Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Con una campaña que comenzó con menos del 10% de la intención de voto, el exviceministro de las TIC, Daniel Quintero Calle, se hizo elegir por los medellinenses como el nuevo alcalde de la capital antioqueña. Contra todo pronóstico y en contienda con el delfín político Alfredo Ramos, hijo del exgobernador Luis Alfredo Ramos (investigado por parapolítica), Quintero será el nuevo reemplazo del actual mandatario local, Federico Gutiérrez.
Por el movimiento significativo "Independientes", el electo alcalde de Medellín se lanzó a la cruzada de hacerle contrapeso a Ramos, quien lleva las banderas del Centro Democrático en una ciudad que es bastión del uribismo, pero que en las últimas dos elecciones ha mostrado que el voto de opinión es el que apalanca al candidato que se muestra como la opción alternativa para la ciudadanía.
Quintero, quien es de origen humilde, se construyó su carrera como ingeniero electrónico de la Universidad de Antioquia, perfilándose dentro del sector de tecnología e innovación. Su carrera en el sector público empezó como director de Innpulsa y luego como viceministro de las TIC, recorrido que le criticaron por no contar con experiencia en cargos de elección popular, sin embargo, en dos ocasiones se ha lanzado a estos cargos, sin éxito alguno. Primero, como aspirante al Concejo de Medellín por el Partido Conservador, y luego como candidato a la Cámara por Bogotá por el Partido Liberal.
Durante ese lapso de tiempo, también militó en la Alianza Verde y fundó su propio movimiento, el Partido del Tomate, como una iniciativa en contra de la corrupción y las maquinarias. La organización se desconfiguró cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) no les permitió presentar listas al Congreso. En presidenciales ha sido activo. Apoyó a Juan Manuel Santos en su segundo período, respaldo que le valió para que el expresidente lo llamara para que ejerciera como director de Innpulsa y más adelante como viceministro de las TIC. El año pasado, se adhirió a la campaña de Humberto de la Calle y en segunda vuelta dijo públicamente que votó por Gustavo Petro.
Este trasegar político generó resistencia en Medellín, especialmente por su apoyo al senador Petro y al Acuerdo de Paz, pues se autodefine defensor de la paz firmada con las Farc. Igualmente, la postura crítica que asumió tras la contingencia en Hidroituango. Esa impopularidad se vio reflejada al principio en las mediciones de intención de voto, pero en los meses de campaña logró consolidar su candidatura, siendo el aspirante que más creció proporcionalmente en las encuestas y que, en últimas, convenció a un electorado cada vez más reticente al uribismo.