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"Eso sería mi ideal: morir en medio de una palabra que se quedó sin terminar…", indica Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) en una entrevista por cuestionario con motivo de la publicación de esta novela, la vigésima, 60 años después de la primera de ellas, "La ciudad y los perros".
"Le dedico mi silencio" saldrá mañana publicada por la editorial Alfaguara simultáneamente en todos los territorios de habla hispana, una historia ambientada en el Perú natal del autor sobre un hombre que soñó un país unido por la música y que enloqueció queriendo escribir un libro perfecto que lo contara.
Será su última novela porque escribir una le lleva tres o cuatro años. "Y, aunque me crea un Matusalén, no aspiro a vivir tanto. Así que he terminado esta historia, a la que le tengo mucho cariño, pero seguiré escribiendo (ahora estoy trabajando en un ensayo sobre Sartre, que tuvo mucha influencia en mi juventud) hasta el último día de mi vida", sostiene el autor, que advierte al final de "Le dedico mi silencio" que estos dos textos serán los últimos.
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"He llegado a mis 87 años muy tranquilo y trabajando hasta el hartazgo. Me parece que voy a cumplir aquello de quedarme con un lapicero en la mano", dice el escritor peruano, que dedica su última novela a su exmujer, prima y madre de sus tres hijos, Patricia.
Su profesión, por encima de la “chismografía”
Sobre su privacidad, Vargas Llosa reconoce que le molesta "que la chismografía se haya apoderado" de una parte de su vida, pero dice que no le preocupa ni le ofende: "Lo importante para mí serán siempre las novelas y los ensayos, la cultura y las ideas liberales que llevo años defendiendo".
"La literatura es una vocación y si uno no se entrega a su vocación, vive frustrado. Siempre digo que la gente más infeliz que he conocido es gente que no hacía lo que le gustaba", sostiene.
Se muestra muy orgulloso de esta novela porque expone un motivo de orgullo de su cultura "y la música es parte esencial en ella: "Hay música en algunas novelas mías, pero en ninguna había sido tan importante ni había sido un asunto central", indica el escritor.
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“Me gustaría que levantara la ilusión de los peruanos que la lean. Que descubran que El Perú, ese país tan querido, fue grande y volverá a serlo si un día nos ponemos a ello. Y que el arte y la cultura pueden lograr lo que la política no ha sido capaz de conseguir, que es hacer que gentes de distintos estratos se identifiquen con una misma forma de expresión cultural”, recalca Vargas Llosa.
Según el escritor peruano, la literatura "es una mentira que nos permite vivir. Las otras mentiras perjudican la vida política y social, y nos impiden informarnos adecuadamente y tomar las decisiones correctas. Esa es la gran diferencia. La mentira literaria encierra grandes verdades, pero de esa forma soslayada, escondida, al revés de lo que ocurre en la mentira informativa".
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También habla de la cultura de la cancelación, que considera "un grave atentado a la libertad de expresión y de pensamiento".
“Es una tragedia que se dé en tantas universidades y en el mundo cultural, donde hemos visto libros y obras de arte retiradas de circulación por culpa de una censura absurda. Hemos visto a muchos escritores, ensayistas y expositores en general impedidos de expresarse en lugares a los que habían sido invitados porque sostenían opiniones que la verdad única juzgaba inaceptables”, lamenta.