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Es imposible negar que Amber Heard consiguió el 50 % de la fama por ser la esposa de Johnny Depp, después de filmar juntos en Puerto Rico The Rum Diary. Pero desde que se divorciaron, ella también conquistó su propio lugar, como el rol protagónico de la próxima película London Fields y el personaje de Mera, que también había presentado en La Liga de la Justicia, para volver ahora con la superproducción Aquaman. Pudo haberse separado de Depp, pero nadie podrá separarla de Hollywood, porque siempre llama la atención en las alfombras rojas.
¿Qué pasa por su mente al momento de pisar una alfombra roja?
Lo único que se me ocurre es: “No te caigas, no te caigas, no te caigas”.
Y con la moda, ¿aprovecha la alfombra roja como una excusa para jugar con el “look” o prefiere lo seguro para evitar críticas?
Me encanta vestirme bien, creo que es divertido. Trato de disfrutar el proceso y me parece importante olvidar lo que digan los críticos y las expectativas. Lo que vale es divertirse, porque también se refleja en las fotos. La ropa, la energía, todo va de la mano.
¿Se puede comparar el “glamour” de la alfombra roja de Cannes con Hollywood?
Para mí, Cannes es el mejor de los dos mundos, porque conserva la cultura francesa del estilo de cine que no pide disculpas, pero también mantiene el glamour de Hollywood. Es la mezcla perfecta.
¿Cómo fue la primera llamada, cuando le ofrecieron interpretar el rol de Mera en “La Liga de la Justicia” y la nueva versión en cine de “Aquaman”?
Para ser honesta, cuando me dijeron que me daban una corona y una espada me convencieron (risas). Quién quiera que se le ocurrió llamarme, hizo su trabajo de investigación porque sabía lo que quería. Y me divertí mucho. Tengo suerte porque también me reuní con el estudio y con un buen director, como James Wan. Juntos decidimos cruzar los límites para no seguir el estereotipo de las mujeres típicas en este estilo de cine.
¿En qué sentido?
Fueron los primeros en responder al apoyo y la energía femenina. Las mujeres de hoy superan la mitad del poder en las recaudaciones. Ya no pueden existir los roles femeninos de dos dimensiones donde faltan la fuerza y la pasión con que se destacan como individuos diferentes. Queremos representar la experiencia femenina desde un ángulo lógico. Y en este caso, a mí me toca interpretar una mujer bastante poderosa.
¿Cree que el éxito de “La Mujer Maravilla” ayudó a marcar la diferencia que está imponiendo la mujer en el mundo del cine?
Puede ser. Me hace feliz ver carteles de cine con tantas mujeres. Es un denominador común que vengo notando últimamente. Están emergiendo roles femeninos predominantes o protagonistas con buenas historias. Y supongo que demuestra que todos nos dimos cuenta de que la mujer demanda una buena representación.
En su caso, ¿intentó el rol de superheroína como mujer en algún aspecto de la vida real?
Bueno, heredé el buen corazón de mi madre. Y recién vuelvo de un viaje que tuve con la Sociedad Médica Estadounidense, que provee ayuda médica gratis a los refugiados en Siria y las personas afectadas por la crisis allí. También suelo ir a las fronteras con Amnistía Internacional y cada vez que visito un hospital de niños me doy cuenta de que siempre trato de luchar por la gente más vulnerable, que son las mujeres y los niños. No es algo que busco, pero mi instinto me lleva hacia esa dirección.
¿Y el personaje de Mera? ¿Qué tiene de diferente como mujer y como superheroína?
La parte que me encanta de esta producción es que no muestra lo mismo de siempre. Tiene mucho más que ver con nuestra generación. Les habla al presente y la sociedad actual, que pide una participación por igual. De verdad, Mera no es una damisela que necesita que la rescaten. Es más, es la que se encarga del rescate en la mayoría de los casos. Es una mujer fuerte y motivada. Tiene su propio objetivo y es ella por quien también pasa la historia por igual con su pareja, en vez de la típica fórmula donde el hombre es el único héroe del cine.
¿Cómo fue la primera vez que se vio al espejo con el traje de reina?
Tengo que decir que fue muy surrealista. Tardaron meses en terminar el traje. Te diría que necesitaron un año de esfuerzo, sin mentirte. Pero también necesitaba maquillarme y ponerme una peluca. Todo el proceso era muy extraño. Lo veía en los gestos de la gente, cuando me miraban. Se sentía como si fuera un sueño.
¿Le gustó el traje o sugirió alguna modificación?
Se necesitó un grupo de profesionales expertos para crear el traje de Aquaman. Tengo que ser muy humilde, no puedo quejarme porque fue asombroso lo que consiguieron. Pero digamos que no lo extraño para nada.
¿No lo extraña porque era muy incómodo?
Necesitaba un equipo de gente, y no exagero, para colocarlo y sacármelo, no solo para diseñarlo y fabricarlo. Físicamente, no podía sola. Al principio eran varios los que me ayudaban a cambiarme y recién al final del rodaje, después de siete meses, podía vestirme con la ayuda de una sola persona. Creo que lo más rápido que tarde en cambiarme fueron 20 minutos.
Y para las escenas de acción, ¿qué tan exigente fue el entrenamiento físico?
Me parece maravilloso cuando la preparación para un rol requiere algo físico, porque te une mucho más al personaje cuando tu cuerpo también participa. Me encantó entrenar a full, por esa misma razón. Y no pude olvidarme de que me estaba preparando para esta película, porque fue un entrenamiento que llevó día tras día durante seis meses antes de empezar incluso con el rodaje.
¿Y qué tal es Jason Momoa, Aquaman, detrás de cámara?
Jason es increíble como ser humano. Siempre digo que es imposible perderlo de vista. Nunca necesitas preguntar si está cerca. Sabes cuándo llega. Es como un tornado. Y es perfecto también para esta película, porque al redefinir el arquetipo de la relación entre el hombre y la mujer, también redefine a Aquaman. Lo presentamos por primera vez en su mundo, de esta forma. Y Jason se muestra cómo él es también en la vida real. Es una versión totalmente nueva de Aquaman y es emocionante.
También está filmando “Gully”, una producción que incluso comparan con “La Naranja Mecánica”.
Bueno, sí, es bastante psicodélica, pero es una producción independiente del estilo en que todos nos ensuciamos las manos. Y después de una superproducción de superhéroes, contar con el tiempo y el espacio para cruzar los límites y encontrar un nuevo desafío con personajes nuevos es como recibir un regalo. En Gully trabajé con un director que filmaba su primera película, Nabil Elderkin. Y me da tanto orgullo haber creído en él... Es un artista visionario y con él puedo interpretar un personaje real, igual que otra película independiente, Her Smell, que estoy filmando ahora en Nueva York. Son producciones de bajo presupuesto pero con alto contenido artístico y ahí incluso tengo un personaje que no es demasiado grande, pero puedo hacer lo que tanto amo y es divertido.