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“La trama sigue a Julian (Gheisar), quien después de ser expulsado de Beecher Prep, comienza en una nueva escuela y recibe la visita de su abuela Sara (Mirren), quien comparte su conmovedora historia como joven judía en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. En este relato, Sara revela cómo encontró refugio y amistad en personas y lugares inesperados, incluyendo un compañero de clase con Poliomielitis (Schwerdt), que arriesgó todo para ayudarla a sobrevivir”, se lee en la sinopsis de la película.
Helen Mirren, actriz ganadora del premio Óscar, y Ariella Glaser interpretan al mismo personaje, pero en diferentes momentos de su vida. “La conocemos por primera vez cuando tiene 14 años y vive en Francia. Tiene una infancia muy normal, es malcriada, odia las matemáticas y está enamorada de un chico de la escuela. Todo cambia drásticamente cuando los nazis invaden Francia y llegan a su escuela para intentar llevársela a ella y a otros niños judíos. Un compañero de clase no judío, con el que no ha sido muy amable en el pasado, la salva y se esconde con él. Su amistad y su amor crecen”, explicó Glaser en una entrevista.
“Ella tiene una experiencia extraordinaria, cataclísmica. No puedes imaginar nada más extremadamente así, lo cual es absolutamente cierto en lo que le pasó a los jóvenes (...) Algunos de ellos sobrevivieron, muchos de ellos no. Muchos perdieron a toda su familia. Se perdió un ancla en el mundo”, dijo Mirren.
“Interpretamos a la misma persona, pero, obviamente, con toda una vida de experiencia que nos cambia”, agregó la actriz.
Mirren menciona a Maria Altmann, una refugiada austriaca que huyó de su país durante la Segunda Guerra Mundial, como una de sus referencias. “La investigué mucho porque necesitaba poner mi mente en esa historia, necesitaba tenerla presente en mi mente para interpretar ese personaje”. La actriz hizo de Altmann en La dama de oro (2015). “Cuando llegué a interpretar a Grand-mère (Sara) recordé a Altmann (...) creo que de eso se trata Alas Blancas. De liberarte de eso, del dolor y reconocer tu propio espíritu e imaginación”.
“Inmediatamente, pensé en el gran honor que sería interpretar a ese personaje, pero también como una joven judía. Hablé con mi familia, mi abuela y yo revisamos la historia familiar. Realmente había paralelismos, como si fuéramos similares (...) No es una historia real, pero se basa en muchas historias. Descubrí que fue muy difícil y bastante emotivo para mí y mi familia, pero me sentí muy afortunada de haber tenido la oportunidad de investigar eso y ponerlo en un proyecto”, concluyó Glaser.