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                                                                                                                                  ¡Viva la patria!: “but, which country?”

                                                                                                                                  Las luchas del coronel James Rook y el militar Daniel florencio o'leary han sido relegadas por las versiones oficiales del Bicentenario. Reivindicamos en este especial a las poblaciones afro, a los excluidos y los extranjeros en la Independencia de Colombia.

                                                                                                                                  Laura Camila Arévalo Domínguez

                                                                                                                                  Daniel Florencio O´Leary Burke fue un militar irlandés que posteriormente se convirtió en el edecán de Simón Bolívar. / Cortesía Flickr
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Los registros de algunos historiadores hablaban de razones mucho más románticas por las que los militares extranjeros llegaron a pelear una batalla ajena. Se dijo que lo hicieron para dar la vida por un pueblo que peleaba por una causa valerosa, pero también se destacó la falta de ubicación laboral y se habló de las pésimas condiciones de Inglaterra, Irlanda y Alemania después de la guerra. Además, muchos de los soldados europeos que combatieron en Venezuela y la antigua Nueva Granada eran estudiantes o trabajadores informales que, sin ningún conocimiento militar, se enlistaron en las filas de Bolívar. En este continente había una guerra, así que había trabajo, y las causas de esa guerra eran en nombre de la libertad, así que estaba justificado. 

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  La Batalla del Pantano de Vargas y la de Carabobo fueron los dos enfrentamientos en los que la Legión británica hizo la diferencia, aunque el resultado de las seis expediciones también se vio reflejado en las victorias de Boyacá, Bomboná y Ayacucho. Todos los recorridos que se iniciaron con un número robusto de hombres terminaron con pocos efectivos,  ya que a medida que se iban aproximando, entendían que los pagos prometidos y las condiciones para las batallas serían precarios. En 1819, por ejemplo, llegaron 700 soldados que en Inglaterra habían sido parte de la ocupación de Francia y Bélgica, pero solo la mitad logró integrarse a la Legión, que quedó al mando del general Urdaneta. El resto murió por diversas enfermedades que dejaron sus cuerpos esparcidos por tierras apartadas de sus familias, sus hogares y sus propias luchas. 

                                                                                                                                  Los soldados europeos no solo tuvieron que enfrentarse al ejército español, sino a sus propios compañeros, que los discriminaron desde su llegada. No entendían qué hacían peleando una batalla tan lejana. Querían ser independientes por sus propios medios: los otros ya tenían sus tierras y los soldados criollos, indígenas y mestizos no querían ceder sus luchas, ni sus muertos, ni sus heroísmos. Muchos de los ingleses decidieron enfilarse después de haber combatido su propia pelea en Europa porque solo sabían hacer eso: apuntar, disparar y matar. Convertidos en máquinas de guerra, cuando la de ellos terminó, tuvieron que pelear otra, así el riesgo fuera perderlo todo, como pasó con muchos, que murieron desnudos porque ni uniformes había para abrigarlos. Según Marco Gómez Jaramillo, cuando tener soldados extranjeros comenzó a ser más caro que no tenerlos debido a los costos de reclutamiento, equipamiento y salario, Simón Bolívar redactó un decreto en diciembre de 1820 que prohibió al servicio de la república traer más tropas de otras tierras. 

                                                                                                                                  Después de los desafíos que representó la negativa de los oficiales locales ante los legionarios extranjeros, y luego de superar a medias la barrera del lenguaje, los conocimientos estratégicos de los europeos fueron apreciados. Su experiencia en Waterloo, y su edad, ya que muchos eran veteranos de guerra, sofisticaron las ofensivas de las huestes de Bolívar, que escuchó atentamente los comentarios de, por ejemplo, el coronel Manrique, jefe de Estado Mayor: “Todos los cuerpos del ejército se han distinguido, pero merecen una mención popular las compañías británicas a las que su excelencia el presidente de la República, sin embargo de ser la primera vez que combaten bajo nuestras banderas, les ha concedido la Estrella de los Libertadores en premio de su constancia y de su valor”.

                                                                                                                                  Además de Rooke, fueron varios los que se destacaron gracias a su esfuerzo por la libertad suramericana. Johann von Uslar fue un comandante de Simón Bolívar que, con su formación prusiana, preparó a más de 150 tiradores de Hannover que pelearon bajo las órdenes del general Rafael Urdaneta. Daniel Florencio O’Leary, el irlandés que acompañó a Bolívar en los procesos de integración que el Libertador emprendió, fue quien se encargó de recopilar, en 32 tomos, los detalles, intimidades y características de lo que fue la vida y el proceder de Bolívar. “Muerto el Libertador y destruida su grande obra, me retiré a Jamaica a organizar sus papeles y escribir mis memorias”, dijo O’Leary, quien llegó a América como voluntario de guerra y 19 años después fue promovido a capitán efectivo. Su posición como edecán de Bolívar lo ubicó en primera fila y lo convirtió en el mayor testigo de diversas campañas como la liberación de Venezuela, que se concretó en la segunda Batalla de Carabobo en 1821. 

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Daniel Florencio O´Leary Burke fue un militar irlandés que posteriormente se convirtió en el edecán de Simón Bolívar. / Cortesía Flickr
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Los registros de algunos historiadores hablaban de razones mucho más románticas por las que los militares extranjeros llegaron a pelear una batalla ajena. Se dijo que lo hicieron para dar la vida por un pueblo que peleaba por una causa valerosa, pero también se destacó la falta de ubicación laboral y se habló de las pésimas condiciones de Inglaterra, Irlanda y Alemania después de la guerra. Además, muchos de los soldados europeos que combatieron en Venezuela y la antigua Nueva Granada eran estudiantes o trabajadores informales que, sin ningún conocimiento militar, se enlistaron en las filas de Bolívar. En este continente había una guerra, así que había trabajo, y las causas de esa guerra eran en nombre de la libertad, así que estaba justificado. 

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  La Batalla del Pantano de Vargas y la de Carabobo fueron los dos enfrentamientos en los que la Legión británica hizo la diferencia, aunque el resultado de las seis expediciones también se vio reflejado en las victorias de Boyacá, Bomboná y Ayacucho. Todos los recorridos que se iniciaron con un número robusto de hombres terminaron con pocos efectivos,  ya que a medida que se iban aproximando, entendían que los pagos prometidos y las condiciones para las batallas serían precarios. En 1819, por ejemplo, llegaron 700 soldados que en Inglaterra habían sido parte de la ocupación de Francia y Bélgica, pero solo la mitad logró integrarse a la Legión, que quedó al mando del general Urdaneta. El resto murió por diversas enfermedades que dejaron sus cuerpos esparcidos por tierras apartadas de sus familias, sus hogares y sus propias luchas. 

                                                                                                                                  Los soldados europeos no solo tuvieron que enfrentarse al ejército español, sino a sus propios compañeros, que los discriminaron desde su llegada. No entendían qué hacían peleando una batalla tan lejana. Querían ser independientes por sus propios medios: los otros ya tenían sus tierras y los soldados criollos, indígenas y mestizos no querían ceder sus luchas, ni sus muertos, ni sus heroísmos. Muchos de los ingleses decidieron enfilarse después de haber combatido su propia pelea en Europa porque solo sabían hacer eso: apuntar, disparar y matar. Convertidos en máquinas de guerra, cuando la de ellos terminó, tuvieron que pelear otra, así el riesgo fuera perderlo todo, como pasó con muchos, que murieron desnudos porque ni uniformes había para abrigarlos. Según Marco Gómez Jaramillo, cuando tener soldados extranjeros comenzó a ser más caro que no tenerlos debido a los costos de reclutamiento, equipamiento y salario, Simón Bolívar redactó un decreto en diciembre de 1820 que prohibió al servicio de la república traer más tropas de otras tierras. 

                                                                                                                                  Después de los desafíos que representó la negativa de los oficiales locales ante los legionarios extranjeros, y luego de superar a medias la barrera del lenguaje, los conocimientos estratégicos de los europeos fueron apreciados. Su experiencia en Waterloo, y su edad, ya que muchos eran veteranos de guerra, sofisticaron las ofensivas de las huestes de Bolívar, que escuchó atentamente los comentarios de, por ejemplo, el coronel Manrique, jefe de Estado Mayor: “Todos los cuerpos del ejército se han distinguido, pero merecen una mención popular las compañías británicas a las que su excelencia el presidente de la República, sin embargo de ser la primera vez que combaten bajo nuestras banderas, les ha concedido la Estrella de los Libertadores en premio de su constancia y de su valor”.

                                                                                                                                  Además de Rooke, fueron varios los que se destacaron gracias a su esfuerzo por la libertad suramericana. Johann von Uslar fue un comandante de Simón Bolívar que, con su formación prusiana, preparó a más de 150 tiradores de Hannover que pelearon bajo las órdenes del general Rafael Urdaneta. Daniel Florencio O’Leary, el irlandés que acompañó a Bolívar en los procesos de integración que el Libertador emprendió, fue quien se encargó de recopilar, en 32 tomos, los detalles, intimidades y características de lo que fue la vida y el proceder de Bolívar. “Muerto el Libertador y destruida su grande obra, me retiré a Jamaica a organizar sus papeles y escribir mis memorias”, dijo O’Leary, quien llegó a América como voluntario de guerra y 19 años después fue promovido a capitán efectivo. Su posición como edecán de Bolívar lo ubicó en primera fila y lo convirtió en el mayor testigo de diversas campañas como la liberación de Venezuela, que se concretó en la segunda Batalla de Carabobo en 1821. 

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Por Laura Camila Arévalo Domínguez

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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