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Tal vez la campaña más reñida en el país, en las regionales, sea la que se libra por Alcaldía de Bucaramanga. Hay siete candidatos para dirigir el destino de más de medio millón de habitantes en una de las ciudades intermedias que más votos aporta, pues allí la abstención suele estar por debajo de la media nacional. En 2015, por ejemplo, participó poco menos del 60 % de las personas habilitadas para votar y la diferencia entre el primero y el segundo fue de apenas 4.000 votos, quedando como alcalde el empresario y candidato independiente, Rodolfo Hernández, quien se convirtió en el palo electoral en una región donde el Partido Liberal tiene uno de sus más grandes fortines.
Las encuestas vaticinan de nuevo “fotofinish”, pues cuatro de los siete candidatos tienen posibilidades de quedarse con el cargo y, en la punta, se presenta un empate técnico entre la representante de la clase política, Claudia Lucero López, y Juan Carlos Cárdenas, heredero del proceso del exalcalde Hernández, quien hace poco renunció a su cargo tras una suspensión de la Procuraduría por participación indebida en política. Hernández, propietario de la más poderosa constructora de la ciudad, no dudó en hacerse a un lado para hacer campaña de frente y evitar lo que él denomina “el triunfo de los corruptos”. Su decisión revolucionó la escena local, pues es uno de los mandatarios con mayor popularidad de todo el país, a pesar de las polémicas en las que se ha visto involucrado.
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López, primera en los sondeos de intención de voto, es la candidata del Centro Democrático, con coaval del Partido Liberal, la U y ADA. “Con ella está toda la clase política y la politiquería”, afirmó un veterano barón electoral de Santander. Y es que en realidad tiene más carta de presentación por los que la rodean que por su propia hoja de vida. Es tía del actual gobernador Didier Tavera; hermana del polémico empresario Martín Tavera, a quien se le señala, en voz baja pero en toda Bucaramanga, de haber obtenido su fortuna mediante maniobras turbulentas. Además, López es la esposa del actual senador del Partido Liberal, Miguel Ángel Pinto. “El clan Tavera está apostado en recuperar Bucaramanga con Claudia Lucero, quien viene impulsando su campaña sobre la compra de líderes y extendiendo una maquinaria fuerte de compra de votos”, agregó otro conocedor de la política bumanguesa.
A López le disputa Juan Carlos Cárdenas, un empresario de 55 años que durante tres décadas trabajó en la poderosa cementera Cemex, de la cual alcanzó a ser vicepresidente. Se inscribió como candidato por un movimiento independiente denominado Ciudadanos Libres, uno de los lemas que sirvió para el posicionamiento del exalcalde Hernández. Tal es la cercanía que Cárdenas no duda en considerarlo como uno de sus más viejos amigos. De hecho, utilizó su lema e imagen y hasta fue el responsable de que Hernández fuera sancionado y que posteriormente renunciará. No cabe duda alguna de que el exalcalde está jugado a fondo con esta candidatura, la cual, además, cabalga sobre las bases electorales de la Alianza Verde y la Compromiso Ciudadano, apuntándole principalmente al voto de opinión de la capital santandereana.
El tercer puesto en las encuestas también está siendo muy disputado. La ventaja la lleva el pastor evangélico Jaime Andrés Beltrán, quien, a pesar de haber sido concejal por el Partido Liberal, terminó avalado por Colombia Justa-Libres. Se ha destacado en campaña por tener un discurso sólido y algunos consideran que es la segunda ficha a la que le apuesta la casa de los Aguilar, en el caso de que la candidatura de Fredy Anaya no levante vuelo. En las últimas mediciones, Beltrán ha mostrado un avance importante, pues pasó de registrar de entre 9 y 10 puntos porcentuales a 15.6 %, según una reciente medición de Guarumo. Beltrán se pelea el tercer puesto, precisamente, con Anaya, polémico contratista y uno de los más tradicionales políticos santandereanos
En efecto, se trata de un veterano dirigente que, pese a haber siempre militado en el liberalismo, presentó ahora su candidatura por el Partido Conservador. Su vida política ha corrido al lado de los Aguilar, del veterano exministro Horacio Serpa y del condenado exsenador Luis Alberto Gil. Anaya es quizá al que más sombras lo rodean, sabe manejar a la perfección los hilos de la política y por eso logró ser contralor municipal y director de la Corporación Autónoma para la Defensa de Bucaramanga; después intentó llegar a la alcaldía de la mano del exsenador Bernabé Celis. Luego se convirtió en uno de los más poderosos contratistas del municipio en temas de alcantarillado, acueducto y recolección de basuras. En 2015 llegó a la Cámara de Representantes, tras la renuncia del titular de la credencial por el Partido Opción Ciudadana. Actualmente, su esposa, Nubia López Morales, es representante por Santander del Partido Liberal.
A Anaya no le caben los cuestionamientos en su maleta. Lo señalan de ser el pulpo de la contratación, aparece en todos los listados de candidatos cuestionados, lo acusan de trabajar en llave con la casa de los Aguilar, lo señalan de figurar en los testimonios de Ernesto Báez como auxiliador del paramilitarismo y de ser la única ficha con aire político de lo que alguna vez fue el emporio del “Tuerto” Gil. Sin embargo, a él nada de esto lo “despeluca”. Desde un lujoso apartamento en Bucaramanga responde uno a uno los cuestionamientos, defiende su papel como contratista explicando que los políticos tienen que dejar un seguro laboral por si pierden y le asigna todas las acusaciones a la envidia de sus adversarios “por los éxitos obtenidos”. Sabe que no está de primero en las encuestas, pero confía en sus cuentas, de la que hacen parte diputados, concejales y hasta congresistas.
Los otros tres candidatos son paisaje en la política local, que vivirá un choque entre el voto de opinión y las grandes casas políticas. Y como a la Alcaldía de Bucaramanga se llega con cerca de 80 mil votos, nada está dicho, pues las lecciones del pasado enseñan que en Santander las elecciones se definen en la última semana. Por eso, lo que viene es un pulso de desgaste en que debates, giras a los barrios y alianzas de última hora definirán el nombre del próximo triunfador.