
Dos elementos se destacan en la entrada al campo de concentración de Sachsenhausen: el reloj, que marca la hora en que fue liberado por parte del ejército soviético; y la reja, donde está el lema de muchas prisiones de la Segunda Guerra Mundial: "El trabajo los hará libres".
Foto: Archivo Particular
Mientras recorríamos Berlín en un día que podía ser atípico por un sol que no nos abandonó, el guía nos decía que la capital alemana era un museo a cielo abierto del siglo XX, de sus guerras y sus revoluciones. Recorrer las calles es seguir los rastros del Muro de Berlín por medio de un camino de piedra que tarde o temprano nos llevará a las paredes que siguen en pie y que desde hace unas cuantas décadas dejaron de ser grises como el mismo firmamento que se posa a diario para ser testigos de mensajes, pinturas y demás expresiones artísticas...

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