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Casi quince años después de modernizar "Hamlet", el director estadounidense Michael Almereyda ha convertido la obra "Cimbelino" de Shakespeare en un romance contemporáneo con un trasfondo de lucha entre una banda de motociclistas y una policía corrupta.
El reparto de "Cymbeline" -con Dakota Johnson, Ed Harris, Milla Jovovich, John Leguizamo y Ethan Hawke- es el principal reclamo de una cinta que, pese a trasladar la acción a la Norteamérica postindustrial, cuesta encajar en el contexto actual.
El rey Cimbelino (Ed Harris) es representado como un narcotraficante que lidera con puño de hierro una banda de motociclistas, los Britons. Milla Jovovich es la reina, su maliciosa mujer, que le anima a desafiar lo que en el texto original era el pago del tributo a los romanos y aquí, la mordida policial. (Ver galería Milla Jovovich presenta "Cymbeline" en Venecia).
Buena parte del peso del guión recae sobre Dakota Johnson en el papel de Imogen, la dulce hija del rey que se enamora del joven Posthumus (Penn Badgley), una unión que su padre desaprueba y que un embaucador Iachimo (Ethan Hawke) se encargará de manipular.
"Respeto completamente la tradición británica pero decidí ambientar el texto en América y con actores americanos para poder dar un punto de vista más personal e íntimo", dijo Almereyda en una rueda de prensa en la que se echó de menos a varios protagonistas.
En todo caso, añadió, la elección del contexto de bandas de motociclistas no es lo más importante. "Es una historia sobre hombres y mujeres y los malentendidos que se producen entre ellos, esa es la esencia", declaró.
"También habla de las disfunciones familiares", precisó el director, para quien entender el presente con un texto de hace 400 años ha sido "un reto y un placer".
Milla Jovovich puso énfasis en el hecho de que hayan utilizado el lenguaje original del drama shakespeariano. "Ha sido intimidatorio pero emocionante. Jugar con las palabras y el subtexto es algo realmente mágico", dijo la protagonista de la saga "Resident Evil".
La "Cymbeline" de Almereyda echa mano también de recursos de la cultura popular. Galletas chinas de la fortuna, una camiseta del Che Guevara o un disco de Bob Dylan contribuyen a dar pistas sobre la interpretación de temas shakespearianos como la suerte, el destino, la guerra y el perdón.