Wes Anderson: “Nadie debería reescribir a nadie”
El cineasta estadounidense hace realidad uno de sus sueños como lo es adaptar otras historias del escritor británico Roald Dahl. “La maravillosa historia de Henry Sugar”, es el primero de un total de cuatro cortometrajes.
Janina Pérez Arias
Fue raro ver a Wes Anderson (Houston, Texas,1969) solo en la pasada edición de la Mostra de Venecia. Estamos acostumbrados a ver al director de “Los excéntricos Tenenbaum” (2001) y “El Gran Hotel Budapest” (2014) rodeado de su numeroso elenco de la película de turno conformado generalmente por estrellas consagradas o en ciernes. Pero esta vez, por los efectos colaterales de la huelga de actores en EE. UU, para el estreno de “La maravillosa historia de Henry Sugar”, el primero de un total de cuatro cortometrajes, los focos y la atención se posaron solo en Anderson.
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Fue raro ver a Wes Anderson (Houston, Texas,1969) solo en la pasada edición de la Mostra de Venecia. Estamos acostumbrados a ver al director de “Los excéntricos Tenenbaum” (2001) y “El Gran Hotel Budapest” (2014) rodeado de su numeroso elenco de la película de turno conformado generalmente por estrellas consagradas o en ciernes. Pero esta vez, por los efectos colaterales de la huelga de actores en EE. UU, para el estreno de “La maravillosa historia de Henry Sugar”, el primero de un total de cuatro cortometrajes, los focos y la atención se posaron solo en Anderson.
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Se trata de la adaptación del cuento homónimo de Roald Dahl (1916- 1990), en donde Benedict Cumberbatch, Ralph Fiennes y Ben Kingsley, Dev Pattel forman parte del elenco. “Quería que todos los actores fueran ingleses, ese fue mi punto de partida”, comentaba Wes Anderson en esta entrevista durante la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, revelando además que en cuestión de dos días ya tenía a todos sus intérpretes fichados y con un ‘sí, quiero’ rotundo.
Anderson se muestra entusiasmado. “La maravillosa historia de Henry Sugar” es parte de un ambicioso proyecto que se compone, además de “El cisne”, “Veneno” y “El desratizador”, todas historias del escritor galés, para las cuales conserva casi el mismo reparto y que se pueden ver en la plataforma de streaming Netflix.
Roald Dahl es el creador de memorables historias como “Charlie y la fábrica de chocolates” y “Matilda”, y no es la primera vez que Anderson hace una adaptación cinematográfica de alguna de sus historias. En 2009 hizo una versión animada de “El fantástico Sr. Zorro”, con las voces de George Clooney, Meryl Streep y Bill Murray, entre otros, anotándose un gran éxito.
En particular, “La maravillosa historia de Henry Sugar”, el primero que fue proyectado como estreno mundial en la Mostra, parece haber sido escrito a su medida. En su propuesta cinematográfica, el director le guarda fidelidad a Dahl, eso sí, poniendo toda su identidad como cineasta - creador de un mundo propio - en una puesta en escena hipnótica, más osada en cuanto al uso de su acostumbrada paleta de colores, con escenarios desplazables como en el teatro y echando mano de la técnica de libros pop-up. Wes Anderson en pleno divertimento.
¿Qué tiene el universo de Roald Dahl que le llama tanto como para haber hecho “El fantástico Sr. Zorro” y para ahora lanzarte a hacer cortos basados en sus cuentos?
Tenía el gran deseo de hacer una película en stop motion, y la historia de “El fantástico Sr. Zorro” se prestaba para ello. Se trataba además de un cuento que conocía desde mi infancia. Cuando conocí a la familia Dahl y tras compartir bastante tiempo con ellos, en particular su esposa Lissy [Felicity Dahl] me preguntó si habría alguna otra historia que yo quisiera llevar al cine, de inmediato respondí “Henry Sugar”; creo que esa conversación la tuvimos en el 2006.
De modo que volví a Dahl por la amistad, pero también porque durante todo este tiempo esperaron por mí, ya que no había tenido una clara idea de cómo hacer la adaptación. Finalmente, se me ocurrió hacerlo de esta manera tan peculiar, empezando con que no sería un largometraje, pero sí un corto. Siempre me gustó la idea de hacer “Henry Sugar” y las seis historias del libro, pero me di cuenta de que la gran mayoría de esos relatos no eran muy adecuados para ser adaptados al cine. Así que tuve que buscar bien en su literatura otros cuentos con más posibilidades para este fin.
¿Cómo se te ocurrió entonces esta manera de abordar la adaptación de “La maravillosa historia de Henry Sugar”?
Me senté a leérselo en voz alta a mi hija, al hacer esto reiteradamente, me di cuenta de que no podría hacer una adaptación cinematográfica prescindiendo de las palabras. Quería conservar las descripciones, pero ¿cómo hacerlo si el objetivo era hacer una película? Entonces me supe que era la voz de Roald Dahl lo que debía mantener, y así decidí que en parte fuese él mismo [interpretado por Ralph Fiennes] el que contase la historia.
Quisiste conservar la voz de Dahl en un momento en el que se intenta cambiar sus textos en las reediciones recientes de sus libros por considerar ciertos pasajes o palabras ofensivas para algunos lectores.
Nadie debería reescribir a nadie. En el caso de esta adaptación, tuve que hacer ajustes o cambios específicos donde sentía que podría resultar mejor para la adaptación cinematográfica, aunque lo hice siempre teniendo presente que esos cambios serían como lo haría el mismo Dahl. Pero nunca pensaría en reescribir a Dahl bajo ningún concepto ni por ningún propósito.
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Cuando un libro es publicado y es leído, los lectores pasan a ser parte de esa obra. El autor lo ha ofrecido a un público y en cierta forma nos pertenece. No me gusta la idea de que el autor cambie su obra, ni mucho menos que otra persona que ni siquiera es el creador se aventure a hacerlo, y aún menos cuando el escritor en cuestión ya está muerto.
Tus películas suelen ser muy cinematográficas, están destinadas a que se vean en la gran pantalla, pero esta es una producción de Netflix. ¿Cómo debería ser vista “La maravillosa historia de Henry Sugar”?
La filmamos en 16 milímetros, pero la idea que tenía con La maravillosa historia de Henry Sugar y los otros cortometrajes que hicimos, era que fuesen como una obra para la televisión, tal como solía producir la BBC en los años 80. Creo que son cortometrajes adecuados para la pantalla chica, a diferencia de Asteroid City [película que estrenó también este año], que está más bien concebida para cinemascope.
¿Cuáles son las historias de Roald Dahl que has tenido más presente a lo largo de tu vida?
Henry Sugar sin dudas la he tenido siempre muy presente, aunque también me encanta Veneno, así como The Hitch-Hiker, pero este último no lo adapté. Cuando era niño me encantaban Charlie y la fábrica de chocolate y Charlie y el gran ascensor de cristal; luego leí sus memorias Boy: relatos de la infancia (1984) y Going solo (1986) que me fascinaron. De sus historias para adultos hay muchas que me gustan, en particular varias que fueron publicadas en The New Yorker y que considero son sus mejores relatos, como Taste y Lamb to the Slaughter. Pero también me encantan todos aquellos que fueron adaptados para el serial de televisión The Twilight Zone (La dimensión desconocida).