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Viviane Morales anunció su renuncia al Partido Liberal y, en consecuencia, a la curul en el Senado que ostenta por ese partido. El objetivo es un fin mayor: aspirar a la Presidencia de la República. Tal como lo había afirmado apenas se inició el nuevo año, ayer confirmó que será la candidata por el partido Somos, que es el nuevo nombre del antiguo Alas Equipo Colombia. Su inscripción se hará oficial el 29 de enero próximo. De esta forma termina la incertidumbre que había generado la congresista al señalar que sí o sí iría por la Presidencia, aunque no había certeza sobre el cómo.
“Inscribiré mi candidatura el próximo 29 de enero con la personería jurídica del partido Somos”, dijo Morales en un video publicado en su cuenta de Twitter, y de inmediato rechazó la invitación de Iván Duque, candidato presidencial por el Centro Democrático, para participar, junto con Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez, en la coalición de los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. Sin embargo, a pesar de querer marcar distancia de la derecha, Morales aspira por una colectividad con cuestionamientos en su pasado.
Su fundador fue Álvaro Araújo Castro, condenado en 2010 por la Corte Suprema de Justicia por sus vínculos con el jefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, conocido como Jorge 40, el mismo que hizo parte de la coalición que apoyó la reelección de Uribe en 2006. Es decir, Morales terminó aspirando por un partido más afín a la derecha que a los principios liberales que decía defender durante sus casi cuatro años en el Senado.
(Lea: Viviane Morales oficializa su candidatura a la Presidencia por el partido Somos)
La otra duda que surge, sea cual sea la colectividad que la avale, es si con esa decisión incurría en doble militancia, al no haber renunciado al Partido Liberal en los tiempos establecidos por la ley. El argumento jurídico de la exfiscal está contenido en un fallo en el que la Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado niega las pretensiones de una demanda que buscaba la nulidad de la elección de Álvaro Uribe en 2006 por considerar, entre otras cosas, que su candidatura había sido presentada por varios partidos y movimientos políticos. Sobre ese asunto, dice el fallo, al incluir el constituyente la prohibición de la doble militancia “no estableció ninguna consecuencia jurídica por su infracción”.
“Si en la Constitución no se estableció la inhabilidad como consecuencia de la violación de la prohibición de la doble militancia política por parte de los candidatos a la Presidencia de la República y el legislador tampoco la estableció en la mencionada ley estatutaria (Ley 996 de 2005), no se puede concluir en la declaración de nulidad del acto que declara la elección de un ciudadano en ese cargo con el argumento de que actuó con desconocimiento de la norma constitucional que establece dicha prohibición”, dice el documento del fallo.
Morales asegura que en esa sentencia, la única que ha estudiado la doble militancia, ésta no está consagrada como causal de inhabilidad para la elección del presidente de la República: “También ha dicho la Corte Constitucional que los casos de inhabilidad para la elección del presidente están únicamente contemplados en la Constitución, y ese no está señalado”. La inhabilidad que sí es expresa en la Constitución está en el artículo 107, en donde sí se establece una consecuencia jurídica “para quien como candidato participe en las consultas de un partido o movimiento político y luego pretenda participar por otro en el mismo proceso electoral”, señala el fallo.
Lea también: Colombia Justa-Libres, la apuesta electoral cristiana
Por supuesto, estos argumentos deberán ser estudiados por la autoridad electoral para avalar la candidatura de Morales y dejar libre su paso a la carrera por la Casa de Nariño, lo que sin duda entrará como un elemento que podría acentuar las divisiones en la derecha. Si bien ya puso las cartas sobre la mesa y dejó claro que no pretende hacer parte de la disputa para elegir al candidato de ese sector del espectro político nacional, sus posturas sí representan a gran parte del electorado afín a esa tendencia. Primero, porque la exfiscal es cristiana y cercana al movimiento Colombia Justa-Libres, que en octubre de 2017 ya reunía a cerca del 70 % de las iglesias evangélicas del país y presentó listas a Congreso. Incluso se rumoró que su aspiración a la Presidencia se haría efectiva por ese movimiento.
Morales, además, fue la abanderada del proyecto de referendo que buscaba prohibir la adopción de niños por parte de parejas homosexuales y personas solteras, que pasó a mejor vida en mayo del año pasado, cuando se hundió en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes. Así pues, entra a la arena electoral una candidata que genera pasiones y que podría convertirse en un dolor de cabeza para los aspirantes que se empiezan a perfilar como favoritos para pasar la primera vuelta.