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¿Y Le Pera?

Esta semana se cumplieron 85 años del accidente donde murió Carlos Gardel. Las referencias, los lugares comunes, las discusiones acerca de lo que pasó, si fue accidente aéreo o terrestre, los rumores, la leyenda, Medellín, todo eso se suele mencionar por estos días. Lo que pocas veces se cuenta es que en la parte de atrás del avión de SACO, también venía Alfredo Le Pera, el letrista y compañero de la dupla más famosa del tango. Los de atrás también se mueren.

Juan Esteban Osorio
01 de julio de 2020 - 10:48 p. m.
Carlos Gardel y Rosita Moreno, protagonistas del largometraje "El día que me quieras", escrito por Alfredo Le Pera igual que la canción que le dio título al filme.
Carlos Gardel y Rosita Moreno, protagonistas del largometraje "El día que me quieras", escrito por Alfredo Le Pera igual que la canción que le dio título al filme.
Foto: Archivo Particular
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Alfredo Le Pera nació 10 años después que Gardel; Carlitos murió de 45, Alfredo de 35. Curiosamente también existen controversias acerca de detalles de su nacimiento, como la fecha exacta y el nombre completo. Sus papás estaban de paso por Sao Paulo, y en junio –no está claro el día - llegó Alfredito; dos meses después, regresaron a Buenos Aires, a seguir con sus negocios de aceite italiano importado, y a completar la familia con dos hijos que llegarían algunos años después. Hijo de dos italianos, calabrés y napolitana, Alfredo tuvo una infancia acomodada como hijo de inmigrantes comerciantes. Son muy pocos los datos consignados de uno de los letristas más importantes del tango. Pero no era ninguna figura oscura ni propiamente simple. Políglota, hablaba al menos cinco idiomas, viajero, lector consumado, crítico feroz de teatro, guionista y escritor. Además, aunque no se encargaba de la música de sus canciones, tocaba el piano, después de su paso en la niñez por un conservatorio local.

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Hizo cuatro años de medicina, hasta que se retiró para dedicarse al periodismo cultural, donde se especializó en crónica y crítica teatral, más exactamente como brulotista, subgénero que hace referencia a la crítica ácida, sarcástica y a veces despiadada contra los artistas. De hecho, existen rumores, apoyados por un amigo común de los dos tangueros, que la primera vez que se cruzó con Gardel fue debido a un texto brutal contra el cantante quien una tarde fue a buscarlo en el diario El Telégrafo, donde trabajaba, para reclamarle. Sin embargo, no existen referencias directas al texto –brulote- ni a ese primer encuentro.

Aparentemente la primera vez que se vieron fue en 1923, y fue un encuentro casual, en el teatro en que trabajaba como administrador y asesor artístico, cuando el cantante fue a saludar a un amigo actor que trabajaba allí. Es más un rumor con muchos ecos, sin mayores consecuencias.

Pero el encuentro definitivo entre la pareja creativa fue en Europa, donde Gardel estaba grabando discos entre Londres y París, y Le Pera llegó a hacer una pequeña gira por algunos países, entre su trabajo como traductor de películas mudas -más exactamente de subtítulos-, y periodista corresponsal. Por ejemplo, en Londres entrevistó a Alfred Hitchcock, en París a Josephine Baker, y en Berlín habló con Marlene Dietrich.

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Fue en Francia donde se vinculó directamente con la Paramount, lo que generó la presentación formal con el cantante. Sus primeras colaboraciones fueron como guionista de películas de la estrella: en tres años escribió seis largometrajes, entre los que figuran El Día que me quieras, Caminito y Melodía de arrabal. Lo más curioso es que muchas de las canciones fueron concebidas como bandas sonoras para las películas, que claramente, después pasaban a LPs.

Aunque la sociedad de los dos argentinos –ninguno nacido en Argentina- duró solo tres años, les alcanzó para hacer seis películas y 29 canciones. La dupla Gardel & Le Pera tiene la misma fuerza de Lennon y McCartney, Jagger y Richards, aunque está más cercana a la dinámica Elton John & Bernie Taupin: el uno canta y compone, y el otro escribe.

Gardel nunca negó, ni subvaloró a Le Pera. De hecho, existen varios registros en los que el carismático cantante le da todo el crédito y reconocimiento a su compañero y amigo. Existe un audio de una promoción donde desde Nueva York, Gardel invita a su público a esperarlo para una gira latinoamericana (la última), y el lanzamiento de su nuevo disco, donde le da paso a Le Pera para que complete el anuncio, en el que claramente se promocionaban como dúo creativo.

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No existen mayores detalles de la relación de los dos, más allá de las colaboraciones artísticas, y el reconocimiento de Gardel hacia su compañero. Pero no sobreviven relatos de la cotidianidad, de matices de ellos dos, o el tipo de amigos que se presume fueron. Existe un rumor turbio, en el que Ángel Riverol, uno de los guitarristas que iba en el avión fatal, que sobrevivió apenas dos días al accidente, contó que el choque se originó porque Le Pera sacó un arma y disparó contra Gardel, con tan mala suerte y puntería que impactó al piloto Ernesto Samper Mendoza. Ya es parte de la leyenda del 24 de junio del 35 en Medellín. Como tema para un tango es maravillosa. Como evidencia, deja mucho que desear.

Alfedo Le Pera no fue solamente el secuaz y wing man de Gardel. Fue el compositor de El día que me quieras, Caminito y Por una cabeza; fue quien le dio un sabor universal al género, que lo arrancó del arrabal y dejó de lado ciertos modismos del lunfardo tan típicos y apreciados del tango, pero que le coartaban vuelo en algún momento, cuando apenas se empezaba a oír afuera del barrio. Gardel le dio la voz mundial al tango, y Le Pera lo enfundó en ropas de pasarela universal.

Nunca los de atrás van a tener los focos de los cantantes. Ellos saben que su puesto es en lo oscuro. Y muchas veces lo prefieren. Que el escenario se quede con los protagonistas. Pero a ver si un día de estos empezamos a hablar del accidente en Medellín donde murieron Gardel y Le Pera. Que hasta el final, sigan estando juntos.

Por Juan Esteban Osorio

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