
Las reacciones que generó el comentario de Chris Rock durante la ceremonia se vieron opacadas por el altercado físico que vino inmediatamente después. Sin embargo, las declaraciones del actor y comediante dejaron ver una historia que Jada Pinkett Smith lleva contando por años. La actriz norteamericana ha hablado abiertamente sobre la alopecia, condición que padece que hace que pierda su pelo. En una conversación con su hija, Willow Smith, y su madre, Adrienne Banfield, la actriz comentó que no es un tema fácil para ella y que durante un tiempo utilizó turbantes para cubrir su pérdida de cabello. Sin embargo, también afirmó que es importante para ella tener el control de decisión sobre su imagen: “por eso me corté el pelo, y por eso lo sigo cortando. Solo [pensé], ‘Está bien, creo que vamos a hacer otra capa de corte’. Mi cabello ha sido una gran parte de mí. Cuidar mi cabello ha sido un ritual hermoso. Y tener la opción de tener cabello o no, y luego un día decir: ‘Oh, Dios mío, es posible que no tenga la opción’”.
Y es aquí donde entra a discusión un tema que ha sido debatido por años y es la carga cultural e identitaria que lleva consigo el cabello y sus diferentes estilos para una mujer afroamericana. Los estilos de peinado que usa la comunidad afro están cargados de historia e identidad y por años han sido parte de la discriminación que sufren los miembros de esta comunidad, pues han sido prohibidos en distintos entornos y la forma natural de su pelo ha sido condenada en múltiples ocasiones como “pelo malo”. Pero del otro lado, las mujeres blancas que usan estos peinados y los apropian son celebradas, añadiendo una página adicional a la historia del cabello afroamericano.
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Esta historia se remonta años en el pasado. Según una publicación en el blog de Odele Beauty, la autora Nikki Fox cuenta que en el continente africano el cabello y sus diferentes estilos no solo eran algo meramente decorativo, tenían como objetivo dar información sobre la persona que lo llevara, en cuanto a su estatus social, edad, religión, estado civil y más. En algunas comunidades era incluso considerado una conexión con lo divino, como lo es para la tribu Yobura, quienes a través de sus trenzas envían mensajes a su dioses.
“Casi todo sobre la identidad de una persona se puede aprender mirando el cabello”, le dijo en 2015 a la BBC la periodista Lori Tharps, coautora del libro Hair Story sobre la historia del cabello negro. De acuerdo con Tharps, en momentos de guerra los hombres de la tribu Wolof, que hoy se encontraría entre Senegal y Gambia, usaban un estilo de trenzas, mientras que las mujeres en duelo no se hacían peinados. Según Tharps, esta parte del cuerpo era tan importante en las comunidades del occidente de África, que consideraban a quien no llevaba algún estilo en su cabello como una persona con una enfermedad mental.
Pero con el comienzo de la esclavitud, estas prácticas culturales se arrancaron de las comunidades que provenían, pues una de las primeras cosas que hacían al llegar a los barcos era razurarles la cabeza. “Fue una forma simbólica inmediata y realmente visual de borrar la identidad de alguien”, le dijo Ayana Bird, co-autora del libro Hair Story: Untangling the Roots of Black Hair in America, a la revista Glamour. Y según el artículo en este portal, escrito por Ashley Alese Edwards, una vez el cabello de los recién llegados crecía de nuevo se toparon con un problema: no tenían las mismas herramientas que en África para recrear sus estilos. “Algo que sucedió durante la esclavitud fue que los domingos eran designados como el día del peinado, y ese era el único día de la semana en el que se podía reservar tiempo para peinarse. Muchos de los rituales [como el día del lavado] y las rutinas que todavía tenemos hoy comenzaron durante los domingos en las plantaciones”, afirmó Byrd para la revista estadounidense.
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Inevitablemente, estas tradiciones se vieron tranzadas por las consideraciones estéticas provenientes de Europa, que dictaban lo que era y no era atractivo y, con estas, el cabello entró de nuevo a jugar un papel importante entre los africanos esclavizados. A diferencia de lo que representaban los peinados en su tierra natal, durante la esclavitud su cabello al natural comenzó a ser considerado como algo “malo”, mientras que “los esclavos de pelo más liso eran favorecidos y seleccionados para puestos más deseables en la casa, por lo que muchos esclavos hacían todo lo posible para alisarse el pelo, usando cuchillos de mantequilla calientes o productos químicos que quemaban su piel”, escribió Fox.
La evolución cultural de el cabello en la comunidad afro está ligada a su historia y no es un mito que las trenzas u otros estilos hayan sido utilizados para pasar mensajes y rutas de escape entre sí. “Otro estilo tenía trenzas curvas, bien trenzadas en la cabeza. Las trenzas curvas representarían los caminos que usarían para escapar. En las trenzas también guardaban oro y escondían semillas que, a la larga, les ayudaban a sobrevivir después de escapar”, le dijo Ziomara Asprilla García al Washington Post en 2011.
Desde mensajes a pasar por prohibiciones para mostrar libremente su pelo durante el siglo XVIII con las leyes Tignon en Nueva Orleans, para luego convertirse en un ícono de resistencia, empoderamiento y activismo durante la década de 1960 y volver a las viejas insinuaciones de “pelo bueno” y “pelo malo” a principios del siglo XXI, el cabello para la comunidad afro carga con una historia y simbolismo propios con los que se continúa dando la lucha por su respeto.
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Teniendo en cuenta este breve contexto, lo que en redes sociales y en medios de comunicación se ha resaltado frente al episodio de la ceremonia de premiación es que Chris Rock en 2009 produjo un documental precisamente sobre este tema, por lo que conoce y entiende la importancia que carga el cabello para una mujer como Jada Pinkett Smith y cualquier mujer afro. Como escribió la autora Ester Pineda, a través de Twitter, sobre el suceso: “este es un claro ejemplo de como la belleza ha sido construida y erigida como una valor social, no importa si tienes fama o no, si tienes recursos económicos o no, si tienes acceso y visibilidad mediática o no; si eres mujer, y más aún una mujer negra, estás siempre siendo juzgada y expuesta a ser violentada por tu apariencia física si por alguna razón no respondes a la expectativa de belleza que se ha construido para ti”.
Las reacciones que generó el comentario de Chris Rock durante la ceremonia se vieron opacadas por el altercado físico que vino inmediatamente después. Sin embargo, las declaraciones del actor y comediante dejaron ver una historia que Jada Pinkett Smith lleva contando por años. La actriz norteamericana ha hablado abiertamente sobre la alopecia, condición que padece que hace que pierda su pelo. En una conversación con su hija, Willow Smith, y su madre, Adrienne Banfield, la actriz comentó que no es un tema fácil para ella y que durante un tiempo utilizó turbantes para cubrir su pérdida de cabello. Sin embargo, también afirmó que es importante para ella tener el control de decisión sobre su imagen: “por eso me corté el pelo, y por eso lo sigo cortando. Solo [pensé], ‘Está bien, creo que vamos a hacer otra capa de corte’. Mi cabello ha sido una gran parte de mí. Cuidar mi cabello ha sido un ritual hermoso. Y tener la opción de tener cabello o no, y luego un día decir: ‘Oh, Dios mío, es posible que no tenga la opción’”.
Y es aquí donde entra a discusión un tema que ha sido debatido por años y es la carga cultural e identitaria que lleva consigo el cabello y sus diferentes estilos para una mujer afroamericana. Los estilos de peinado que usa la comunidad afro están cargados de historia e identidad y por años han sido parte de la discriminación que sufren los miembros de esta comunidad, pues han sido prohibidos en distintos entornos y la forma natural de su pelo ha sido condenada en múltiples ocasiones como “pelo malo”. Pero del otro lado, las mujeres blancas que usan estos peinados y los apropian son celebradas, añadiendo una página adicional a la historia del cabello afroamericano.
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Esta historia se remonta años en el pasado. Según una publicación en el blog de Odele Beauty, la autora Nikki Fox cuenta que en el continente africano el cabello y sus diferentes estilos no solo eran algo meramente decorativo, tenían como objetivo dar información sobre la persona que lo llevara, en cuanto a su estatus social, edad, religión, estado civil y más. En algunas comunidades era incluso considerado una conexión con lo divino, como lo es para la tribu Yobura, quienes a través de sus trenzas envían mensajes a su dioses.
“Casi todo sobre la identidad de una persona se puede aprender mirando el cabello”, le dijo en 2015 a la BBC la periodista Lori Tharps, coautora del libro Hair Story sobre la historia del cabello negro. De acuerdo con Tharps, en momentos de guerra los hombres de la tribu Wolof, que hoy se encontraría entre Senegal y Gambia, usaban un estilo de trenzas, mientras que las mujeres en duelo no se hacían peinados. Según Tharps, esta parte del cuerpo era tan importante en las comunidades del occidente de África, que consideraban a quien no llevaba algún estilo en su cabello como una persona con una enfermedad mental.
Pero con el comienzo de la esclavitud, estas prácticas culturales se arrancaron de las comunidades que provenían, pues una de las primeras cosas que hacían al llegar a los barcos era razurarles la cabeza. “Fue una forma simbólica inmediata y realmente visual de borrar la identidad de alguien”, le dijo Ayana Bird, co-autora del libro Hair Story: Untangling the Roots of Black Hair in America, a la revista Glamour. Y según el artículo en este portal, escrito por Ashley Alese Edwards, una vez el cabello de los recién llegados crecía de nuevo se toparon con un problema: no tenían las mismas herramientas que en África para recrear sus estilos. “Algo que sucedió durante la esclavitud fue que los domingos eran designados como el día del peinado, y ese era el único día de la semana en el que se podía reservar tiempo para peinarse. Muchos de los rituales [como el día del lavado] y las rutinas que todavía tenemos hoy comenzaron durante los domingos en las plantaciones”, afirmó Byrd para la revista estadounidense.
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Inevitablemente, estas tradiciones se vieron tranzadas por las consideraciones estéticas provenientes de Europa, que dictaban lo que era y no era atractivo y, con estas, el cabello entró de nuevo a jugar un papel importante entre los africanos esclavizados. A diferencia de lo que representaban los peinados en su tierra natal, durante la esclavitud su cabello al natural comenzó a ser considerado como algo “malo”, mientras que “los esclavos de pelo más liso eran favorecidos y seleccionados para puestos más deseables en la casa, por lo que muchos esclavos hacían todo lo posible para alisarse el pelo, usando cuchillos de mantequilla calientes o productos químicos que quemaban su piel”, escribió Fox.
La evolución cultural de el cabello en la comunidad afro está ligada a su historia y no es un mito que las trenzas u otros estilos hayan sido utilizados para pasar mensajes y rutas de escape entre sí. “Otro estilo tenía trenzas curvas, bien trenzadas en la cabeza. Las trenzas curvas representarían los caminos que usarían para escapar. En las trenzas también guardaban oro y escondían semillas que, a la larga, les ayudaban a sobrevivir después de escapar”, le dijo Ziomara Asprilla García al Washington Post en 2011.
Desde mensajes a pasar por prohibiciones para mostrar libremente su pelo durante el siglo XVIII con las leyes Tignon en Nueva Orleans, para luego convertirse en un ícono de resistencia, empoderamiento y activismo durante la década de 1960 y volver a las viejas insinuaciones de “pelo bueno” y “pelo malo” a principios del siglo XXI, el cabello para la comunidad afro carga con una historia y simbolismo propios con los que se continúa dando la lucha por su respeto.
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