Andrés Castañeda: “Los colombianos solemos reírnos de nuestras desgracias”
El actor interpreta la etapa joven de Lucho Díaz en la exitosa novela “La gloria de Lucho”, que se está retransmitiendo en Caracol TV. En entrevista habló sobre su experiencia interpretando a un personaje tan particular y lo que le dejó para su vida personal y profesional.
En “La gloria de Lucho” interpreta la etapa joven del protagonista, ¿cómo preparó a su personaje?
Para mí fue muy gratificante en términos actorales el reto que implicaba participar en esta historia, nunca me había tocado estar en un sándwich, es decir, ser ese personaje entre el niño y el adulto, pero para todo hay una primera vez. Lo que hicieron desde la dirección del proyecto fue preguntarme sobre la visión que quería explorar, luego me mostraron un material que Enrique Carriazo ya había grabado para poder incorporar algunos de los gestos que él hacía y otras características más. El personaje debía tener una unidad, por eso los tres nos enfocamos también en el Lucho real, que fue parte fundamental de esta producción.
¿Cómo se logró esa sinergia entre las diferentes etapas de Lucho que vemos en la serie?
Creo que el personaje de la vida real es tan fuerte, que a uno como actor le queda un poco más fácil interpretarlo, y digo que es fácil en el sentido de que uno lo reconoce rápidamente y sabe cuál es la ruta, lo difícil es lograr que no sea una caricatura distorsionada. Este es un acercamiento de lo que podría ser Lucho en cada una de las etapas de su vida, y para eso hubo un trabajo muy minucioso desde la dirección... Olga Lucía Rodríguez y Luis Carlos Sierra miraban con ojo muy agudo cada detalle, cada gesto. Algo muy importante para tener en cuenta es que uno no es igual en las diferentes etapas de la vida, pero hay cosas que nunca cambian, y eso fue lo que quisimos rescatar.
¿Cómo recuerda la etapa de grabación de “La gloria de Lucho”?
Fue muy intensa, porque la parte de la historia que nos correspondió contar es justo el momento en el que a Lucho le empiezan a pasar tantas cosas que toca fondo. Después de que lo sacan de su casa tuvo que enfrentarse a la calle, luego conoció a Gloria, el matrimonio, la vida en pareja, la ausencia de plata, la cárcel, ser papá, el accidente de su hija que se quemó. Eran muchos eventos en muy poco tiempo, y como el Lucho de la vida real vivió al límite, nosotros como actores también lo hacíamos.
“La gloria de Lucho” es una novela con la que muchos colombianos se sintieron identificados, ¿cree que eso influyó en el éxito de esta producción?
Claro, me pasa mucho todavía que estoy en la calle y la gente me dice: “A mi familia le tocó así” o “a mí me tocó así cuando llegué a esta ciudad”, creo que lo que hace Lucho es una radiografía de una inmensa mayoría, de cómo viven los colombianos y las cosas que tienen que enfrentar. Nosotros como colombianos tenemos una particularidad, y es que a veces nos burlamos de nosotros mismos para poder pasar el trago amargo, y esa es la forma en la que Lucho refleja su vida, al igual que muchos otros.
¿Cuál fue el papel que tuvo el verdadero Lucho Díaz en la producción?
Lucho tuvo un personaje en la historia, él iba a los lugares y nos contaba sus anécdotas, nos describía cómo habían pasado ciertas cosas, eso nos nutrió mucho como actores, más que nos cuente cómo fue, verlo a él fue una herramienta fundamental. Él es muy particular y tiene unas características específicas que permiten leerlo y entender cómo afrontaría ciertas situaciones. Algo que me pareció muy interesante fue ver cómo él sigue mirando a Gloria con todo el amor del mundo, y ella a él a pesar de saber todo lo que hizo... eso me llevó a pensar que el amor lo aguanta todo en esta historia. Lucho sabe lo descarado que fue, y me gusta mucho que no sea este héroe típico, sino más bien el antihéroe.
¿Hubo alguna escena en particular que haya sido emocionalmente difícil de grabar?
La escena más difícil fue la del accidente de su bebé. El incendio que hubo en su casa y que terminó en tragedia con su hija gravemente herida, luego él en su desespero de lograr que lo atiendan y no tener los recursos para pagar, se roba unas farolas y termina preso. Toda esa parte de su vida es tremenda, y cuando uno la ve dice: “Este tipo es muy de malas”, pero al mismo tiempo es muy de buenas porque tiene una suerte increíble a pesar de las adversidades.
¿Qué se llevó de Lucho, tanto personal como profesionalmente?
En lo profesional fue muy bello porque la gente se encariña con uno. Hoy en día la gente me sigue diciendo “Lucho” en la calle y me reconocen por ese papel. En cuanto a lo personal, me di cuenta de que esta es la historia de muchos colombianos y hace que uno genere empatía al reconocer que en esta vida toca duro.
En “La gloria de Lucho” interpreta la etapa joven del protagonista, ¿cómo preparó a su personaje?
Para mí fue muy gratificante en términos actorales el reto que implicaba participar en esta historia, nunca me había tocado estar en un sándwich, es decir, ser ese personaje entre el niño y el adulto, pero para todo hay una primera vez. Lo que hicieron desde la dirección del proyecto fue preguntarme sobre la visión que quería explorar, luego me mostraron un material que Enrique Carriazo ya había grabado para poder incorporar algunos de los gestos que él hacía y otras características más. El personaje debía tener una unidad, por eso los tres nos enfocamos también en el Lucho real, que fue parte fundamental de esta producción.
¿Cómo se logró esa sinergia entre las diferentes etapas de Lucho que vemos en la serie?
Creo que el personaje de la vida real es tan fuerte, que a uno como actor le queda un poco más fácil interpretarlo, y digo que es fácil en el sentido de que uno lo reconoce rápidamente y sabe cuál es la ruta, lo difícil es lograr que no sea una caricatura distorsionada. Este es un acercamiento de lo que podría ser Lucho en cada una de las etapas de su vida, y para eso hubo un trabajo muy minucioso desde la dirección... Olga Lucía Rodríguez y Luis Carlos Sierra miraban con ojo muy agudo cada detalle, cada gesto. Algo muy importante para tener en cuenta es que uno no es igual en las diferentes etapas de la vida, pero hay cosas que nunca cambian, y eso fue lo que quisimos rescatar.
¿Cómo recuerda la etapa de grabación de “La gloria de Lucho”?
Fue muy intensa, porque la parte de la historia que nos correspondió contar es justo el momento en el que a Lucho le empiezan a pasar tantas cosas que toca fondo. Después de que lo sacan de su casa tuvo que enfrentarse a la calle, luego conoció a Gloria, el matrimonio, la vida en pareja, la ausencia de plata, la cárcel, ser papá, el accidente de su hija que se quemó. Eran muchos eventos en muy poco tiempo, y como el Lucho de la vida real vivió al límite, nosotros como actores también lo hacíamos.
“La gloria de Lucho” es una novela con la que muchos colombianos se sintieron identificados, ¿cree que eso influyó en el éxito de esta producción?
Claro, me pasa mucho todavía que estoy en la calle y la gente me dice: “A mi familia le tocó así” o “a mí me tocó así cuando llegué a esta ciudad”, creo que lo que hace Lucho es una radiografía de una inmensa mayoría, de cómo viven los colombianos y las cosas que tienen que enfrentar. Nosotros como colombianos tenemos una particularidad, y es que a veces nos burlamos de nosotros mismos para poder pasar el trago amargo, y esa es la forma en la que Lucho refleja su vida, al igual que muchos otros.
¿Cuál fue el papel que tuvo el verdadero Lucho Díaz en la producción?
Lucho tuvo un personaje en la historia, él iba a los lugares y nos contaba sus anécdotas, nos describía cómo habían pasado ciertas cosas, eso nos nutrió mucho como actores, más que nos cuente cómo fue, verlo a él fue una herramienta fundamental. Él es muy particular y tiene unas características específicas que permiten leerlo y entender cómo afrontaría ciertas situaciones. Algo que me pareció muy interesante fue ver cómo él sigue mirando a Gloria con todo el amor del mundo, y ella a él a pesar de saber todo lo que hizo... eso me llevó a pensar que el amor lo aguanta todo en esta historia. Lucho sabe lo descarado que fue, y me gusta mucho que no sea este héroe típico, sino más bien el antihéroe.
¿Hubo alguna escena en particular que haya sido emocionalmente difícil de grabar?
La escena más difícil fue la del accidente de su bebé. El incendio que hubo en su casa y que terminó en tragedia con su hija gravemente herida, luego él en su desespero de lograr que lo atiendan y no tener los recursos para pagar, se roba unas farolas y termina preso. Toda esa parte de su vida es tremenda, y cuando uno la ve dice: “Este tipo es muy de malas”, pero al mismo tiempo es muy de buenas porque tiene una suerte increíble a pesar de las adversidades.
¿Qué se llevó de Lucho, tanto personal como profesionalmente?
En lo profesional fue muy bello porque la gente se encariña con uno. Hoy en día la gente me sigue diciendo “Lucho” en la calle y me reconocen por ese papel. En cuanto a lo personal, me di cuenta de que esta es la historia de muchos colombianos y hace que uno genere empatía al reconocer que en esta vida toca duro.