El retrato de una familia colombiana en el Festival de Locarno, Suiza
El director colombiano Andrés Ramírez Pulido hizo parte del Festival de Cine de Locarno con su nuevo cortometraje “1 hijo & 1 padre”. El cineasta habló para El Espectador sobre su más reciente producción, sus temas recurrentes y el reto de hacer cine con el departamento del Tolima como epicentro.
Mateo Medina Escobar
La cinematografía colombiana tiene a ciudades como Bogotá, Medellín y Cali como sus protagonistas, pero hay un director que pone su ojo en un lugar diferente. Andrés Ramírez Pulido vive en Ibagué, Tolima. Sus películas las ha enmarcado en esta ciudad y en sus municipios aledaños. Con los cortometrajes “El Edén” (2016) y “Damiana” (2017), y el largometraje “La Jauría” (2022), el cineasta posicionó su voz dentro de la industria nacional.
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La cinematografía colombiana tiene a ciudades como Bogotá, Medellín y Cali como sus protagonistas, pero hay un director que pone su ojo en un lugar diferente. Andrés Ramírez Pulido vive en Ibagué, Tolima. Sus películas las ha enmarcado en esta ciudad y en sus municipios aledaños. Con los cortometrajes “El Edén” (2016) y “Damiana” (2017), y el largometraje “La Jauría” (2022), el cineasta posicionó su voz dentro de la industria nacional.
Sus películas han sido exhibidas en festivales como el Cannes (Francia), Berlín (Alemania), Toronto (Canadá), San Sebastián (España), Busan (Corea del Sur) y Clermont-Ferrand (Francia). Con “La Jauría” ganó el Grand Prix de la Semana de la Crítica en Cannes 2022 y el Prize SACD. En los Premios Goya la cinta fue nominada a Mejor Película Iberoamericana.
Este año el cineasta estrenó el cortometraje “1 hijo & 1 padre”, que fue seleccionado en la sección Pardi di Domani – Concorso Corti d’Autore de la edición 77.º del Festival de Cine de Locarno (Suiza). La sección e centra en cineastas establecidos y sus nuevos cortometrajes. El director se ubica en el Valle de Anaime, cerca de Cajamarca, Tolima, para contar esta historia, que sigue a Kevin (Jhojan Jiménez), un joven considerado problemático por su incapacidad para controlar sus impulsos. Debe asistir a terapia para adolescentes. Su padrastro lo acompaña después de que el padre se niega a ir.
¿Cómo surgió la idea para “1 hijo & 1 padre”?
La idea nació antes de hacer “La Jauría”. Jhojan Jiménez, el protagonista de “1 hijo & 1 padre”, es el mismo protagonista. Cuando estaba haciendo el casting de esa película buscamos en Ibagué por muchos lados. Yo quería alejarme del estereotipo de adolescente violento latinoamericano, rudo y con tatuajes. Le dije al equipo que estábamos buscando a gente muy peculiar y que a la vez tengan mucha vida. Me llegó el video de registro que hicieron en un río saliendo de Ibagué. Jhojan estaba con su familia, pero yo solo lo vi a él. Yo dije ‘algo de este man tiene algo fascinante’. Los intentamos contactar, pero la mamá no respondía. Durante un mes tratamos hasta que los encontramos. Toda esta familia era bellísima y muy única. Son ellos los que protagonizan este corto.
¿Cómo fue el proceso para hacer la historia?
Cuando ya tenía la idea me puse a escribir el guion, inspirado un poco en ellos, pero es ficción pura. Yo igual hago la diferenciación, cuando trabajas con actores naturales todo el mundo piensa que ese personaje es la misma persona y creo que es un grave error. La persona es diferente al personaje de la película, aunque claro, le aporta muchísimo, pero al final todo esto es ficción y la ficción es una mentira que evoca la verdad. La inspiración con ellos y lo que yo tenía en mente me da otro tono, muy distinto a lo que yo venía trabajando con unos dramas sociales, con tintes de suspenso. Este corto me daba otro sabor, algo con más de humor. Ya desde “La Jauría” era consciente de estos temas que me obsesionan.
¿Cuáles son esos temas?
Creo que como a todos, la infancia y esas figura paternas y maternas, o los que se supone que lo deben cuidar a uno, nos marcan la vida. El carácter se forma en la infancia, la personalidad y el cómo afrontas luego tu vida. Esa relación con los padres es fundamental. Yo creo que las películas me han ayudado a entender mi infancia y mi adolescencia, y esas historias se han visto reflejadas en la vida de otras personas. Lo que intento es filmar lo más orgánico, quizás aterrizarlo con el momento de mi vida. De las personas que fui conociendo tomé la historia de uno y de otro, y fui encontrando esas inquietudes para luego tratar de plasmarlas en la ficción. En este corto me pareció bello la figura y el rol que juega el padrastro. Un papá podría ser alguien que no se espera que sea papá. No sabes quién puede ser tu guía y consejero.
¿Por qué escogió a esta familia para protagonizar el cortometraje?
Tomé algo de mi imaginario sobre esta familia y luego me di la pela igual de buscar otra gente. Les dije a ellos que hicieron parte del casting, que me pareció más orgánico, tanto para ellos, como para mí. Puse a prueba el imaginario que yo tenía y obviamente ellos funcionan muy bien en equipo. Luego ya fue ganar un poco de confianza y conocerlos. Es una experiencia muy humana, pero también tiene que ser muy respetuosa, de hasta dónde quieres ir. Yo ya tenía la experiencia de “La Jauría”, sabía un poco de ellos. Cada uno es peculiar de dirigir, digamos don Andrés, que hace del padrastro, es una persona muy bella, interesante y con una sensibilidad muy linda, pero que tienes que abordarlo y dirigirlo diferente a Jhohan, que es un adolescente.
¿Cómo llegó a vivir en Ibagué, Tolima y desarrollar su cine desde ahí?
Con Johana, mi esposa, decidimos tener un estilo de vida más tranquilo. Ella es artista plástica y es de allá. Ibagué fue propicio, fue como la tierra fértil para que las ideas fueran creciendo. Yo estoy agradecido con Ibagué y con el Tolima. Creo que también de ellos he sentido ese amor y cariño. Allá “La Jauría” tuvo la sala de cine donde más se vio, fue como un pequeño fenómeno. Hacer cine desde ahí también descentraliza un poco. Cuando yo muestro mis películas en festivales internacionales como que ven solo las grandes ciudades y me preguntan “¿dónde es esto?”. Es muy bello hablar de eso y visibilizar esa región. Además, que es muy rica culturalmente. Pero también te lo digo, yo voy a filmar donde la vida me ponga.
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Andrés Ramírez Pulido viajó al Festival de Cine de Locarno junto a su esposa, Johana Agudelo Susa, quien también es su colega en la productora Valiente Gracia y quien hace el arte de sus películas. La pareja concursa con “1 hijo & 1 padre” contra cortometrajes de Japón, Corea del Sur, Canadá, Medio Oriente, Estados Unidos y Austria.