Aquaman no hace agua
Mort Weisinger y Paul Norris no imaginaron que 77 años después de crear a Aquaman, el superhéroe tuviera su propia película.
Nelson Sierra Gutiérrez
Corrían los años 40, considerada la edad de oro de las historietas, y en el creciente enfrentamiento comercial entre las editoriales de la época DC Comics decidió crear un personaje que le hiciera contrapeso al popular superhéroe acuático de Marvel, Namor, the Submariner, publicado en 1939. Por ello en noviembre de 1941, en la edición número 73 de la serie More Fun Comics, llegó Aquaman, que en su primera aparición rescataba una pequeña embarcación a punto de naufragar por el ataque de un submarino nazi.
En ese material editorial nos revelan, además, el primer origen del superhéroe: su padre era un científico que descubrió la ciudad submarina de Atlántida y gracias a sus investigaciones y al desarrollo tecnológico de esa cultura lograba hacer que su pequeño hijo adquiriera poderes sobrehumanos, como respirar bajo el agua, nadar a gran velocidad y comunicarse con los animales marinos. En esa edición también apareció por primera vez otro héroe que en términos generales hasta ahora había alcanzado mayor recepción, Flecha Verde, quien paradójicamente desde 2012 tiene su propia serie de televisión.
Luego, en la conocida edad de plata, DC Comics renovó su plantilla de personajes y creó en marzo de 1960 la Liga de la Justicia de América, conocida ahora como la Liga de la Justicia, en la que reunió por primera vez a sus principales superhéroes. Allí reaparecía Aquaman como uno de los miembros fundadores, junto a Superman, Batman, Flash, Linterna Verde, el Detective Marciano y, por supuesto, la Mujer Maravilla. Desde ese momento, Aquaman empezó a mostrar menor relevancia frente a sus compañeros y sus heroicas aventuras. A pesar de esto, en 1962 se publicó su primer cómic en solitario, que fue cancelado a finales de los 70 por no conseguir el éxito que DC esperaba.
Durante muchos años, el rey de la Atlantis aparecería de manera itinerante en varias series en las que se modificó su origen a que él, Arthur Curry, es mitad humano y mitad atlante, hijo de Atlanna, una princesa atlante, y el farero Tomas Curry. Esto explicaba sus poderes. También se especuló sobre la génesis de su traje naranja y verde, que era en realidad un uniforme de prisionero de Atlantis. Sin embargo, una de las características más interesantes es la aparición del tridente de Neptuno, un arma con poderes místicos que le da a su portador el derecho de gobernar los mares, manipular el agua, controlar el clima, lanzar rayos (lo cual no es buena idea bajo el agua), además de poderes curativos, entre otros. Conseguir este tridente hará parte del argumento de la nueva película, aunque cabe aclarar que el tridente con el que aparece Aquaman en la Liga de la Justicia no es el de Neptuno.
En los 90, el personaje dio un giro radical en cuanto su apariencia y personalidad y otra vez se le dio un nuevo origen, quitándole su condición humana y volviéndolo un atlante al 100 % llamado Orin, con cabellera larga, barba y sin un brazo (devorado por unas pirañas). De ese modo conquistó nuevas audiencias y empezó a tener una figuración mucho más relevante en el mundo de los cómics.
Muchos creen que la popularidad de este superhéroe, considerado de reparto, no ha sido tan épica en las historietas como para pensar que pudiera tener su propia película, pero la pelea del marketing cinematográfico entre Marvel y DC hizo realidad el sueño de sus seguidores. Desde su primera aparición en la pantalla grande en Batman Vs. Superman, en 2016, nadie esperaba que después de ese cameo Aquaman tuviese su propia película, con la interpretación de Jason Momoa, un actor y modelo hawaiano que en 2011 tuvo su primer protagónico interpretando a otro personaje de los cómics, Conan el Bárbaro, un remake de la película del mismo nombre protagonizada por el legendario Arnold Schwarzenegger en 1982 y que catapultó al entonces campeón mundial de fisiculturismo. Pero Momoa no contó con la misma suerte y su versión resultó un fracaso total.
Por esa misma época dio vida a otro bárbaro que sí le daría el reconocimiento que todo artista espera: Khal Drogo, jefe dothraki en la mundialmente famosa serie de HBO Juego de Tronos. Luego de eso, Momoa tuvo otras apariciones en cine y televisión con poco éxito, hasta que en 2015 el director y productor Zack Snyder, quien tenía en sus manos la misión de llevar el universo DC Comics al cine para Warner Bros., lo llamó al casting para interpretar a Batman, rol que al final quedó en poder de Ben Affleck. A pesar de eso, Snyder, como buen visionario, pensó que Momoa podría interpretar a un nuevo Aquaman, completamente distante del creado en 1941 y del que todos se burlaban en la serie animada de televisión Los Superamigos, producida por Hanna Barbera en los años 70.
No solo Aquaman y Momoa se están jugando la credibilidad en esta película recientemente estrenada. También lo hace el reconocido director de origen malayo James Wan, quien estuvo al frente de las impactantes e icónicas películas de terror Saw, Insidious y El conjuro. Él es el encargado de dirigir el nuevo filme del héroe acuático. Wan, ya demostró que puede moverse muy bien en otro género, pues en 2013 dirigió Rápido y furioso 7, dándole un nuevo aire a la saga. Además, en esta ocasión echa mano de actores reconocidos, como Nicole Kidman, Willem Dafoe y a quien podemos considerar su musa, el actor Patrick Wilson, protagonista de sus películas referentes, quien en esta cinta le da vida a Ocean Master, el villano, y como para dar puntadas de una historia ya contada, no es nada más que Orm Marius, el hermanastro de Aquaman. ¿Les suena ese giro narrativo? Un superhéroe con perfil de dios mitológico cuyo medio hermano es su peor enemigo: el mismo drama de Thor y Loki contado por Marvel Comics.
Esperemos que Aquaman sea el éxito taquillero que Warner Bros. y DC Comics han buscado infructuosamente hasta el momento. Por lo pronto, está mejor calificada que la Liga de la Justicia. Y ojalá el rey del Atlantis no salga derrotado como pasó en su primera aparición en 1941, cuando fue noqueado por un martillo.
Corrían los años 40, considerada la edad de oro de las historietas, y en el creciente enfrentamiento comercial entre las editoriales de la época DC Comics decidió crear un personaje que le hiciera contrapeso al popular superhéroe acuático de Marvel, Namor, the Submariner, publicado en 1939. Por ello en noviembre de 1941, en la edición número 73 de la serie More Fun Comics, llegó Aquaman, que en su primera aparición rescataba una pequeña embarcación a punto de naufragar por el ataque de un submarino nazi.
En ese material editorial nos revelan, además, el primer origen del superhéroe: su padre era un científico que descubrió la ciudad submarina de Atlántida y gracias a sus investigaciones y al desarrollo tecnológico de esa cultura lograba hacer que su pequeño hijo adquiriera poderes sobrehumanos, como respirar bajo el agua, nadar a gran velocidad y comunicarse con los animales marinos. En esa edición también apareció por primera vez otro héroe que en términos generales hasta ahora había alcanzado mayor recepción, Flecha Verde, quien paradójicamente desde 2012 tiene su propia serie de televisión.
Luego, en la conocida edad de plata, DC Comics renovó su plantilla de personajes y creó en marzo de 1960 la Liga de la Justicia de América, conocida ahora como la Liga de la Justicia, en la que reunió por primera vez a sus principales superhéroes. Allí reaparecía Aquaman como uno de los miembros fundadores, junto a Superman, Batman, Flash, Linterna Verde, el Detective Marciano y, por supuesto, la Mujer Maravilla. Desde ese momento, Aquaman empezó a mostrar menor relevancia frente a sus compañeros y sus heroicas aventuras. A pesar de esto, en 1962 se publicó su primer cómic en solitario, que fue cancelado a finales de los 70 por no conseguir el éxito que DC esperaba.
Durante muchos años, el rey de la Atlantis aparecería de manera itinerante en varias series en las que se modificó su origen a que él, Arthur Curry, es mitad humano y mitad atlante, hijo de Atlanna, una princesa atlante, y el farero Tomas Curry. Esto explicaba sus poderes. También se especuló sobre la génesis de su traje naranja y verde, que era en realidad un uniforme de prisionero de Atlantis. Sin embargo, una de las características más interesantes es la aparición del tridente de Neptuno, un arma con poderes místicos que le da a su portador el derecho de gobernar los mares, manipular el agua, controlar el clima, lanzar rayos (lo cual no es buena idea bajo el agua), además de poderes curativos, entre otros. Conseguir este tridente hará parte del argumento de la nueva película, aunque cabe aclarar que el tridente con el que aparece Aquaman en la Liga de la Justicia no es el de Neptuno.
En los 90, el personaje dio un giro radical en cuanto su apariencia y personalidad y otra vez se le dio un nuevo origen, quitándole su condición humana y volviéndolo un atlante al 100 % llamado Orin, con cabellera larga, barba y sin un brazo (devorado por unas pirañas). De ese modo conquistó nuevas audiencias y empezó a tener una figuración mucho más relevante en el mundo de los cómics.
Muchos creen que la popularidad de este superhéroe, considerado de reparto, no ha sido tan épica en las historietas como para pensar que pudiera tener su propia película, pero la pelea del marketing cinematográfico entre Marvel y DC hizo realidad el sueño de sus seguidores. Desde su primera aparición en la pantalla grande en Batman Vs. Superman, en 2016, nadie esperaba que después de ese cameo Aquaman tuviese su propia película, con la interpretación de Jason Momoa, un actor y modelo hawaiano que en 2011 tuvo su primer protagónico interpretando a otro personaje de los cómics, Conan el Bárbaro, un remake de la película del mismo nombre protagonizada por el legendario Arnold Schwarzenegger en 1982 y que catapultó al entonces campeón mundial de fisiculturismo. Pero Momoa no contó con la misma suerte y su versión resultó un fracaso total.
Por esa misma época dio vida a otro bárbaro que sí le daría el reconocimiento que todo artista espera: Khal Drogo, jefe dothraki en la mundialmente famosa serie de HBO Juego de Tronos. Luego de eso, Momoa tuvo otras apariciones en cine y televisión con poco éxito, hasta que en 2015 el director y productor Zack Snyder, quien tenía en sus manos la misión de llevar el universo DC Comics al cine para Warner Bros., lo llamó al casting para interpretar a Batman, rol que al final quedó en poder de Ben Affleck. A pesar de eso, Snyder, como buen visionario, pensó que Momoa podría interpretar a un nuevo Aquaman, completamente distante del creado en 1941 y del que todos se burlaban en la serie animada de televisión Los Superamigos, producida por Hanna Barbera en los años 70.
No solo Aquaman y Momoa se están jugando la credibilidad en esta película recientemente estrenada. También lo hace el reconocido director de origen malayo James Wan, quien estuvo al frente de las impactantes e icónicas películas de terror Saw, Insidious y El conjuro. Él es el encargado de dirigir el nuevo filme del héroe acuático. Wan, ya demostró que puede moverse muy bien en otro género, pues en 2013 dirigió Rápido y furioso 7, dándole un nuevo aire a la saga. Además, en esta ocasión echa mano de actores reconocidos, como Nicole Kidman, Willem Dafoe y a quien podemos considerar su musa, el actor Patrick Wilson, protagonista de sus películas referentes, quien en esta cinta le da vida a Ocean Master, el villano, y como para dar puntadas de una historia ya contada, no es nada más que Orm Marius, el hermanastro de Aquaman. ¿Les suena ese giro narrativo? Un superhéroe con perfil de dios mitológico cuyo medio hermano es su peor enemigo: el mismo drama de Thor y Loki contado por Marvel Comics.
Esperemos que Aquaman sea el éxito taquillero que Warner Bros. y DC Comics han buscado infructuosamente hasta el momento. Por lo pronto, está mejor calificada que la Liga de la Justicia. Y ojalá el rey del Atlantis no salga derrotado como pasó en su primera aparición en 1941, cuando fue noqueado por un martillo.