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La celebración de esta edición del Festival Internacional de las Artes en Barranquilla llegó a su tercer día. Cine, música, teatro, literatura, entre otras expresiones del arte que son las protagonistas. Para esta jornada el panel de invitados contó con el escritor y libretista, oriundo de Valledupar, Alonso Sánchez Baute.
Mencionó el lanzamiento de la nueva edición de su libro Líbranos del bien, que publicó por primera vez hace 15 años. Ahora lleva en su portada una grieta que representa el momento actual que vive el país. El Espectador conversó con el escritor sobre diversos temas relacionados con su infancia, el machismo, el clasismo, el vallenato, entre otros.
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Estamos en Barranquilla, ¿qué significa para usted esta ciudad?
La recuerdo porque en Valledupar no había librerías y mi papá venía con frecuencia y volvía a Valledupar con libros ntonces el primer recuerdo que tengo de la ciudad es que es el lugar donde se hacían los libros o algo así. Después, a los siete u ocho años, viajé con él y descubrí la Librería Nacional, la primera que conocí en la vida.
¿Recuerda algunos de esos libros?
Normalmente mi papá leía lo que tenía que ver con el periodismo literario: John Steinbeck, Truman Capote, Faulkner, Hemingway. Todo eso quedó en la biblioteca de la casa y esos libros ahora están la mía.
¿Eso tiene que ver con su oficio, en algún tiempo, como periodista?
Tiene mucho que ver y, de hecho, con la literatura porque lo primero que aprendí de la literatura fue el periodismo, aunque yo no estaba buscando ni sabía qué era periodismo ni que era literatura ni nada de eso. Lo que más recuerdo es lo que había vivido Hemingway en la guerra y en París, Jhon Steinbeck después del 29 en la quiebra de Estados Unidos, Truman Capote en A Sangre Fría.
Hay una grieta en la portada de la nueva edición de Líbranos del bien, ¿cuál es la razón?
Es una reedición. Antes el protagonista de la novela era el conflicto, algo ha pasado en estos 15 años, antes el protagonista de la novela eran ellos dos, ahora no, la preocupación actual es la grieta que nos separa que tiene múltiples causas: el clasismo, el privilegio contra los que no los tienen, el machismo, el racismo, la misoginia, la homofobia, las religiones. Eso pasa en todas partes, pero aquí hay un tema de más y es que como la guerra ha sido tan reciente los colombianos no hemos aprendido a perdonar. Ese no perdón conserva un discurso de odio muy fuertes, en contra de los negros, de los gays, de las mujeres.
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En ocasiones anteriores te has referido a los comentarios homofóbicos por escribir ese libro, sobre todo en tu tierra Valledupar, ¿sigue siendo esa ciudad igual de machista y homofóbica?
Como ya no vivo allá y ya asumí mi homosexualidad, que alguien me diga marica me da igual. Si alguien lo dice como insulto, se jodió. Sigue habiendo esa discriminación, rechazo y exclusión. Valledupar sigue siendo una ciudad muy excluyente en general, de la mayor parte de la élite. Hay una nueva clase media que está surgiendo y hay gente que ha adquirido educación y cultura y pueden tener una mente más amplia. Pero hay otros que al subir de estatus olvida de donde vienen, porque ellos creen que deben ser como esa élite que se quedó en el pasado.
Algunos ortodoxos del vallenato han dicho de la telenovela de Leandro Díaz, inspirada en tu libro, que no le guarda fidelidad a la historia real.
Es que es una ficción. Si alguien está esperando la realidad pues se equivocó. No es un documental, es una telenovela. De pronto hablan de la ignorancia de la que estaba diciendo, esa carencia de conocimiento cultural de no saber distinguir. Lo importante aquí no es ser fiel, sino conservar la esencia del personaje y ambas la conservan. Tanto es así que que sus y sus descendientes, Ivo y sus hijos, todo el tiempo han elogiado, tanto la novela como la telenovela.
¿Por qué dice que hay crisis en el vallenato?
La crisis tiene que ver con la temática del vallenato. Por fortuna, el vallenato va a seguir existiendo. Llevamos 150 años escuchando vallenato y lo seguimos escuchando es porque se ha reinventado. Por ejemplo, Luis Enrique Martínez hizo unos cambios, después vino el Binomio de Oro e introdujo otros instrumentos, después Carlos Vives y ya eran 10 instrumentos que permitían otros sonidos y luego Silvestre. Siempre ha estado en constante evolución. Sin embargo, en este momento no se está poniendo al día con el tiempo. El vallenato se ha quedado en el mensaje abusador y machista que es diferente a lo que hace el reguetón, porque es un tratamiento de igual a igual. Eso es algo que el vallenato no sabe hacerlo porque no ha tenido una cultura mayor, porque si sale del mundo nunca ha salido de la provincia. Los cambios los están haciendo las mujeres.
¿Entonces es una revolución femenina en el vallenato?
Es que mundo es eso. La revolución femenina es una revolución económica, más allá de la búsqueda de los derechos y la igualdad, es económica porque la mujer tiene la misma capacidad de producir que el hombre.
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¿De dónde viene su gusto por la astrología?
Viene del conocimiento. No fue algo que se inventaron hace 200 años. Ni siquiera viene de los griegos, viene de más allá. de los egipcios, de los Incas, de los Aztecas. Fueron pueblos que sobrevivieron a partir de la lectura que ellos hacían de los astros, sabían cuándo eran épocas de lluvia, nosotros ahora lo sabemos, pero en ese entonces no. Comenzaron a establecer cuándo llegan los fenómenos naturales de huracanes y ciclones, ya ellos tenían todo eso en la cabeza. Siento un profundo respeto por esa gente y por otro gusto natural mío que tiene que ver con la antropología, la arqueología y las sociedades precolombinas. De ahí diría que surgió el interés.
Quieres seguir haciendo libreros, ¿le gustó esa labor?
Me gustó ese lenguaje completamente diferente. Para mí el mundo está en constante movimiento, quedarme en una cosa, de hecho, mis novelas están escritas todas de manera diferente, no me gusta quedarme en una cosa, porque si hay algo a lo que yo le huyo es al aburrimiento, al tedio. Te aseguro, el día que aprenda a hacer libretos ya no me interesa hacerlos.
¿Qué está leyendo ahora?
Si hasta Jesús pecó de Jacqueline Urzola, que son cuentos de la Costa. Tengo varios libros abiertos para no aburrirme. Otro libro grandísimo que se llama Delirio Americano, que es de las cosas grandes que se han escrito últimamente en Latinoamérica. Me regalaron una novela que se llama Sofoco, que ganó el premio de Novela femenina.
¿El último vallenato que escuchó?
No escucho vallenato por instinto. No lo pongo en la casa.
¿Qué escucha?
Música electrónica, balada, sigo escuchando música de plancha y he encontrado un gran placer de algunas bandas sonoras de las películas.