Warhol, Basquiat y el arte de la desidentificación
La obra “Arm and Hammer II” es una colaboración de Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, en la que reinterpretaron el logo de la marca de bicarbonato más querida por los norteamericanos: Arm & Hammer. Esta pieza es una clara muestra de la desidentificación en el arte.
Santiago Vargas Acebedo
En 1922, Lenin le mandó una carta a Stalin con la instrucción de establecer vínculos comerciales con un joven negociante del Bronx, llamado Armand Hammer. Con la bendición de Lenin, Hammer se convirtió no solo en la cabeza de una de las empresas de petróleo más grandes del mundo, sino además en uno de los vínculos comerciales más importantes entre la Unión Soviética y el sector privado norteamericano. Hammer era el hijo de uno de los miembros más importantes del Partido Socialista de América, lo cual explica el favoritismo de Lenin. De hecho, su nombre, Armand Hammer, proviene del célebre logo del partido: un brazo y un martillo (arm-and hammer).
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En 1922, Lenin le mandó una carta a Stalin con la instrucción de establecer vínculos comerciales con un joven negociante del Bronx, llamado Armand Hammer. Con la bendición de Lenin, Hammer se convirtió no solo en la cabeza de una de las empresas de petróleo más grandes del mundo, sino además en uno de los vínculos comerciales más importantes entre la Unión Soviética y el sector privado norteamericano. Hammer era el hijo de uno de los miembros más importantes del Partido Socialista de América, lo cual explica el favoritismo de Lenin. De hecho, su nombre, Armand Hammer, proviene del célebre logo del partido: un brazo y un martillo (arm-and hammer).
Curiosamente, el mismo brazo y martillo había sido también usado, desde 1867, en el logo de la marca más popular de bicarbonato de Estados Unidos: Arm & Hammer. Dada la semejanza, en aquel entonces, muchos pensaron que el exitoso comerciante del Bronx era, en realidad, el propietario de la compañía de bicarbonato. Pues bien, sacando provecho de la coincidencia, en los años 80 Hammer decidió comprar suficientes acciones de la compañía como para ser parte de su junta directiva. Como si fuera poco, Hammer también era un reconocido coleccionista de arte y propietario de una galería en Nueva York. Y, al tiempo que debutaba en la industria del arte, a unos pocos kilómetros al sur de su galería, dos peculiares personajes forjaban las raíces de una amistad que revolucionaría la historia del arte.
Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat fueron presentados, en el año 82, en La Factoría; el célebre estudio de Warhol en la calle 16 de Manhattan. Al parecer, esa misma tarde, Warhol invitó a Basquiat a almorzar; sin embargo, este rechazó la invitación, argumentando que tenía trabajo pendiente en su taller del barrio Noho. Apenas unas horas más tarde llegó al estudio de Warhol un paquete que contenía un cuadro recién pintado por Basquiat, titulado Dos cabezas, el cual retrataba, lado a lado, el rostro de ambos artistas. Desde aquel día Warhol y Basquiat entablaron una gran amistad, influyeron mutuamente en su trabajo e, incluso, desarrollaron una serie de colaboraciones artísticas. De estas, quizá, la más célebre retrata dos versiones, una de cada artista, del logo de la marca de bicarbonato más querida por los norteamericanos: Arm & Hammer.
Esta colaboración entre Warhol y Basquiat, Arm and Hammer II, reproduce dos versiones de una estrategia empleada frecuentemente a lo largo del arte moderno, la cual fue bautizada en los años 90 por el académico cubano José Esteban Muñoz, como desidentificación. En términos generales, la desidentificación es la reinterpretación de algo en lo que alguien, a pesar de identificarse, percibe una ausencia. Es decir, a diferencia de la no identificación, la desidentificación solo ocurre si hay una identificación primero. De modo que la reinterpretación de los íconos femeninos por parte de las mujeres transgénero en los años ochenta, así como la reinterpretación del marxismo por parte de las primeras olas del feminismo son ambos ejemplos de desidentificación. Pues bien, esta colaboración entre Warhol y Basquiat, Arm and Hammer II, ofrece en un solo cuadro dos procesos diferentes de desidentificación.
Al lado derecho, Warhol retrata una versión aparentemente inalterada del logo de Arm & Hammer. Sin embargo, su relación con el original es, estrictamente, una desidentificación. Warhol remueve el logo de su contexto comercial y elimina la inscripción “El estándar de la pureza’ (The Standard of Purity) de la parte inferior del logo, haciendo énfasis en el trabajo humano presente en el brazo y el martillo. La estrategia de Warhol desordena el proceso por medio del cual la publicidad oculta el trabajo humano detrás de un producto, con el fin de construir la identidad de una marca. Mientras que el logo de Arm & Hammer hace énfasis en el estándar de la pureza, el de Warhol destaca el brazo y el martillo para resaltar, precisamente, el trabajo humano que la lógica del mercado pretende ocultar.
En gran medida, la totalidad de la obra de Warhol es una celebración de la publicidad, el consumo y los íconos de la cultura pop -como el logo de Arm & Hammer, la Coca-Cola o Marilyn Monroe-. Según el mismo Warhol, el valor simbólico de los íconos pop reside en que su presencia es tan fuerte en nuestra cultura, como los íconos religiosos lo eran en la Edad Media. Y, por lo mismo, estos íconos funcionan como símbolos de identificación cultural para una gama de población tan amplia, que incluye desde el presidente de Estados Unidos hasta un niño de ocho años, hijo de inmigrantes polacos de clase obrera, llamado Andrew Warhola (su nombre original), quien admiraba la cultura pop con fascinación, a través de su televisor. De manera que, por medio de la representación del logo de Arm & Hammer, Warhol entabla un proceso de desidentificación con la cultura pop, en la cual, a pesar de elogiar, percibe la ausencia del trabajo humano.
Al otro lado del cuadro Basquiat convierte el logo de Arm & Hammer en una moneda y sitúa, en el interior, a un saxofonista con el año 1955 inscrito en la parte inferior, por lo cual muchos críticos han afirmado, aunque sin absoluta certeza, que se trata de Charlie Parker, pues coincide con el año de su muerte. Al reemplazar el brazo y el martillo con un saxofonista afroamericano, Basquiat hace énfasis en la dependencia de la mano de obra y de la explotación de los afroamericanos por parte de la industria cultural estadunidense. Al mismo tiempo, la intervención de Basquiat sobre el logo constituye una desidentificación con la primera ola del Pop Art, un movimiento que, en sus inicios, marcaba una tendencia particularmente racista al excluir a los afroamericanos de la celebración de los íconos pop. Al reemplazar Arm & Hammer por las palabras tachadas “conmemorativo” y “un centavo”, respectivamente, Basquiat señala la ausencia de los afroamericanos en los íconos celebrados por el Pop Art. Esta obra de Basquiat, en definitiva, es una moneda conmemorativa que convierte en ícono a un saxofonista afroamericano.
Como bien señala Muñoz, es característico de las minorías el admirar los íconos culturales de los grupos sociales dominantes, a falta de íconos propios. Pues bien, en este sentido, la desidentificación funciona como una estrategia de supervivencia por parte de las minorías, pues ofrece la oportunidad de reinterpretar, a su manera, los íconos culturales de los grupos dominantes. Esta colaboración de Warhol y Basquiat coincide con la consigna sobre el arte planteada por Adorno y Horkheimer, miembros de la Escuela de Fráncfort, quienes afirmaron que el verdadero artista no es quien domina el estilo de su época, sino quien lo emplea para, efectivamente, decir algo.