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Se abrió un nuevo capítulo en la disputa legal entre la actriz Blake Lively y el director de “It Ends with Us”, Justin Baldoni después de que ella presentara una demanda formal contra él y otras personas de su equipo. En el documento, presentado ante una corte federal de Nueva York, la actriz alegó haber sido víctima de acoso sexual por parte del director y uno de sus productores, Jamey Heath, quienes presuntamente también habrían lanzado una campaña de desprestigio en contra suya.
La semana pasada, la actriz había puesto una denuncia similar en el Departamento de Derechos Civiles de California, en la que presentó pruebas en correos electrónicos y mensajes de texto. Estas fueron revisadas por “The New York Times”, que más tarde publicó un artículo titulado “‘We Can Bury Anyone’: Inside a Hollywood Smear Machine” (”Podemos enterrar a cualquiera”: dentro de una máquina de desprestigio de Hollywood). El director de la película y su equipo demandaron entonces al medio estadounidense por, presuntamente, contar una versión “descontexualizada y manipuladora” de los hechos y pidieron a cambio una suma de 250 millones de dólares.
Todo esto empezó en el segundo semestre del 2024, poco antes del estreno de la película “It Ends with us”, basada en el libro homónimo de Colleen Hoover. Lively alegó que, durante el rodaje, se sintió incómoda con el comportamiento de Baldoni y Heath. Según detalla en la demanda, ambos “comentaron sus experiencias sexuales personales y su anterior adicción al porno, e intentaron presionar a la señora Lively para que revelara detalles sobre su vida íntima”.
Cuando Lively se quejó al respecto, el estudio productor de la película, Wayfarer, tomó varias medidas como la inclusión de un coordinador de intimidad en todas la escenas de contacto entre los actores y, además, contrató a un experto en crisis de relaciones públicas. Fue ahí cuando, según Lively, Baldoni y su equipo planearon un ataque contra la actriz por miedo de que sus denuncias dañaran la reputación del director y de la producción.
En la demanda de Lively presentada en Nueva York se detalla que el director y la casa productora Wayfarer Studios elaboraron “un plan de represalia cuidadosamente elaborado, coordinado y con recursos para silenciarla a ella y a otros, para que no hablen”. Todo este caso ha abierto un gran debate en Hollywood sobre el trato que se le da a las actrices que denuncian casos similares.