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Cuando empiezas a mirar una película tu cabeza no para de imaginar el final. Es imposible no intentar interpretar las imágenes o los sonidos desde que se abre el telón hasta que la última canción tiene su fin. Vas totalmente prevenido. Cada película debe tener su encanto, no debería existir la comparación, pero torpemente empezamos a hacernos preguntas ¿por qué inicia así? ¿por qué se llama así? Por qué, por qué… El tema de esta película es conocido, es una chica que lucha por ser vista como tal, quiere que no la juzguen, que la dejen ser, que al igual que todos pueda llevar una vida normal, pero de por sí ya no es normal, es especial porque ese paso que dio es un salto de valentía, refleja su orgullo, sus ganas y su corazón. Lo interesante es que esta película no es igual a sus semejantes, no busca victimizar al personaje porque ella no se siente víctima, lo hacen los otros personajes y lo digo porque cada papel es interpretado de tal manera que sabes que están actuando sin libreto alguno, que es sincero e inédito. El director no busca desnaturalizar a Marina, desde un principio te la presenta como es, una chica transgénero, a diferencia de otras películas tú no tienes dudas acerca de esto, estás seguro.
Es una película excelente, pero no está hecha para todos, no todos pueden entenderla, es como que el mundo debería estar preparado pero no es así, es la realidad. Eso convierte la película en un mensaje futuro. Me gusta sobre todo el valor que le asignan a las virtudes, porque amar es una virtud en este mundo lleno de odio. Además adoro la forma en que la película refuerza la idea del vacío a través del recuerdo y la imagen, porque el vacío no es nada, nosotros le asignamos un valor, cuando alguien muere, cuando alguien está lejos, cuando no tenemos algo, pero es un afán, es nostálgico a medida que nosotros lo consideramos así, y cuando Marina ve un espacio “vacío”, podríamos, con su rostro, interpretar lo que piensa, porque su actuación fue magnánime, pero no, aparece la imagen de su amor, y así mismo nos obligan a entender que no puedes extrañar si no recuerdas y que el sujeto no es un objeto, no lo es y jamás lo será, el ser es irremplazable, sería tan fácil como olvidarlo, pero ella no quiere, no puede porque es humano, porque solo hemos sido enseñados a amar.
En cuanto a al odio que maneja la cinta, creo que es una metáfora, utiliza el director una idea global de estigmatización para demostrar que el mundo trata al mundo de cualquier forma, que está bien humillar al otro como si fuera menos, o peor, como si alguien fuese más, que no es lo mismo. Pero creo que también pega un grito al cielo pidiendo respeto entre todos y hacia todos, las personas transgénero, homosexuales, etc., merecen respeto porque son humanos, como Marina dice: “soy igual a ti”. A lo largo de la cinta quedé encantado con el manejo de la intriga y de los momentos de tensión, casi pude sentir la desesperación de los personajes, con los encuadres cerrados y los silencios absolutos, con la fuerza de cada escena y con la contundencia de la imagen. Al final, creo que es una película bellísima, cargada de verdad, repleta de buenos actores y con un guion esplendido. Veremos qué cambio hace en el mundo, porque está nominada a los Oscar como “mejor película de habla no inglesa” y tiene otras seis nominaciones alrededor del mundo. Súper recomendada.
Ficha técnica
Título original: Una mujer fantástica
Año: 2017
Duración: 104 min.
País: Chile
Dirección: Sebastián Lelio
Guion: Sebastián Lelio, Gonzalo Maza
Música: Mathew Herbert
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Reparto: Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco, Aline Küppenheim, Amparo Noguera, Alejandro Goic, Antonia Zegers
Productora: Coproducción Chile-España; Fabula / Komplizen Film / Setembro Cine
Género: Drama | Transexualidad / transgénero