Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Elegido Iván Duque como el sucesor del presidente Juan Manuel Santos, las fuerzas políticas en el Legislativo también alistan la forma en la que comenzarán a operar, a partir del próximo 20 de julio. Especialmente, porque el partido que durante los últimos cuatro años ejerció la oposición al gobierno saliente ahora estará de ese lado de la cancha y con una mayoría consolidada, elegida en los comicios del pasado 11 de marzo. El Centro Democrático fue la colectividad que mayor número de curules obtuvo en el Senado -aunque al final de este periodo quedó en la misma situación-, pero con un jefe de Estado de su lado, le será mucho más fácil actuar dentro del Capitolio Nacional.
Por eso, si la forma en la que ha venido operando el Legislativo se mantiene, en términos de acuerdos políticos, para elegir las mesas directivas tanto de la Cámara alta como de la baja, todo apunta a que será el uribismo el que comandará, en este primer año, la presidencia en dicha corporación. Así ocurrió durante los ocho años de mandato del presidente Santos cuya gobernabilidad la mantuvo con sus antiguos aliados de la Unidad Nacional. Armando Benedetti (la U), Juan Manuel Corzo (Conservador), Roy Barreras (la U), Juan Fernando Cristo (Liberal), José David Name (la U), Luis Fernando Velasco (Liberal), Mauricio Lizcano (la U) y Efraín Cepeda (Conservador) se alternaron el cargo.
Era necesario, dados los trámites a los que le apuntaría Santos y, más aún, a la hora de materializar su principal bandera: el Acuerdo de Paz con la hoy desarmada guerrilla de las Farc. Por eso, el que sabe cómo se mueve el Congreso tiene perfectamente claro que quien llega a la Presidencia de la corporación, tiene en sus manos nada más y nada menos que la coordinación del orden del día de los proyectos que se van a debatir. El Marco Jurídico para la Paz, aprobado en 2012 -recién iniciados los diálogos en La Habana-, o el Referendo por la Paz, que se promovió un año después ante la irreversibilidad de dicho proceso, lograron salir adelante por cuenta de las fuerzas que se unieron en coalición a favor de un proyecto que, años más tarde, le dio el Nobel de Paz al primer mandatario.
Ahora, a menos de un mes de que se posesione el nuevo poder Legislativo, el partido del presidente electo sabe que llegará, como se dice coloquialmente, con el sartén por el mango y con una nueva Unidad Nacional que se volcó a su favor. Así las cosas, y con una presidencia en el Senado segura, la pregunta es ¿quién se adueñará de la mesa directiva? Iván Duque ha manifestado en diversas ocasiones su deseo de que sea su mentor, Álvaro Uribe Vélez, el senador con más votos recogidos en las elecciones legislativas del 11 de marzo (875.554). Pero hay quienes plantean dudas en torno a si aceptará o no dicha dignidad pues, evidentemente, tendría que lidiar de manera directa con los que serán sus nuevos colegas: los congresistas del naciente partido FARC.
Voces dentro del partido Conservador, colectividad que se unió en campaña a favor del nuevo mandatario, también consideran que debe ser Uribe quien asuma la presidencia del Senado, tanto por el hecho de tomarle la posesión a su discípulo, como para facilitar el tránsito de los proyectos de ley y de actos legislativos que sean necesarios para echar a andar las reformas que contempla realizar el nuevo gobierno. No obstante, según el senador del Centro Democrático, Alfredo Rangel, “él ha insistido en que no está interesado en esa alta designación”, lo cual dejaría un abanico de opciones para otros miembros de la bancada, cuyo nombre más sonado es el de Ernesto Macías.
El huilense, que ha sido diputado en su departamento y participó en las comunicaciones de la campaña presidencial de Juan Manuel Santos, en 2010, ha caído bien en el interior del partido. “Había unanimidad en torno a que Uribe pudiera ser el presidente de la primera legislatura, en reconocimiento como máxima figura de la bancada y del partido. Pero hay personas que tienen la vocación de presidir el Senado, como Ernesto Macías”, dijo una fuente del uribismo a este diario. No obstante, hay quienes perfilan a la también senadora uribista María del Rosario Guerra, apoyada por el Partido Conservador. “Si no es Uribe, la Presidencia del Senado debería quedar en manos de María del Rosario Guerra”, señaló el congresista Jorge Hernando Pedraza, de la colectividad azul.
De momento, lo que es claro es que el Centro Democrático quiere tener dos de las cuatro presidencias del periodo 2018-2022 en el Congreso. Lo que no se ha concertado aún, eso sí, es a qué otras colectividades les correspondería la presidencia Legislativa, pues todos los partidos que gobernaron de la mano de Santos, sin excepción, llegaron tarde a la campaña de Duque y no fue gracias a ellos que el exsenador resultó elegido por más de 10 millones de votos. Es decir, el Partido Liberal y el Conservador, y la mayoría de Cambio Radical y la U tendrán que lograr un consenso con el partido de gobierno para tomar la decisión en torno a ese cargo. No obstante, lo seguro es que Duque contará con una amplia gobernabilidad en el Senado.
Pero ¿qué ocurrirá en la Cámara? Es acá donde las cosas no se vislumbran tan obvias. Como se sabe, el Partido Liberal logró la mayoría en esta corporación con 35 curules y, en teoría, debería ocupar la presidencia. Fuentes de esa colectividad contaron a El Espectador que, pese a ello, miembros del Centro Democrático quieren que sea su colectividad la que arranque este primer año en dicha dignidad. El principal promotor de la idea es el representante Edward Rodríguez, que quiere llegar allí, pues “él sabe que si no es ahora, es más difícil de que se la den después”, dijo una importante voz del uribismo a este diario. Y el liberalismo no cederá. Para ello, ya se nombró a un grupo de compromisarios que se reunirá con Duque, mañana martes en la noche, en la casa del expresidente César Gaviria, y a donde también llegará la bancada de senadores y representantes. “Ese será un punto de honor a nosotros”, comentó un legislador rojo.
El problema -y en parte es el reclamo que harán los liberales- es que Duque se reunió ya con el Partido Conservador con el que habría logrado acuerdos en torno a la presidencia de la Cámara. “Lo que no entendemos es cómo le van a dar la presidencia con el número de curules que sacó. Eso no tiene sentido”, explicó un militante del partido que dirige Gaviria. Y tiene razón. El conservatismo es la quinta colectividad con presencia en la cámara baja y con 21 representantes. Es decir, con 14 menos que el Partido Liberal. Pero frente a los acuerdos de aquí al 2022, hay más claridad que en el Senado. Serán dos presidencias para el Centro Democrático, una para Cambio Radical y una para el Partido Liberal. “Vamos a trabajar de la mano con el gobierno. Votamos por él, trabajamos la campaña y hay cosas que nos unen”, dijo el representante Alberto Carrasquilla, del liberalismo.
A partir de esta semana, el diálogo entre el nuevo Ejecutivo y el Legislativo se profundizará, pues la disputa por esta importante nominación recién comienza. El único escenario que parece claro para Iván Duque es que gobernará con amplias mayorías, especialmente, en su primer año de mandato. Bien dicen en el argot político que el primer año es del presidente, el segundo es compartido, el tercero es para el Congreso y el cuarto no es de nadie. El reto será, a partir de julio de 2019, demostrar que el gobierno puede gobernar sin la ya conocida extorsión legislativa.