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“Si Soda Stereo hiciera música todavía, su sonido sería igual a lo que hace Gustavo Cerati hoy”, le dijo una joven a su pareja mientras esperaban su ingreso anoche al coliseo cubierto El Campín de Bogotá. La fila casi no se movía y el público aguardaba con ansias, mientras el músico, seguramente, se deleitaba con los juegos electrónicos en su espacioso camerino. Pasadas las 7 p.m., el lugar estaba casi lleno y, una hora después el artista subió al escenario.
En esta oportunidad y como elemento contrastante, una de las figuras emblemáticas del rock del sur del continente portaba una chaqueta de mariachi. Hace unos años lució una gabardina al estilo del Principito, con la que promocionó sus Once episodios sinfónicos y ahora se arriesgó a vestirse de negro con figuras plateadas para mostrar, en vivo y en directo, las canciones de Fuerza natural, su más reciente registro. Durante las dos primeras canciones poco habló, pero después dijo “Hola, Colombia verde. Veo bien lo que pasa”, y comenzó a cantar Déjà vu, el primer sencillo de este álbum. Hizo algunas referencias al concierto en Medellín, ocurrido en la noche del martes, y continuó en compañía de dos guitarras, un bajo, unos teclados, una batería y una exótica corista, recorriendo los temas nuevos.
La luz bajó, los decibeles también, y envueltos en una gran atmósfera morada, los asistentes cantaron fragmentos de su disco Bocanada. En la mitad de su presentación confesó que le había afectado la altura y aseguró que Colombia es un país muy generoso y eso a veces no es tan bueno.
Después de cantar algunos de los temas más representativos de su época como solista, Cerati dijo: “Esta guitarra fue fabricada hace mucho... y esta canción también”. En ese momento el público alcanzó su estado más enérgico, porque los acordes correspondían a Trátame suavemente, uno de los íconos de Soda Stereo, esta vez interpretado en una versión más rockera, con luces verdes, naranjas y azules.
A partir de ese momento Anita, la corista, comenzó a robarse el show con movimientos seductores y cantó a dúo con Cerati Te llevo (para que me lleves).
Todos los integrantes de la banda, incluyendo al artista principal, cambiaron sus indumentarias y aparecieron vestidos de blanco. Las telas que inundaron el escenario en la primera hora del concierto fueron reemplazadas por lámparas blancas que modificaban sus colores de acuerdo con la intensidad de la música.
Después de poco más de dos horas de un intenso concierto, el argentino dijo: “Muchas gracias por todo, Colombia” y cantó La excepción. Cerati dejó para el cierre temas emblemáticos de su historia musical. Algunas de las canciones de cierre fueron Crimen y Lago en el cielo, a las que el público respondió con un aplauso ensordecedor, como demostrando que este país ya es un territorio conquistado por el estilo de este argentino.