Carla Melo Gampert y “La perra” feminista que llevó a Cannes
Fue la primera colombiana en concursar por la “Palma de Oro” del Festival de Cannes con un cortometraje animado, feminista y, entre otras cosas, producto de errores.
Alberto González Martínez
Una cigüeña con cuerpo de mujer y un cocodrilo con cuerpo de hombre tienen sexo en una acera. Desde la ventana de su casa observa la hija de la cigüeña, luego de dejarla al cuidado de una perra animal que recogió de la calle. “La violencia también está en la calle, cuando hay actos violentos o se empieza a sentir miradas violentas de los hombres”, expresó Carla al preguntarle por la escena.
Este fragmento de la película duró cerca de un minuto. Se necesitaron 12 dibujos en físico, a base de acuarelas y tintas, por cada segundo de video. Unas 720 pinturas por minuto y más de 10 mil en total, que la bogotana Carla Melo Gampert agrupó en 14 minutos de animación. Fue la primera directora colombiana en concursar por la “Palma de Oro” del Festival de Cannes, que terminó en mayo. El premio más importante del, quizá, festival de cine más importante.
A Carla le pareció “impresionante” estar allí porque “nunca había estado en un festival así de grande”. En esa edición de Cannes se presentaron 138 películas en 9 categorías. Algunas competían, otras solo eran muestras. En la competencia por la “Palma de Oro” de cortometrajes se postularon 4.288 de los que llegaron 11. Entre esos “La perra”, de Carla. Una historia sobre sobre la relación entre madre e hija con una mirada feminista.
El error, la técnica principal
Le pregunté por los animales de la película. La cigüeña, el cocodrilo, el gallo y la perra. Si había pensado en el “dimorfismo sexual” de las cigüeñas, es decir, que tanto los machos como las hembras no se diferencian a simple vista. Respondió que no lo había pensado así y que esas cigüeñas solo representaban mujeres que “tenían tetas y culos grandes”.
Del cocodrilo dijo que eran los típicos depredadores, como los hombres que buscan prostitutas. Hace referencia a ese fragmento con el que inicia este texto, donde buscaba a la cigüeña y luego tenían sexo en la calle. El gallo aparece después. A este lo pensó, dijo, como un animal elegante, coqueto y que se pavonea frente a las gallinas que, para este caso, son cigüeñas.
Todos fueron dibujados desde cero en un papel en blanco y bajo la misma técnica. Acuarelas y tintas sobre papel, aunque hay una técnica de más importante. A Carla le gusta que la pintura se salga de control, por su mezcla hecha a base de agua para que se riegue y termine siendo otra cosa que lo esperado. La técnica principal es el error. Un error intencionado. “Lo bello está en lo imperfecto”, sentencia Carla.
Cobra sentido lo que dice al ver los 14 minutos de imperfección que se esconden en lo bello de la imagen en movimiento y que se consigue a través de un proceso adicional llamado “animatic”. Salta a la vista el esfuerzo, el trabajo y los tres años que demoró haciendo el corto. Carla es artista plástica de la Universidad Javeriana de Bogotá y se inspiró de otras directoras de animación feminista.
“Ser mujer es complicado, la mirada siempre juzga, siempre busca desde donde sentirse mal, culpable, como si en crecer y sentirse mujer hubiera algo incorrecto, el crecimiento en cualquier etapa de la mujer es juzgado”, explica la joven directora, quien agrega que inicialmente no quiso que fuera un corto feminista, pero al tocar temas alrededor de la mujer se fue convirtiendo en ello. Otra vez la técnica del error.
El error llegó a Cannes
Carla llegó a Cannes el pasad lunes 22 de mayo. Le pregunté por los actos feministas que se presentaron en medio del evento, como la chica que se arrojó, tal parece, sangre encima o la que embarazada protestó contra el “alquiler de vientre”. Dijo que algo escuchó, pero que estuvo en entrevistas con medios internacionales, viendo una que otra proyección y corriendo con otras cosas más. También le pregunté qué famoso vio y me respondió que solo a Jane Fonda.
Su corto se presentó dos veces. Una función exclusiva para prensa y otra en la que podía asistir todo público. El suyo estuvo junto con los otros 10 cortos que competían por la “Palma de Oro”. Seis eran directoras mujeres y, según contó Carla, estuvieron juntas en todo momento para que se notara que eran mayoría.
Que llegara a Cannes fue una mezcla de talento y casualidad. Carla había presentado su primer cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Animación en Annecy (Francia), reconocido por esta modalidad, en donde, según contó, se encontró con los productores, entre ellos Franco Lolli, que la invitaron a hacer otro corto con la misma técnica para luego participar en Cannes. Fue el germen para que naciera “La perra”.
Faltaba su respuesta por este animal. Tiene que ver con lo más íntimo de su vida. Respondió que la historia detrás se basa en su vida real que se mezcla con ficción. Una historia que parte de sus recuerdos, de su “dolor”, de “su incomodidad con algo” y que va tomando un rumbo propio con las acuarelas, las tintas, las historias y los errores intencionados.
“Cuando se separaron mis papás, mi mamá nos regaló una perra un poco a modo de distracción de la ruptura familiar. Tenía 11 años y cuando murió tenía 25. Entonces fue una cómplice de esa ruptura y de un crecimiento, de pasar de niña a ser mujer, de cosas no tan chéveres de la adolescencia. Básicamente el camino a ser mujer”.
Otra cosa que es real en la película son los sonidos de la perra. “Los sonidistas hicieron milagros”, agregó. Los ladridos y demás fueron sacados de videos y audios que guardaba en su teléfono como recuerdo de su “cómplice”.
Carla tiene otros dos cortos anteriores y en ellos también está presente su perra. Este tercer corto cambió en muchas cosas que ella había pensado inicialmente. Cambió en la propuesta narrativa, argumental, en la animación y quizá qué cosas cambió para Carla en su interior. Solo una cosa no fue producto del error. Que los 14 minutos, las 148 pinturas en físico y los tres años de producción terminaran siendo un homenaje a su perra Conga. “La perra”.
Una cigüeña con cuerpo de mujer y un cocodrilo con cuerpo de hombre tienen sexo en una acera. Desde la ventana de su casa observa la hija de la cigüeña, luego de dejarla al cuidado de una perra animal que recogió de la calle. “La violencia también está en la calle, cuando hay actos violentos o se empieza a sentir miradas violentas de los hombres”, expresó Carla al preguntarle por la escena.
Este fragmento de la película duró cerca de un minuto. Se necesitaron 12 dibujos en físico, a base de acuarelas y tintas, por cada segundo de video. Unas 720 pinturas por minuto y más de 10 mil en total, que la bogotana Carla Melo Gampert agrupó en 14 minutos de animación. Fue la primera directora colombiana en concursar por la “Palma de Oro” del Festival de Cannes, que terminó en mayo. El premio más importante del, quizá, festival de cine más importante.
A Carla le pareció “impresionante” estar allí porque “nunca había estado en un festival así de grande”. En esa edición de Cannes se presentaron 138 películas en 9 categorías. Algunas competían, otras solo eran muestras. En la competencia por la “Palma de Oro” de cortometrajes se postularon 4.288 de los que llegaron 11. Entre esos “La perra”, de Carla. Una historia sobre sobre la relación entre madre e hija con una mirada feminista.
El error, la técnica principal
Le pregunté por los animales de la película. La cigüeña, el cocodrilo, el gallo y la perra. Si había pensado en el “dimorfismo sexual” de las cigüeñas, es decir, que tanto los machos como las hembras no se diferencian a simple vista. Respondió que no lo había pensado así y que esas cigüeñas solo representaban mujeres que “tenían tetas y culos grandes”.
Del cocodrilo dijo que eran los típicos depredadores, como los hombres que buscan prostitutas. Hace referencia a ese fragmento con el que inicia este texto, donde buscaba a la cigüeña y luego tenían sexo en la calle. El gallo aparece después. A este lo pensó, dijo, como un animal elegante, coqueto y que se pavonea frente a las gallinas que, para este caso, son cigüeñas.
Todos fueron dibujados desde cero en un papel en blanco y bajo la misma técnica. Acuarelas y tintas sobre papel, aunque hay una técnica de más importante. A Carla le gusta que la pintura se salga de control, por su mezcla hecha a base de agua para que se riegue y termine siendo otra cosa que lo esperado. La técnica principal es el error. Un error intencionado. “Lo bello está en lo imperfecto”, sentencia Carla.
Cobra sentido lo que dice al ver los 14 minutos de imperfección que se esconden en lo bello de la imagen en movimiento y que se consigue a través de un proceso adicional llamado “animatic”. Salta a la vista el esfuerzo, el trabajo y los tres años que demoró haciendo el corto. Carla es artista plástica de la Universidad Javeriana de Bogotá y se inspiró de otras directoras de animación feminista.
“Ser mujer es complicado, la mirada siempre juzga, siempre busca desde donde sentirse mal, culpable, como si en crecer y sentirse mujer hubiera algo incorrecto, el crecimiento en cualquier etapa de la mujer es juzgado”, explica la joven directora, quien agrega que inicialmente no quiso que fuera un corto feminista, pero al tocar temas alrededor de la mujer se fue convirtiendo en ello. Otra vez la técnica del error.
El error llegó a Cannes
Carla llegó a Cannes el pasad lunes 22 de mayo. Le pregunté por los actos feministas que se presentaron en medio del evento, como la chica que se arrojó, tal parece, sangre encima o la que embarazada protestó contra el “alquiler de vientre”. Dijo que algo escuchó, pero que estuvo en entrevistas con medios internacionales, viendo una que otra proyección y corriendo con otras cosas más. También le pregunté qué famoso vio y me respondió que solo a Jane Fonda.
Su corto se presentó dos veces. Una función exclusiva para prensa y otra en la que podía asistir todo público. El suyo estuvo junto con los otros 10 cortos que competían por la “Palma de Oro”. Seis eran directoras mujeres y, según contó Carla, estuvieron juntas en todo momento para que se notara que eran mayoría.
Que llegara a Cannes fue una mezcla de talento y casualidad. Carla había presentado su primer cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Animación en Annecy (Francia), reconocido por esta modalidad, en donde, según contó, se encontró con los productores, entre ellos Franco Lolli, que la invitaron a hacer otro corto con la misma técnica para luego participar en Cannes. Fue el germen para que naciera “La perra”.
Faltaba su respuesta por este animal. Tiene que ver con lo más íntimo de su vida. Respondió que la historia detrás se basa en su vida real que se mezcla con ficción. Una historia que parte de sus recuerdos, de su “dolor”, de “su incomodidad con algo” y que va tomando un rumbo propio con las acuarelas, las tintas, las historias y los errores intencionados.
“Cuando se separaron mis papás, mi mamá nos regaló una perra un poco a modo de distracción de la ruptura familiar. Tenía 11 años y cuando murió tenía 25. Entonces fue una cómplice de esa ruptura y de un crecimiento, de pasar de niña a ser mujer, de cosas no tan chéveres de la adolescencia. Básicamente el camino a ser mujer”.
Otra cosa que es real en la película son los sonidos de la perra. “Los sonidistas hicieron milagros”, agregó. Los ladridos y demás fueron sacados de videos y audios que guardaba en su teléfono como recuerdo de su “cómplice”.
Carla tiene otros dos cortos anteriores y en ellos también está presente su perra. Este tercer corto cambió en muchas cosas que ella había pensado inicialmente. Cambió en la propuesta narrativa, argumental, en la animación y quizá qué cosas cambió para Carla en su interior. Solo una cosa no fue producto del error. Que los 14 minutos, las 148 pinturas en físico y los tres años de producción terminaran siendo un homenaje a su perra Conga. “La perra”.