Una metáfora sobre la otredad

Una fatal grieta que baja lenta y constantemente por el gran ventanal de la sala de embarque número 33 del Aeropuerto Internacional es el punto intermedio entre los diez asustados pasajeros del vuelo 727 y Samanta, la Tormenta del Siglo. Una grieta que separa diez maravillosas historias del desastre más absoluto. Entre la desesperanza de verlo todo perdido y la ilusión por un lugar mejor, entre las tristes lágrimas y auténticas sonrisas, la destrucción anunciada por Samanta es un hecho que pondrá a prueba a los personajes en cuestión, midiendo su valor, palabras y más bondadosas intenciones para afrontar el infortunio. Atrapados en el aeropuerto del escritor Miguel Mendoza Luna llega a nosotros gracias a Panamericana Editorial, en una edición muy bella y accesible a todos los públicos.

Una fatal grieta que baja lenta y constantemente por el gran ventanal de la sala de embarque número 33 del Aeropuerto Internacional es el punto intermedio entre los diez asustados pasajeros del vuelo 727 y Samanta, la Tormenta del Siglo. Una grieta que separa diez maravillosas historias del desastre más absoluto. Entre la desesperanza de verlo todo perdido y la ilusión por un lugar mejor, entre las tristes lágrimas y auténticas sonrisas, la destrucción anunciada por Samanta es un hecho que pondrá a prueba a los personajes en cuestión, midiendo su valor, palabras y más bondadosas intenciones para afrontar el infortunio. Atrapados en el aeropuerto del escritor Miguel Mendoza Luna llega a nosotros gracias a Panamericana Editorial, en una edición muy bella y accesible a todos los públicos.

El autor fue invitado a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2023, donde habló precisamente de su construcción narrativa de mundos posibles, tensión inagotable en el terreno literario y que siempre es pertinente escuchar y subrayar a partir de las obras. En este caso, Atrapados en el aeropuerto es una novela juvenil construída a partir de la narración de Isabela, una ocurrente bebé de tan solo siete meses que, junto a su padre Patricio, se queda atrapada en el Aeropuerto Internacional de un lugar indeterminado. Así, la obra ofrece una visión particular, pintoresca, amena y juguetona de la terrible realidad amenazada por Samanta, ya que Isabela comprende el significado del desastre y el semblante consecuente en los demás pasajeros, de allí que la narración no sea una apuesta monocromática que no se permita sorprender al lector.

Le invitamos a leer: Vuelve el Club de Lectura de El Espectador con Carl Henrik Langebaek como invitado

Esta comprensión de Isabela sobre los demás no se limita a su infantil e inocente intuición; ella también puede leer las mentes y ver el pasado de quien desee, y así, se nos deja entrever amargas historias y recuerdos trágicos que muchos quisieron ocultar pero que, indudablemente, los persiguieron de forma incesante. Que Isabela sea capaz de leer las mentes da una riqueza implícita a la obra porque no solo se trata de lo que le ocurre al mundo exterior, sino también al mundo de los demás; lo que importa verdaderamente es lo que le ocurre al otro. Conocer la profunda insatisfacción y melancolía de un joven príncipe de un país desconocido que espera un elefante de oro o poder vislumbrar el éxito de una hermana gemela que contrasta con una pierna rota y un sueño fragmentado, son muestras de una empatía narrativa no solo interesante, sino también muy necesaria para los efectos de la Tormenta del Siglo, Samanta.

Análogo a la vida, el libro muestra personajes bondadosos y honestos, pero también envidiosos y coléricos que odian y juzgan a los demás, por lo que, esta gran tormenta que amenaza con la destrucción del Aeropuerto Internacional y de esas diez vidas será una hermosa metáfora acerca de la otredad, la aceptación y el perdón. Como lector, me es imposible no pensar en el vuelo 727, en la sala de embarque número 33 del Aeropuerto Internacional de un indeterminado lugar como un sitio extendido sobre el terreno de la metáfora y la alegoría, siendo un lugar crucial y diferente para cada uno de los personajes en cuestión. Así, Atrapados en el Aeropuerto multiplica hacia el infinito a sus lectores por las posibles y maravillosas lecturas que estos puedan hacer en el sentido de su tiempo. Miguel Mendoza Luna crea en la obra un bello mundo atrapado entre la mente humana y la devastación, uno que demuestra, precisamente, que no hay peor tormenta que la provocada por los prejuicios y la voluntad humana.

Le recomendamos leer: Comentario para un Ejercicio del fracaso

El ser humano imperfecto y contradictorio no se justifica en la obra hacia una negación absoluta de la vida, todo lo contrario, todos tenemos la capacidad de cambiar y ser mejores; la vida no es solo lo que se ha hecho con nosotros, es una apuesta sobre el presente y la promesa esperanzadora del futuro. Este universo creado por el autor es mediado por un personaje, el Gran Martinelli, un mago retirado con una historia muy triste y que conmueve hasta el último centímetro del alma. Este gran mago es quien confronta y subraya que las diferencias entre las personas no solo nos alejan, sino que también crean e intensifican las grandes tormentas. Es él junto a Isabela quienes consiguen la salvación, ya no de Samanta; dudo que todo este tiempo se haya tratado solo de ella, sino de los personajes consigo mismos, redimiendo la ira, el odio y la zozobra.

Atrapados en el Aeropuerto de Miguel Mendoza Luna es una obra realmente conmovedora, capaz de enganchar desde la sola portada y que, además, tiene mucho que contarle al lector, no solo sobre la Gran Tormenta del Siglo que ocurre en un Aeropuerto Internacional metafórico y de lugar indeterminado, sino de sí mismo como ser en un mundo a veces cruel e injusto, pero cierta y valiosamente maravilloso.

Le puede interesar: El peso de ser un foráneo