"1917": la visión de Sam Mendes de la Primera Guerra Mundial

Tras dejar la saga de James Bond, el cineasta encontró la inspiración en las historias que su abuelo le contaba de niño, y presenta este filme sobre dos soldados británicos que cruzan territorio enemigo para hacer llegar un mensaje que evitaría una masacre.

Magdalena Tsanis / EFE
04 de diciembre de 2019 - 01:53 a. m.
"1917", filme bélico de Sam Mendes, se estrenará el 30 de enero de 2020 en Colombia. / EFE
"1917", filme bélico de Sam Mendes, se estrenará el 30 de enero de 2020 en Colombia. / EFE
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Exhausto tras dirigir dos superproducciones de James Bond, Sam Mendes volvió al teatro. Para su regreso al cine buscaba algo especial y lo encontró en las historias sobre la Primera Guerra Mundial que su abuelo le contaba de niño. El resultado es "1917", un intenso filme bélico que se estrenará el 30 de enero de 2020 en Colombia.

El ganador de un Óscar por "American Beauty" (Belleza Americana, 1999) llega a tiempo para competir de nuevo por la estatuilla con esta historia, narrada casi en tiempo real y rodada en un aparente y apabullante plano secuencia que sigue a dos soldados británicos con la misión de cruzar territorio enemigo para hacer llegar un mensaje que evitaría una masacre.

"Supongo que una de las razones para hacer una película bélica es recordar que esa gente luchó por una Europa libre y unida, que es justo lo que tenemos ahora, creo que hay gente en mi país a la que no le viene mal recordar eso", afirma el director británico.

La película está dedicada a Alfred H. Mendes. ¿Quién era y por qué se la ha dedicado?

Era mi abuelo, él nos contó historias cuando éramos niños sobre su experiencia en la Primera Guerra Mundial. Tendría unos 70 años cuando nos habló por primera vez de ello. Ninguna de esas historias era sobre heroísmo o valentía, sino más bien sobre suerte y coincidencia, la suerte que tuvo de salir vivo.

Pero esta sí es una historia heroica...

Hubo una excepción, una vez tuvo que llevar un mensaje cruzando tierra de nadie, frente a las trincheras enemigas. Esa imagen de mi abuelo solo en medio de una enorme paisaje nunca me abandonó y siempre pensé que si algún día me sentía con la confianza suficiente para escribir mi primera película, esa sería la historia.

Tuvo que resultarle difícil hablar después de tanto tiempo.

Sí. Recuerdo que tenía la manía de lavarse las manos incesantemente y era porque recordaba el barro de las trincheras, allí nunca podías limpiarte. Era parte de él y estoy muy agradecido de que nos lo contara.

En el reparto cuenta con Mark Strong o Benedict Cumberbatch pero los protagonistas, George MacKay y Dean-Charles Chapman, son casi desconocidos.

Es una elección deliberada. La gente no ve a estos dos chicos y piensa que van a ser héroes, son dos entre dos millones, podría ser cualquiera.

¿Necesitamos historias heroicas en estos tiempos?

Para mí toda la gente que luchó en el frente occidental son héroes. La mayoría de nosotros hemos nacido en tiempo de paz y la idea de sacrificarte por algo más grande que tú nos resulta marciana en esta cultura tan egoísta, obsesionada consigo misma y cortoplacista.

¿La película es una advertencia para no repetir errores del pasado?

Supongo que haces películas bélicas por dos razones. Una es poner al ser humano en la situación más extrema, quitar capas e ir a la esencia de lo que somos, lo que significa ser humano cuando no hay nada más, lo que significa tener un hermano, un amigo, tu casa, estar vivo y no muerto.

Otra de las razones es recordar que esa gente luchó por una Europa libre y unida, que es justo lo que tenemos ahora, creo que hay gente en mi país a la que no le viene mal recordar eso.

Ensayó el plano secuencia en la apertura de "Spectre" (2015) pero ahora lo lleva más allá ¿Qué le aporta a esta historia el plano secuencia?

El motivo de usarlo es emocional, que el público se conecte al protagonista de modo que no pueda escapar, que esté atrapado en el viaje, que experimente cada segundo, cada paso, cada respiración con él. El riesgo era aburrir, para evitarlo teníamos que mover la cámara de modo que a veces sea subjetiva y a veces objetiva, a veces íntima y otras te permite ver el vasto espacio en el que se mueven los personajes, la geografía del viaje.

¿Esa ha sido la mayor dificultad?

Lo más difícil es que, normalmente, cuando haces una película no tienes que decidir el ritmo o incluso el punto de vista hasta que te metes en la cabina de montaje, pero aquí había que tenerlo claro en el rodaje. Fue exigente pero muy gratificante.

¿Cuánto tiempo duró el rodaje?

Fueron 65 días, más meses y meses de ensayos previos.

La puesta en escena, los temas, la estructura dejan en evidencia sus influencias del teatro clásico. ¿Algún referente en concreto?

No de un modo consciente. Quería que la historia encontrase su propia forma, que a partir de un momento el viaje se transformara en una especie de descenso a los infiernos y que a partir de ahí se sintiera como un relato más mítico.

 ¿Un poco como "Apocalypse Now"?

 "Apocalypse now" es la mejor película bélica que he visto en mi vida, pero precisamente lo que tienen en común las películas bélicas que más me gustan, como esa o "Saving Private Ryan", "Idi i Smotri", "Paths of Glory", es que operan de formas muy poco convencionales desde el punto de vista de la estructura. Así que en todo caso me han animado a encontrar mi propia forma.

Por Magdalena Tsanis / EFE

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