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Carolina Ribón desde siempre ha sido una contadora de historias. El arte de crear mundos, imaginar e incluso interpretar a otros seres siempre ha corrido por sus venas. Lo supo desde que era una niña, cuando su abuelo materno le leía poemas y su abuela le mostraba el mundo del cine clásico. No recuerda la edad con exactitud, pero sí que tiene presente el sentimiento de no querer desligarse de producir nuevos mundos o ser otra persona. Aún tiene claro que en su interior hay una niña con ganas de estar presente. Su sueño hoy no está tan alejado de la realidad. Es directora, dramaturga y actriz, tres mundos que convergen en una sola persona, pero que ninguno opaca al otro. Ella siempre ha sentido la necesidad de estar en la búsqueda por mejorar y perfeccionar cada día su carrera.
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“Creo que es una acumulación de experiencias que no aparecen solo porque sí, sino que son años de dedicación. Al principio me daba miedo decir que soy dramaturga, porque la gente me iba a decir como: ‘¿Entonces qué eres directora, actriz o dramaturga?’. Y el resultado es que soy eso, una creadora de mundos de ficción. Mi universo gira para crear historias y no solamente atravesándolas con el cuerpo y la voz, sino creándolas. Al ser actriz, estás al servicio de mucha gente que te dice lo que debes hacer, mientras que cuando eres dramaturga y directora tú creas esas reglas”.
Su trabajo de actriz se aleja del conocimiento en dirección y como dramaturga, en un cierto punto, para darle la oportunidad de dejarse guiar por aquellos que han diseñado, construido la historia y todo un universo alrededor, que le permite introducirse en su mundo diseñado por quienes han construido el universo. Su formación actoral empezó con el maestro Rubén Di Pietro en Bogotá. Extensas jornadas de 12 horas diarias en las que reafirmó su amor por el teatro. De allí viajó a Buenos Aires para estudiar en el SIC y regresó a Bogotá para inscribirse en la Casa del Teatro Nacional y en Estudio Babel. Su formación la ha llevado a actuar fuera de Colombia, en países como Estados Unidos y México. Desde muy pequeña supo que lo suyo eran las series, el teatro o, por qué no, el cine.
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“Siento que estoy en un camino que he escogido tener para la actuación. Con todo el respeto para las personas que siguen el mundo de las novelas, para mí no fueron un referente en la actuación. No quería ser actriz para estar en novelas, aunque se entiende que la realidad colombiana se cuenta a través de ellas. La serie siempre ha sido algo como muy gringo, pero cuando pequeña veía Nickelodeon, y de HBO Max me gustaba conectarme con Sex and the city”.
De ahí que en febrero de este año, Carolina Ribón ganó el premio a Mejor actriz protagónica en el festival Never More, en Estados Unidos, reconocido festival para las películas de género, por su papel de Elena en el cortometraje Elena, de Luis Vanegas. Pero su carrera en las grandes ligas de la actuación no ha parado. Pasó de ser una fanática de series extranjeras y de plataformas a actuar en ellas, que sin ni siquiera imaginarlo, su camino ya estaba predestinado. El 28 de octubre de 2021 se estrenó Mil colmillos, la primera serie de HBO Max producida en su totalidad en Colombia. Dentro de ese selecto grupo de actores, ella desempeña el rol estelar.
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La carrera empezó desde hace cerca de cinco años atrás, cuando apenas Jaime Osorio, creador y director de la serie, empezaba a imaginar la historia de Mil colmillos, codirigida junto a Guillermo Escalona. Osorio vio una foto de Ribón en Facebook y desde entonces la copió y pegó en su estudio como la imagen viva de ese personaje protagonista que apenas comenzaba a crear. Dos años después el proceso de casting dio inicio y el mismo director le pidió que fuera parte del proceso, algo muy poco ocurrente en este mundo de la actuación. Después de dos pruebas de casi un día completo cada una, Carolina esperó tres meses para recibir la llamada que le confirmaría que ella había sido la elegida para la serie.
“Me llamó mi mánager a decirme que había quedado de protagonista de la serie Mil colmillos para HBO Max, y quedé muy sorprendida, porque no sabía que había hecho el casting para una serie de esa plataforma, porque muchas veces cuando estás en una prueba te dan información que no es real”.
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Carolina Ribón todavía se mira al espejo y se dice a sí misma que es cierto. Lo único que tiene son palabras de agradecimiento. La serie ya salió y la gente ya la ha visto. Incluso, para noviembre de 2021, se convirtió en una de las producciones más vistas en Colombia. Un sueño cumplido para esta actriz que se enamoró de su personaje como Flor. Ella sabe que al final del día los aplausos y el elogio del público son importantes, pero si el personaje no le resuena, difícilmente lo intenta.
Con Flor, por ejemplo, empezó un camino de autodescubrimiento, porque junto con ella encontró no solo una antropóloga que trabaja en una hidroeléctrica china, sino a alguien que está conectada con la selva de una forma mágica. Por esa razón pasaba de tener un vestuario sencillo, como una camiseta gris y un overoll amarillo, a días donde debía estar desvestida con unas líneas blancas en el cuerpo y cortadas. Eso se convirtió en un ritual.
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De la mano de ese camino consolidó un espacio que le ha servido de trampolín y por el que agradece estar después de muchos proyectos con castings fallidos y de muchos “no” como respuesta. En Mil colmillos encontró una historia de un comando élite que debe escoltar a varios francotiradores a una distancia de tiro viable, acabar con el objetivo y volver al punto de extracción. Pero todo se desmorona cuando los soldados comienzan a ser eliminados. La selva se convertirá en el infierno para este grupo que atravesará por una carrera de supervivencia en un laberinto sin salida.
Carolina Ribón ahora siente que se profesionalizó con esta producción. Estuvo en un set más grande, que manejó un equipo de 400 personas, y por un día de rodaje contaba con alrededor de 100 extras. Sin embargo, entiende que el amor al arte va más allá de la cantidad, por eso sigue haciendo producciones independientes con un equipo pequeño, desde su casa.