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El 26 de febrero, Claudia López, a través de sus redes sociales, escribió: “Mientras estoy en Yopal con (la) Coalición Colombia en Casanare me entero de que ya soy la “vicepresidenta” en Twitter. No hemos tomado ni anunciado esa decisión. Nada está acordado hasta que esté acordado con todos”. De esa forma intentó desmentir el rumor que ya se había regado en medios de comunicación y redes sociales de que sería la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo.
Y cuando lo negó, era en serio, o en parte. Su nombre, en efecto, ya había sido propuesto por Fajardo, después de un proceso de depuración de varios nombres, para que lo acompañara en sus aspiraciones presidenciales. Aun así, esa no era una decisión exclusiva de él: el nombre debía ser aprobado por los tres grupos que conforman la Coalición Colombia, es decir, Compromiso Ciudadano, el Polo Democrático Alternativo y la Alianza Verde.
Ese lunes cuando mandó el trino, López estaba en un evento de campaña para los candidatos a la Cámara de Representantes por el Casanare César Ortiz Zorro, Carlos García y Julio Cala. Pero ese día también, el Polo había aprobado por unanimidad que +fuera la fórmula de Fajardo, algo que también había hecho el movimiento del exgobernador paisa, Compromiso Ciudadano, el sábado anterior. O, en otras palabras, solo faltaba que su partido le diera el visto bueno.
Como estaba programado, la Alianza Verde se reunió el martes y a eso de las tres de la tarde, ya los rumores eran una realidad: Claudia López sería la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo. Después de la reunión, López, que había decidido no lanzarse de nuevo al Senado para apoyar de lleno la candidatura del exgobernador, se fue a la casa de su madre, María del Carmen Hernández, para asimilar la noticia con su familia.
(Lea aquí: Sergio Fajardo inscribe oficialmente su candidatura presidencial).
“Yo salí el martes de la reunión para la casa de mi mamá. Llegué a la casa, le conté y se puso muy feliz. Me dice que es una gran decisión, que es muy merecido, que lo haré muy bien, que somos (Fajardo y López) dos personas que podemos sacar adelante a Colombia”, contó la senadora en diálogo con El Espectador.
En esa misma entrevista, con el estilo con el que se hizo reconocida en el Congreso, habló de la consulta anticorrupción, desmintiendo que se votará este domingo, con las elecciones al Congreso. También se refirió a la imposibilidad de que Fajardo y ella se alíen con Humberto de la Calle antes de la primera vuelta, por él haber ganado la consulta interna del partido Liberal en noviembre de 2017. Además, dijo que Álvaro Uribe y Gustavo Petro se parecen más de lo que son distintos y de por qué cree que sus proyectos “conducen a la destrucción de Colombia”.
¿No tienen temor de que llegue dividida la centro - izquierda a la primera vuelta?
Aquí el problema es que en Colombia solo hay dos caminos: los que apelan al odio y a la división. Ahí hay candidatos de izquierda y de derecha. Por ejemplo, Uribe y Petro quieren hacer una Constituyente; ambos quieren la reelección para perpetuarse en el poder; ambos se la pasan peleando con jueces y con medios de comunicación. Los extremos se parecen y ahí hay dos proyectos que conducen a la destrucción de Colombia.
El otro camino es de lo que decimos que queremos reconciliar a Colombia. En este camino solo están Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Por eso tengo un gran aprecio por Humberto, porque él cree en una Colombia más igualitaria e incluyente, lo que pasa es que está parado en el lugar equivocado.
Y esa polarización no se ve solo en candidatos y políticos. Cuando pasó lo de Uribe en Popayán y lo de Petro en Cúcuta, la gente la criticó por “igualar” ambos hechos…
Pasé de apasionada a tibia por condenar dos cosas que son condenables. Aquí hay gente que habla de la paz, pero en la vida, les parece muy bien desmovilizar a la guerrilla, pero meter a Uribe preso. Eso es revancha, no paz. Y los otros lo mismo: quieren llegar para hacer trizas los acuerdos con las Farc y meter preso a Santos, porque es su contradictor político. La polarización en Colombia siempre termina en que alguien se da plomo con alguien, ¡siempre!
(También: "Vamos a ganar en la primera vuelta": Sergio Fajardo #Elcandidatoresponde).
¿Cree posible que antes de la primera vuelta, Fajardo y de la Calle se reúnan?
Por Humberto de la Calle no tenemos sino afecto y respeto. Ese no es el problema. Lo que pasa es que él fue a una consulta y, a menos que quiera devolver $40 mil millones al fisco, tiene la obligación de ir a la primera vuelta. Lo que hay es que preguntarle a Humberto si está dispuesto a devolver la plata y apoyar esta candidatura. Si él decide apoyarnos, p será un honor y un orgullo, pero hay unas realidades legales que tiene qué resolver.
Cada vicepresidente se dedica a algo distinto, ¿cuál sería su eje?
Hay dos temas que ya Sergio (Fajardo) ha anunciado que quiere encargarme: uno es el liderazgo de la lucha contra la corrupción. Un gobierno en el que vamos a poner a disposición nuestra declaración de bienes y patrimonios para que nos hagan control político, un gobierno que no va a coinvertir con ninguna alcaldía o gobernación que no se comprometa a tener licitaciones públicas con por lo menos tres proponentes y con pliegos tipo.
El otro tema, que es de mi corazón y en el que soy más experta, es en el de cómo reconciliar a la Colombia urbana y a la rural, cómo integrar a las regiones, cómo construir Estado, mercado y ciudadanía en la Colombia que no lo tiene.
Se ha dicho que, de no ganar el 27 de mayo, usted aspiraría a la Alcaldía de Bogotá, como también lo quiere hacer Antonio Navarro, ¿qué tan cierto es eso?
En mi cabeza no está la posibilidad de no ganar. En este momento, mi única preocupación es que a nuestros candidatos le vaya bien este domingo. Que pasen el umbral, que se elija a la mejor gente. Pero, sobre todo, en este instante por los que más estoy haciendo es por los candidatos a la Cámara. Mi preocupación es cómo ayudarles a estos chiquitos, porque a más chiquita la circunscripción, más pesa el clientelismo.
¿Qué le aporta usted a la campaña de Fajardo?
Esa es una pregunta más fácil para Sergio, pero me parece que somos un muy buen equipo. Y creo que Sergio y yo somos la mejor combinación en la política colombiana: los dos somos muy apasionados, pero con estilos muy distintos. Él es mucho más experimentado, el hombre, yo mujer; él matemático, yo administradora pública y politóloga; el ha gobernado, yo he hecho control político.
Se ha llegado a decir que, incluso, usted es populista y que se puede comparar con Uribe, ¿qué piensa al respecto?
¿Yo cómo Uribe? Eso ni en la sombra. Siempre trato de tener mucha humildad y de escuchar, porque parte de lo que daña a la gente en política es que se encierra en sí misma. Siempre he recibido críticas, muchas de mis opositores para desacreditarme o mentir abiertamente. Pero ciudadanos en la calle sí me dicen “a veces usted se ofusca mucho”. Por eso cuando he tenido que pedir excusas las pido, pero siempre seré una persona franca y apasionada. Aquí siempre ha habido esa combinación: la mentira y la infamia, pero también la crítica constructiva.
(Además: Seis fórmulas listas, faltan dos).
Cuando anunció que no volvería al Senado dijo que el Congreso sacaba lo peor de usted, ¿a qué se refería?
Es que es un entorno muy difícil. Yo no me arrepiento para nada de haber ido al Congreso, fue una experiencia extraordinaria. Los que quieran venir a lo público, deben pasar por el Congreso. Hay que pasar por ahí si uno quiere entender a la mejor y la peor política.
Pero en lo personal y en lo emocional es muy desgastante. Para mí en particular, porque yo me siento con 30 personas a las que saludo por respeto, pero a las que les tengo la peor desconfianza y que creo que si pueden robarme el celular, me lo roban. Ahí hay gente realmente peligrosa en muchos sentidos. Es una cosa muy desgastante, por eso dije: vine, vi, vencí y aprendí, ¡chao!
¿Y en algún momento ha tenido ganas de dejar la política?
No, mijo, esa no soy yo. Para atrás, ni para coger impulso.
Sobre la consulta anticorrupción
¿El domingo habrá consulta anticorrupción?
No. No se votará este domingo, porque falta que la plenaria del Senado dé un aval de conveniencia para votar la consulta. Ese aval lo vamos a pedir cuando se reinicie el Congreso a finales de marzo.
¿Y cree que la recolección de las firmas se vio impulsada por los escándalos de corrupción que estallaron en 2016?
Sí, yo sí creo. Salió Odebrecht, Reficar, el fiscal anticorrupción corrupto. Durante seis meses en la calle recogimos 1,8 millones de firmas. El resto de las firmas llegaron, porque la gente imprimió el formulario, recogió firmas y nos las mandó a la sede. Casi 2,5 millones llegaron por ciudadanos que decidieron apoyar esta iniciativa. El contexto del país y el agotamiento de la gente, llevaron a que vieran en la consulta un camino.
Siendo ya una de las últimas decisiones del Congreso, ¿cree que sí lo darán?
Pues yo creo que sí. Sería un suicidio negar algo que respaldan más de cuatro millones de colombianos. Eso le devolvería algo de legitimidad al Congreso al demostrar que es capaz de autorreformarse, de dejar las malas prácticas. Y soy optimista por dos razones: primero, porque no creo que sean tan sordos, ciegos y mudos. Y segundo, porque esto es solamente un aval del Senado. Las normas de la consulta anticorrupción se hundieron en Cámara.
Es decir, hay un precedente…
Exactamente. Hay un precedente donde nos fue siempre muy mal en Cámara, porque nunca tuvimos suerte allí. Pero este paso es solo la plenaria del Senado. La tercera razón por la que creo que podemos pasarla, es porque he notado con satisfacción que muchos candidatos presidenciales apoyan varias de las iniciativas de la consulta y las tienen como parte de su programa de gobierno, entonces si las consideran buenas para sus programas, les deben parecer buenas para que los colombianos las voten.
Pero si no prospera, ¿dejarían de insistir en estas reformas?
Las firmas y la iniciativa siguen siendo válidas. Podemos presentar la proposición en el nuevo Congreso, que no sé qué tan nuevo vaya a ser. Y hemos expresado que el primer paquete que vamos a radicar son los siete mandatos de la consulta para que sean implementadas por el Gobierno. Pero para recuperar la legitimidad, los políticos necesitan mandar una señal a la sociedad de que están dispuestos.
Ocho veces nos hundieron las normas y nos dimos cuenta de que era necesaria una presión externa y nos metimos en esta que es la primera vez que habrá una consulta popular, que es un camello, pero tiene un doble seguro: el Congreso tiene máximo un año para tramitar las leyes. Y si no lo hace, quien esté en la Presidencia está en la obligación de adoptarlas.
¿Si la paz no unió a los colombianos, que lo haga la lucha contra la corrupción?
Yo creo que algo nos tiene que unir, porque de lo contrario, este país es difícil de sacar adelante en esta polarización. Y nosotros recogimos más de 4 millones de firmas, porque nos firmó gente de todos los partidos. A mí todos los días me preguntan por la consulta y me dicen que no necesariamente van a votar por nosotros, pero esto nos une. De modo que ya que no nos unió la paz, que nos una la lucha contra la corrupción.