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La realidad, lo que nos rodea, ha sido una de las grandes fuentes de inspiración para artistas a lo largo de la historia. Y en la actualidad, Verónica Cárdenas no es la excepción. Sus obras ofrecen una mirada, desde sus ojos, al mundo en el que vive y a la intimidad de lo que la rodea.
El arte corre por sus venas, y cuenta que creció en un “ambiente de artistas”, lo cual la llevó a educarse “viendo arte en los museos en el exterior y siempre dibujé de niña. Luego en la universidad, en Oberlin College, Ohio (Estados Unidos), comencé a pintar por mi cuenta, al tiempo que estaba estudiando música y humanidades”.
Entre colores que están presentes en nuestra cotidianidad, Cárdenas les da una mirada propia a los espacios en los que pinta. Entre las técnicas de gouache, pintura al óleo y el dibujo se inspira en la naturaleza y su entorno, mientras deja que el cuadro la lleve a la pieza final. “Mis mayores influencias o fuentes de inspiración son los grandes maestros que estudio y artistas contemporáneos que me inspiran. También la naturaleza y mi entorno son mis fuentes de inspiración. Asimismo, cuando uno comienza a pintar, seguir el cuadro lo inspira a uno para acabarlo”.
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La artista forjó su estilo tanto dentro como fuera del país, al haber estudiado en diferentes escuelas entre Nueva York, como el Parsons School of Design y el Art Students League of New York, y la Universidad de los Andes en Bogotá. “Mi educación en el exterior ha marcado quien yo soy. Tener acceso a los museos y galerías, así como a todos los artistas que he podido estudiar, le abre a uno los ojos y lo forma como artista. Al mismo tiempo que uno estudia, también se dedica al trabajo y así, a producir”. Fue de estas experiencias que Cárdenas desarrolló su arte, que ha exhibido en muestras individuales y grupales desde 2006, en una carrera de 16 años.
De acuerdo con la artista, su obra no es fácil de describir en sus propias palabras. “Si uno pinta es porque no existe otro lenguaje para decir lo que uno pinta”. Cárdenas comenta que su estilo se torna hacia la abstracción de forma no intencional y que su obra transmite lo que ella espera contar con una sola mirada, “y que de esa mirada uno vaya viendo todo lo que hay en el cuadro o por dónde lo lleva a uno el ojo”. En su abstracción, Cárdenas reconoce que los espacios se pueden distinguir “al mirar el cuadro, el ojo reconoce un espacio. Pero al mismo tiempo, quizá le parece a uno que reconoce el espacio, pero la verdad, lo que está viendo es un espacio interior que pertenece al artista y que surge como resultado de conectarse con sus sentimientos al pintar. Lo que ve es la vía para conectarse con sus sentimientos y dejar salir eso en el arte”.
Y para llegar a la abstracción, que sin intención aparece en sus cuadros, la artista describe que su proceso comienza por pintar aquello que ve durante varias sesiones, que puede tomar semanas, y con el tiempo y las pinceladas también va fluyendo la inspiración. “Es como si el cuadro se fuera haciendo más afín… Uno va viendo más lo que está viendo al pintar y quiere llegar como a dominar eso… Al mismo tiempo, se inspira con lo que está pintando y no sabe de dónde sale lo que está viendo, y uno quiere poder pintar todo eso que ve…”.
El objeto que pinta permanece inamovible durante el tiempo que toma para completar su obra, al igual que el momento del día en el que retrata sus vistas. “En el momento, en el cuadro que estoy haciendo ahora, por ejemplo, me gusta hacerlo a la misma hora del día, porque la luz es la misma, y así puedo retomar donde dejé el día anterior, más o menos… Si empiezo a otra hora del día, por ejemplo, el cuadro se vuelve otro cuadro, porque la luz cambia”.
Fue así como realizó las obras que actualmente exhibe en el Taller Espacio 70 y que forman parte del calendario Procálculo. Según la artista, las obras son variaciones de un mismo tema, pues “las hice teniendo como modelos, dentro de lo que veía, flores. Sin embargo, hice como de las flores parte del espacio en donde estaba. Cada obra era como una composición distinta de un mismo tema”.
Entre su gusto por Monet y sus Nenúfares, Cézanne y sus paisajes, y Goya, Verónica Cárdenas identifica un progreso palpable en su obra, manteniendo su estilo parejo con el paso de los años. “Veo que he progresado, pero el estilo sigue siendo el mismo. Es como mirar mi obra y decir que uno nunca ha dejado de ser uno mismo”.
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Cárdenas ha hecho muestras individuales en galerías como Beatriz Esguerra Arte, el Centro Colombo-Americano, la Fundación Cardioinfantil, entre otros. Y también participó en exhibiciones grupales para la Fundación Corazón Verde, el Museo Nacional de Colombia, la galería El Museo y el Festival Internacional de Música de Cartagena. Actualmente, el objetivo de la artista es “pintar cuadros grandes en óleo de lugares que la inspiran del espacio en donde está, mientras prepara una exposición para un museo”.