“Uno nunca termina una película, uno la abandona”: Carlos Smith
El productor samario estrena hoy en salas de cine, junto con el director Diego Guzmán, su ópera prima: “La otra forma”, película colombiana que fue lanzada en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy (Francia) y que ha recibido reconocimientos internacionales como el premio al mejor largometraje en el Festival Chilemonos y el premio a mejor largometraje animado en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, en Cataluña.
Fernando Camilo Garzón
¿Hacer cine en Colombia es difícil?
Todos los productores tenemos un problema en Colombia para hacer cine: el financiamiento. Sí, hay estímulos, pero no son suficientes y están hechos para que uno mismo busque, por otros lados, apoyo y producción. Y si bien eso ha mejorado, es muy difícil que las empresas confíen en que el cine colombiano es un negocio, principalmente, porque la gente no va a las salas de cine.
Y si hacer cine es difícil, en animación…
Lo que equivale un rodaje de cine en imagen real, que es un mes o un mes y medio, en animación pueden ser dos años. Y tienes que tener los recursos, el espacio, la energía, el tiempo y el ánimo para mantener la llama encendida durante ese tiempo. Es difícil y se requiere mucho carisma y compromiso. Necesitas crear lazos muy fuertes, y lo que termina pasando es que, más allá de todo eso, en el camino siempre van cayendo soldados. Uno empieza con un equipo y ojalá se pudiera terminar con las mismas personas, pero no pasa.
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¿Cómo fue el proceso para hacer “La otra forma”?
Diego Guzmán, el director, llegó con un proyecto que ya estaba avanzado. Él tenía unas ideas fuertes de la gráfica, tenía un teaser y se había ganado los estímulos de guion y desarrollo. Cuando nos buscó, con Smith and Smith Ltda. ganamos el estímulo de producción, con el que cubrimos entre el 30 y 40 % de todo el presupuesto en el momento en el que lo ganamos, aunque ese dinero se fue depreciando con el paso del tiempo. En total nos gastamos dos años buscando el dinero y cuatro haciendo la película.
¿Cómo mantener el espíritu de una idea durante tanto tiempo?
Las películas se arrancan y se terminan con pasión. En la mitad hay un montón de trabajo, pero para empezar y acabar necesitas eso: pasión. Tiene que gustarte mucho lo que haces y tienes que tener muchas ganas de contar historias. Uno debería soñar fuerte, pero tener los pies en la tierra. Saber cuál es el público y el tamaño del monstruo al cual te estás enfrentando. Además, estar dispuesto a cambiar. No ser una piedra estática que no puede moverse de su línea. Hay que ser capaz de mantenerse y de aprender a encajar los golpes. Hacer cine es como un baile y, para llegar al final, tienes que ir moviéndote. Ya me empiezo a poner viejo, he tenido muchos golpes y ya no vivo el cine como una pasión ciega en la que no me importa nada y en la que solo hago las cosas como quiero. Ya lo veo como una pasión en la que sé que va a haber problemas. Sé, desde el principio, que me encontraré paredes. Y sé dónde está mi energía para poder mantenerme. Por eso, cuando llegan los golpes, no me rindo.
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Tiene mucha experiencia en cortos y series de animación multipremiadas, pero estrenar un largometraje debe ser una sensación distinta…
Hay más incertidumbre. Uno no termina nunca un largometraje, uno lo abandona. Hay un momento en el que le dices: “¿Sabes qué, querido? ¡Chao! No te aguanto más. Tienes que caminar y abrir las alas”. Es un largo adiós, sobre todo por el mercado en el que estamos. En otros lados, sabes, al empezar la película, cuándo y cómo se va a estrenar. Acá uno quiere saber y tiene la ilusión, pero no pasa. Esta película la hemos intentado terminar cuatro o cinco veces, y acá seguimos. El hecho de que sea una obra abierta, que es difícil cerrar, y que tiene una carga emocional muy alta de todo el equipo para poder mantener la llama viva, hace que sea casi imposible dejarla. Pasa también en un rodaje de imagen real, como en el último día del set, en el que nadie se quiere ir porque ha generado una familia. Imagínate eso en animación, donde llevas años con un equipo. En este largo, por ejemplo, muchos no solo colaboraron haciendo la película, sino que se formaron y crecieron con ella. Incluso Diego, el director, o yo, como productor. Es el primer largo de los dos, ahora ya podemos tirarnos a otro.
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¿Qué veremos en el cine?
La otra forma es una película que trata sobre encontrar tu manera de ser. Ese equilibrio entre lo que quieren de ti y lo que realmente eres en el fondo. Es una historia sobre la forma que está en tu interior y que se resiste a encajar en los esquemas. La película habla de todos. De cómo, en algún momento, tenemos esa revelación en la que nos damos cuenta de que hay un camino que es el nuestro y que no tiene que ver con el que quieren tus padres o la sociedad, sino que está dentro de ti y que es difícil encontrarlo. Y luego, creo que, más allá de la parte de contenido, en la parte visual, la película y la calidad de movimiento son una gozada, hay muchas imágenes poderosas. Hace poco, cuando hizo Pinocho, Guillermo del Toro decía que en la televisión se coleccionan momentos, mientras que en los largometrajes bien hechos se coleccionan imágenes inolvidables. Y esta película está llena de imágenes memorables que espero que disfruten.
¿Hacer cine en Colombia es difícil?
Todos los productores tenemos un problema en Colombia para hacer cine: el financiamiento. Sí, hay estímulos, pero no son suficientes y están hechos para que uno mismo busque, por otros lados, apoyo y producción. Y si bien eso ha mejorado, es muy difícil que las empresas confíen en que el cine colombiano es un negocio, principalmente, porque la gente no va a las salas de cine.
Y si hacer cine es difícil, en animación…
Lo que equivale un rodaje de cine en imagen real, que es un mes o un mes y medio, en animación pueden ser dos años. Y tienes que tener los recursos, el espacio, la energía, el tiempo y el ánimo para mantener la llama encendida durante ese tiempo. Es difícil y se requiere mucho carisma y compromiso. Necesitas crear lazos muy fuertes, y lo que termina pasando es que, más allá de todo eso, en el camino siempre van cayendo soldados. Uno empieza con un equipo y ojalá se pudiera terminar con las mismas personas, pero no pasa.
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¿Cómo fue el proceso para hacer “La otra forma”?
Diego Guzmán, el director, llegó con un proyecto que ya estaba avanzado. Él tenía unas ideas fuertes de la gráfica, tenía un teaser y se había ganado los estímulos de guion y desarrollo. Cuando nos buscó, con Smith and Smith Ltda. ganamos el estímulo de producción, con el que cubrimos entre el 30 y 40 % de todo el presupuesto en el momento en el que lo ganamos, aunque ese dinero se fue depreciando con el paso del tiempo. En total nos gastamos dos años buscando el dinero y cuatro haciendo la película.
¿Cómo mantener el espíritu de una idea durante tanto tiempo?
Las películas se arrancan y se terminan con pasión. En la mitad hay un montón de trabajo, pero para empezar y acabar necesitas eso: pasión. Tiene que gustarte mucho lo que haces y tienes que tener muchas ganas de contar historias. Uno debería soñar fuerte, pero tener los pies en la tierra. Saber cuál es el público y el tamaño del monstruo al cual te estás enfrentando. Además, estar dispuesto a cambiar. No ser una piedra estática que no puede moverse de su línea. Hay que ser capaz de mantenerse y de aprender a encajar los golpes. Hacer cine es como un baile y, para llegar al final, tienes que ir moviéndote. Ya me empiezo a poner viejo, he tenido muchos golpes y ya no vivo el cine como una pasión ciega en la que no me importa nada y en la que solo hago las cosas como quiero. Ya lo veo como una pasión en la que sé que va a haber problemas. Sé, desde el principio, que me encontraré paredes. Y sé dónde está mi energía para poder mantenerme. Por eso, cuando llegan los golpes, no me rindo.
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Tiene mucha experiencia en cortos y series de animación multipremiadas, pero estrenar un largometraje debe ser una sensación distinta…
Hay más incertidumbre. Uno no termina nunca un largometraje, uno lo abandona. Hay un momento en el que le dices: “¿Sabes qué, querido? ¡Chao! No te aguanto más. Tienes que caminar y abrir las alas”. Es un largo adiós, sobre todo por el mercado en el que estamos. En otros lados, sabes, al empezar la película, cuándo y cómo se va a estrenar. Acá uno quiere saber y tiene la ilusión, pero no pasa. Esta película la hemos intentado terminar cuatro o cinco veces, y acá seguimos. El hecho de que sea una obra abierta, que es difícil cerrar, y que tiene una carga emocional muy alta de todo el equipo para poder mantener la llama viva, hace que sea casi imposible dejarla. Pasa también en un rodaje de imagen real, como en el último día del set, en el que nadie se quiere ir porque ha generado una familia. Imagínate eso en animación, donde llevas años con un equipo. En este largo, por ejemplo, muchos no solo colaboraron haciendo la película, sino que se formaron y crecieron con ella. Incluso Diego, el director, o yo, como productor. Es el primer largo de los dos, ahora ya podemos tirarnos a otro.
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¿Qué veremos en el cine?
La otra forma es una película que trata sobre encontrar tu manera de ser. Ese equilibrio entre lo que quieren de ti y lo que realmente eres en el fondo. Es una historia sobre la forma que está en tu interior y que se resiste a encajar en los esquemas. La película habla de todos. De cómo, en algún momento, tenemos esa revelación en la que nos damos cuenta de que hay un camino que es el nuestro y que no tiene que ver con el que quieren tus padres o la sociedad, sino que está dentro de ti y que es difícil encontrarlo. Y luego, creo que, más allá de la parte de contenido, en la parte visual, la película y la calidad de movimiento son una gozada, hay muchas imágenes poderosas. Hace poco, cuando hizo Pinocho, Guillermo del Toro decía que en la televisión se coleccionan momentos, mientras que en los largometrajes bien hechos se coleccionan imágenes inolvidables. Y esta película está llena de imágenes memorables que espero que disfruten.