“La sostenibilidad ha pasado de ser una opción a una obligación para la agroindustria”
Vicente Borrero, agrónomo y gerente general del ingenio azucarero Providencia, habló sobre el Parque Ecológico Providencia, su trayectoria y las lecciones que le ha dejado su trabajo en la agroindustria.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo nació el Parque Ecológico Providencia?
En 2016, en Providencia decidimos fortalecer nuestro compromiso ambiental con la creación del Parque Ecológico Providencia. Este proyecto tiene el propósito de sensibilizar a nuestros visitantes a la Hacienda Piedechinche sobre la importancia de la conservación del medio ambiente, sus ecosistemas, la función reguladora de los bosques en el ciclo del agua y la conservación de la flora y fauna, con especial énfasis en el rol de las aves en temas como restauración de bosques, conservación de plagas, polinización y, por supuesto, ecoturismo. Los ecosistemas donde concentramos nuestro foco de conservación que forman parte del Parque Ecológico Providencia son el Bosque Alto Andino y el Bosque Seco Tropical. El Parque Ecológico Providencia representa mucho más que una iniciativa ambiental, es un esfuerzo estratégico y proactivo de la compañía para proteger la biodiversidad, preservar el agua y contribuir al bienestar ambiental del Valle del Cauca.
¿Qué objetivos se trazaron cuando se creó el Parque Ecológico y cómo ha sido el proceso de cumplimiento?
Implementamos de manera rápida y estratégica un plan de conservación en donde a la fecha, en la parte alta del parque ubicada entre 1750 msn a 2,800 msn, nos propusimos conservar 414 hectáreas de Bosque Alto Andino, de la cuales 100 ha estaban en potreros, que en estos 7 años se han ido enriqueciendo mediante un proceso de restauración natural, y la siembra con especies de árboles amenazadas endémicas de Colombia como son El Comino Crespo, Cedro Negro, Palma de Cera, Roble Colombiano, entre muchas otras. Ya llevamos 12,500 sembradas. Esto nos ha permitido proteger 30 nacimientos de agua que allí se encuentran.
En la parte baja de nuestro Parque Ecológico ya teníamos una cobertura de Bosque Seco Tropical fragmentada de aproximadamente 20 ha, y en 2021 iniciamos un proceso de restauración acelerada de 120 hectáreas adicionales que también estaban en ganadería. A la fecha, en este ecosistema hemos logrado plantar más de 264.200 árboles, utilizando 131 especies que han contribuido a la restauración de la cobertura vegetal, la captura de carbono y la protección de las especies que habitan en este ecosistema.
En síntesis, en estos dos ecosistemas tenemos más de 550 ha, que se destacan por su alta biodiversidad, con especies endémicas y un rol crucial en la regulación climática y la protección del suelo. A la fecha hemos registrado 303 especies de aves, lo que representa aproximadamente el 30% de las especies del Valle del Cauca, además de cerca de 450 especies de flora.
¿Cómo ha visto el impacto de este proyecto en el Valle del Cauca?
El primer impacto que queremos es sensibilizar a nuestras comunidades y visitantes al parque sobre la importancia de conservación del medio ambiente, además de haber contribuido y aumentado significativamente a la conservación de la biodiversidad en la región al proteger más de 30 nacimientos de agua y restaurar áreas críticas de bosques como el Seco Tropical y el Alto Andino.
Por otra parte, en el Parque Ecológico, las aves no solo representan la biodiversidad que buscamos preservar, sino que también actúan como indicadores de la salud de los ecosistemas. Utilizamos el monitoreo como una herramienta para evaluar el estado de los hábitats y guiar nuestras acciones de conservación: actualmente, como ya mencioné, contamos con 303 especies presentes en el parque, que representan el 30% de las aves del Valle del Cauca.
Hemos observado un aumento en la presencia de especies de aves y flora, lo que es un indicador claro de que nuestras acciones están generando un entorno más saludable y equilibrado.
¿Qué impacto ha tenido el liderazgo del ingenio azucarero en su vida?
El ingenio ha sido mi segunda casa; aquí está mi segunda familia, que son todos nuestros colaboradores. Aquí hice un plan de carrera, arrancando de abajo hasta llegar a ser el gerente general. A lo largo de mi actividad profesional tuve la suerte de contar con muy buenos jefes, pero también de darme cuenta de que en Colombia tenemos una calidad de profesionales sobresalientes, provenientes de todos los niveles socioeconómicos, en donde, independientemente de su origen, lo que tienen en común es haber tenido la oportunidad de recibir una buena educación. Igualmente, aprendí, bajo el liderazgo del Dr. Carlos Ardila Lülle, cómo una empresa se puede transformar invirtiendo en ella, creciéndola, modernizándola tecnológicamente, creyendo en Colombia, en su gente y, por supuesto, apostándole de igual manera a los aspectos sociales y ambientales.
¿Cuál ha sido la lección más importante que le ha dejado su trayectoria en esta empresa?
Que no es incompatible ser exitoso en lo económico, mediante una gran apuesta social y ambiental, con resultados muy positivos en los tres frentes. Nosotros hemos logrado ese triple impacto. Y si me lo permite, agregaría otra que ya mencioné: en Colombia tenemos un recurso humano muy talentoso, que solo necesita encontrar el acceso a educación de calidad y oportunidades de trabajo para desarrollarse.
¿Cómo cree que se puede lograr el equilibrio entre el desarrollo económico y ambiental?
Lograr un equilibrio sostenible entre el desarrollo económico y la protección ambiental es un desafío alcanzable cuando ambos se integran estratégicamente. En nuestra experiencia, esto implica una planificación que contemple tanto el impacto inmediato como los beneficios a largo plazo. No se trata de elegir entre uno u otro, sino de implementar soluciones que generen valor compartido.
Una muestra de nuestra estrategia de sostenibilidad de triple impacto es que en 2021 nos convertimos en el primer y único ingenio azucarero en el mundo en certificarse como Empresa B. Esta certificación refleja nuestro compromiso con generar un impacto positivo a través de nuestra actividad económica, cumpliendo con los más altos estándares de impacto social y ambiental, transparencia, responsabilidad y gobernanza.
Un ejemplo concreto de este enfoque fue nuestra decisión, hace 25 años, de apostar por la producción de azúcar orgánica, siendo pioneros en su categoría. Actualmente, este producto está presente en 18 países, incluyendo mercados clave como Estados Unidos, Corea del Sur, Alemania y Canadá, lo que demuestra que el crecimiento económico puede ir de la mano con la protección ambiental.
¿Cuál ha sido el mayor desafío que ha enfrentado como gerente general de Providencia? ¿Cómo lo superó?
Quizá el desafío más grande fue la apuesta de mantener el crecimiento económico del ingenio al mismo tiempo que aumentamos los recursos destinados a la inversión social y ambiental. Imagínese usted uno hablando de aves, conservación de bosques, inversiones en infraestructura, en instituciones educativas y calidad de educación a los menos favorecidos, etc., y los resultados económicos cayendo en picada. No concibo la sostenibilidad en los programas ambientales y sociales, si no hay buenos resultados económicos. Como tampoco creo que en el mundo moderno puedan ser sostenibles las empresas que solo apuestan a lo económico.
¿Cómo ha visto cambiar la relación entre la agroindustria y el medio ambiente en las últimas décadas?
Actualmente, la sostenibilidad ha pasado de ser una opción a una obligación ineludible para el futuro de la agroindustria. Este cambio ha sido impulsado por avances tecnológicos y una creciente conciencia tanto en las empresas como en los consumidores sobre la importancia de preservar los recursos naturales. Las prácticas sostenibles no solo son rentables, sino que también generan valor a largo plazo, posicionando a las empresas que las adoptan como líderes en sus respectivos mercados.
¿Qué es lo que más le apasiona de trabajar en la agroindustria?
Suena un poco cursi, pero me apasiona todo. Desde mi vocación como agrónomo pudiendo aportar en temas de campo, pero también en los temas de cosecha de caña, procesos fabriles, comerciales, etc., mientras conservamos nuestros recursos naturales en los procesos, manteniendo nuestros indicadores de productividad y eficiencia. En esta última etapa como gerente, ha sido enriquecedor trabajar con cada uno de los equipos, proponernos objetivos muy retadores en todos los campos y haber podido lograrlos es muy satisfactorio. La agroindustria de la caña es y ha sido una fuente de desarrollo económico y social de nuestro departamento, y tiene unas apuestas ambientales serías y creíbles.
¿Cómo nació el Parque Ecológico Providencia?
En 2016, en Providencia decidimos fortalecer nuestro compromiso ambiental con la creación del Parque Ecológico Providencia. Este proyecto tiene el propósito de sensibilizar a nuestros visitantes a la Hacienda Piedechinche sobre la importancia de la conservación del medio ambiente, sus ecosistemas, la función reguladora de los bosques en el ciclo del agua y la conservación de la flora y fauna, con especial énfasis en el rol de las aves en temas como restauración de bosques, conservación de plagas, polinización y, por supuesto, ecoturismo. Los ecosistemas donde concentramos nuestro foco de conservación que forman parte del Parque Ecológico Providencia son el Bosque Alto Andino y el Bosque Seco Tropical. El Parque Ecológico Providencia representa mucho más que una iniciativa ambiental, es un esfuerzo estratégico y proactivo de la compañía para proteger la biodiversidad, preservar el agua y contribuir al bienestar ambiental del Valle del Cauca.
¿Qué objetivos se trazaron cuando se creó el Parque Ecológico y cómo ha sido el proceso de cumplimiento?
Implementamos de manera rápida y estratégica un plan de conservación en donde a la fecha, en la parte alta del parque ubicada entre 1750 msn a 2,800 msn, nos propusimos conservar 414 hectáreas de Bosque Alto Andino, de la cuales 100 ha estaban en potreros, que en estos 7 años se han ido enriqueciendo mediante un proceso de restauración natural, y la siembra con especies de árboles amenazadas endémicas de Colombia como son El Comino Crespo, Cedro Negro, Palma de Cera, Roble Colombiano, entre muchas otras. Ya llevamos 12,500 sembradas. Esto nos ha permitido proteger 30 nacimientos de agua que allí se encuentran.
En la parte baja de nuestro Parque Ecológico ya teníamos una cobertura de Bosque Seco Tropical fragmentada de aproximadamente 20 ha, y en 2021 iniciamos un proceso de restauración acelerada de 120 hectáreas adicionales que también estaban en ganadería. A la fecha, en este ecosistema hemos logrado plantar más de 264.200 árboles, utilizando 131 especies que han contribuido a la restauración de la cobertura vegetal, la captura de carbono y la protección de las especies que habitan en este ecosistema.
En síntesis, en estos dos ecosistemas tenemos más de 550 ha, que se destacan por su alta biodiversidad, con especies endémicas y un rol crucial en la regulación climática y la protección del suelo. A la fecha hemos registrado 303 especies de aves, lo que representa aproximadamente el 30% de las especies del Valle del Cauca, además de cerca de 450 especies de flora.
¿Cómo ha visto el impacto de este proyecto en el Valle del Cauca?
El primer impacto que queremos es sensibilizar a nuestras comunidades y visitantes al parque sobre la importancia de conservación del medio ambiente, además de haber contribuido y aumentado significativamente a la conservación de la biodiversidad en la región al proteger más de 30 nacimientos de agua y restaurar áreas críticas de bosques como el Seco Tropical y el Alto Andino.
Por otra parte, en el Parque Ecológico, las aves no solo representan la biodiversidad que buscamos preservar, sino que también actúan como indicadores de la salud de los ecosistemas. Utilizamos el monitoreo como una herramienta para evaluar el estado de los hábitats y guiar nuestras acciones de conservación: actualmente, como ya mencioné, contamos con 303 especies presentes en el parque, que representan el 30% de las aves del Valle del Cauca.
Hemos observado un aumento en la presencia de especies de aves y flora, lo que es un indicador claro de que nuestras acciones están generando un entorno más saludable y equilibrado.
¿Qué impacto ha tenido el liderazgo del ingenio azucarero en su vida?
El ingenio ha sido mi segunda casa; aquí está mi segunda familia, que son todos nuestros colaboradores. Aquí hice un plan de carrera, arrancando de abajo hasta llegar a ser el gerente general. A lo largo de mi actividad profesional tuve la suerte de contar con muy buenos jefes, pero también de darme cuenta de que en Colombia tenemos una calidad de profesionales sobresalientes, provenientes de todos los niveles socioeconómicos, en donde, independientemente de su origen, lo que tienen en común es haber tenido la oportunidad de recibir una buena educación. Igualmente, aprendí, bajo el liderazgo del Dr. Carlos Ardila Lülle, cómo una empresa se puede transformar invirtiendo en ella, creciéndola, modernizándola tecnológicamente, creyendo en Colombia, en su gente y, por supuesto, apostándole de igual manera a los aspectos sociales y ambientales.
¿Cuál ha sido la lección más importante que le ha dejado su trayectoria en esta empresa?
Que no es incompatible ser exitoso en lo económico, mediante una gran apuesta social y ambiental, con resultados muy positivos en los tres frentes. Nosotros hemos logrado ese triple impacto. Y si me lo permite, agregaría otra que ya mencioné: en Colombia tenemos un recurso humano muy talentoso, que solo necesita encontrar el acceso a educación de calidad y oportunidades de trabajo para desarrollarse.
¿Cómo cree que se puede lograr el equilibrio entre el desarrollo económico y ambiental?
Lograr un equilibrio sostenible entre el desarrollo económico y la protección ambiental es un desafío alcanzable cuando ambos se integran estratégicamente. En nuestra experiencia, esto implica una planificación que contemple tanto el impacto inmediato como los beneficios a largo plazo. No se trata de elegir entre uno u otro, sino de implementar soluciones que generen valor compartido.
Una muestra de nuestra estrategia de sostenibilidad de triple impacto es que en 2021 nos convertimos en el primer y único ingenio azucarero en el mundo en certificarse como Empresa B. Esta certificación refleja nuestro compromiso con generar un impacto positivo a través de nuestra actividad económica, cumpliendo con los más altos estándares de impacto social y ambiental, transparencia, responsabilidad y gobernanza.
Un ejemplo concreto de este enfoque fue nuestra decisión, hace 25 años, de apostar por la producción de azúcar orgánica, siendo pioneros en su categoría. Actualmente, este producto está presente en 18 países, incluyendo mercados clave como Estados Unidos, Corea del Sur, Alemania y Canadá, lo que demuestra que el crecimiento económico puede ir de la mano con la protección ambiental.
¿Cuál ha sido el mayor desafío que ha enfrentado como gerente general de Providencia? ¿Cómo lo superó?
Quizá el desafío más grande fue la apuesta de mantener el crecimiento económico del ingenio al mismo tiempo que aumentamos los recursos destinados a la inversión social y ambiental. Imagínese usted uno hablando de aves, conservación de bosques, inversiones en infraestructura, en instituciones educativas y calidad de educación a los menos favorecidos, etc., y los resultados económicos cayendo en picada. No concibo la sostenibilidad en los programas ambientales y sociales, si no hay buenos resultados económicos. Como tampoco creo que en el mundo moderno puedan ser sostenibles las empresas que solo apuestan a lo económico.
¿Cómo ha visto cambiar la relación entre la agroindustria y el medio ambiente en las últimas décadas?
Actualmente, la sostenibilidad ha pasado de ser una opción a una obligación ineludible para el futuro de la agroindustria. Este cambio ha sido impulsado por avances tecnológicos y una creciente conciencia tanto en las empresas como en los consumidores sobre la importancia de preservar los recursos naturales. Las prácticas sostenibles no solo son rentables, sino que también generan valor a largo plazo, posicionando a las empresas que las adoptan como líderes en sus respectivos mercados.
¿Qué es lo que más le apasiona de trabajar en la agroindustria?
Suena un poco cursi, pero me apasiona todo. Desde mi vocación como agrónomo pudiendo aportar en temas de campo, pero también en los temas de cosecha de caña, procesos fabriles, comerciales, etc., mientras conservamos nuestros recursos naturales en los procesos, manteniendo nuestros indicadores de productividad y eficiencia. En esta última etapa como gerente, ha sido enriquecedor trabajar con cada uno de los equipos, proponernos objetivos muy retadores en todos los campos y haber podido lograrlos es muy satisfactorio. La agroindustria de la caña es y ha sido una fuente de desarrollo económico y social de nuestro departamento, y tiene unas apuestas ambientales serías y creíbles.