Cinco premios Simón Bolívar para El Espectador
El editor general de esta casa periodística, Jorge Cardona Alzate, fue galardonado con el premio Vida y obra. También fuimos premiados en Caricatura (Mico), en Crítica (Carlos Granés) y en reportaje en video (Óscar Güesguán, Juan Hernández, María Monsalve, William Ariza y Johann González). El trabajo ganador en la categoría Estímulos al periodismo joven también fue publicado por El Espectador y lo realizaron Shara García, Bryan Pérez y Alejandro Ballestas, de Unisabana Medios.
Redacción Medios
El Espectador fue reconocido con cinco Premios Simón Bolívar. Durante la gala de la edición número 45, que se llevó a cabo el 19 de noviembre, esta casa periodística se llevó los galardones en las categorías Estímulos al periodismo joven con el video La lucha por la educación en Yacopí, de Shara García, Bryan Pérez y Alejandro Ballestas, de Unisabana Medios; y Reportaje con el video Glifosato: el primer caso por muerte que admite la CIDH, realizado por Óscar Güesguán, Juan Hernández, María Monsalve, William Ariza y Johann González, que contó con la narración de Camila Zuluaga, conductora de Mañanas Blu cuando Colombia está al aire.
Así mismo, en Crítica fue reconocido el texto de Carlos Granés titulado De Pedro Nel Gómez a Doris Salcedo y por la caricatura “Desde chiquito”, de Carlos Mario Gallego, más conocido como Mico.
El premio más importante del año, Vida y obra de un periodista, quedó en manos de Jorge Cardona Alzate, editor general de El Espectador desde hace quince años, y quien en los 28 años que ha dedicado a este diario ha escrito de temas políticos, deportivos y judiciales, los mismos que ha enseñado en diversas cátedras universitarias.
“Su pasión es el periodismo judicial, que aprendió al lado de Luis de Castro, editor de judiciales de El Espectador por cuarenta años. Esa obstinación por atar cabos sueltos, por contrastar las fuentes hasta agotarlas y por contextualizar tozudamente los hechos ha sido su marca de estilo, así como el mejor blindaje de la línea informativa del medio que sigue esos estándares de calidad reiterados hasta la cantaleta por él”, recuerda el jurado.
El gusto de Jorge Cardona por la lectura y la escritura se forjó desde que su padre les daba recompensa, a él y sus hermanos, por hacer el resumen de una lectura; él escogió enfocarse en las revistas deportivas.
Sin embargo, la costumbre de tener una libreta y un lápiz siempre en el bolsillo, y una tijera para recortar los informes de prensa dignos de ser recordados de cada periódico que llegaba a la casa familiar, la tiene desde que tiene memoria, según dijo en su discurso al recibir el galardón.
La importancia de la noticia quedó impregnada en su mente cuando, en el cumpleaños de su hermano mayor, su abuela, que siempre andaba con un radio azul, anunció que habían matado al presidente de Estados Unidos.
“En adelante, la vida fluyó a través de sus primicias. Las anotaba en un cuaderno junto a un recuento de frases famosas, datos de los presidentes o versos de García Lorca”, comentó.
En el momento que le tocó decidir a qué dedicarse el resto de su vida, Cardona Alzate escogió la economía. Más adelante, los amigos lo llevaron por las corrientes de la filosofía y durante la presidencia de Betancur las puertas del periodismo se abrieron en el periódico La Tierra, de Tunja, al mismo tiempo que dictaba clases de historia del arte y de teatro en organizaciones y colegios.
“Escribir era la única respuesta”, apuntó, cuando recordó cómo vio desde lejos al Palacio de Justicia en llamas o la manifestación que reprochó el asesinato de Guillermo Cano, director de El Espectador.
Cardona Alzate escribió “de lo que sucedía o de lo que se podía ficcionar en una nación que comenzaba a desangrarse” hasta que Víctor Julio Niño le dio la oportunidad de hacer reportería en el programa de radio Alerta Bogotá.
Hizo entonces una fuerte conexión con la crónica judicial, con la que narró asesinatos, violaciones, hurtos y toda clase de desgracias que le permitieron “templar la conciencia y comprender” que no es posible entender lo que sucede o lo que la gente vive desde el escritorio.
Años mas tarde, Jairo Humberto Rico cambió la vida de Jorge Cardona al promoverlo a los juzgados, tribunales y cortes, un “laberinto en el que quedé atrapado para siempre”.
Desde entonces sabe moverse a la perfección entre los escándalos judiciales, los procesados, los chivos expiatorios. La libreta y el lápiz adquirieron ahí otro significado, porque ya no eran los elementos que le servían para anotar cosas importantes o escribir sobre la realidad nacional, sino que fueron elementales para armar los rompecabezas típicos de este tipo de investigaciones en las que la “agenda propia y el ojo entredormido a la competencia” también son fundamentales.
Durante su discurso al recibir el premio Vida y obra de un periodista, Jorge Cardona también dedicó unas palabras a la cátedra universitaria, a los recuerdos de la redacción, a los colegas y a las fuentes que le “permitieron sobrevivir entre colosos de la reportería”.
Así como en el periodismo aprendió a informar sin darles privilegio a las versiones del poder, comprendió que “el reto era llegar a casa y, papel y esfero en mano, sumirme en la lectura de los parteros de ideas”.
En esas noches nacieron los libros Días de memoria, Diario del conflicto: de Las Delicias a La Habana y Pioneras de la libertad, un texto editado este año, dedicado a la historia de mujeres transgresoras y olvidadas en 200 años de independencia.
El jurado del Premio Simón Bolívar 2020 homenajea a Jorge Cardona Alzate por el legado periodístico que deja en varias generaciones, así como en los libros escritos, pero también por “adaptarse a los cambios abruptos del ecosistema mediático y para liderar la transición de la redacción análoga a la digital en tiempos nada fáciles para las empresas periodísticas”.
Por eso, el editor general de El Espectador proclama que la libertad de expresión es un derecho que se renueva en la revolución tecnológica de las redacciones y en las aulas universitarias, pues los estudiantes, así como él o como cantaba Mercedes Sosa, deben ser los que mantengan viva la esperanza de habitar un “país en paz donde la libertad sea la vida”.
Discurso completo de Jorge Cardona Alzate:
Otros premios para El Espectador
Los Simón Bolívar también reconocieron el reportaje en video Glifosato: el primer caso por muerte que admite la CIDH, de Óscar Güesguán, Juan Hernández, María Monsalve, William Ariza y Johann González, una narración cronológica sobre la fumigación, desde comienzos de los años 80 hasta que fue retomada por el Gobierno de Iván Duque, que se apoya con los testimonios de los familiares de Yaneth Valderrama, expertos y abogados.
Para el jurado, los recursos gráficos “permiten visualizar datos e imágenes de archivo que dinamizan la narración, la historia se enfoca en la primera víctima por aspersión de glifosato en Colombia reconocida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.
Por otra parte, el jurado también premió, en la categoría Estímulos al periodismo joven, el video La lucha por la educación en Yacopí, realizado por Shara García, Bryan Pérez y Alejandro Ballestas, de Unisabana Medios-El Espectador, porque cuenta la rutina de una maestra de escuela en Yacopí, que cada día se desplaza en moto, a caballo y a pie, durante varias horas, para enseñarles a unos niños en una escuela rural.
“Con una imagen cuidada y un buen texto narrativo, los periodistas muestran cómo muchos educadores en Colombia trabajan con dignidad y entrega a pesar de sus dificultades”, revela el jurado.
En Crítica El Espectador también ganó por el texto De Pedro Nel Gómez a Doris Salcedo, de Carlos Granés, quien para el jurado logra “establecer una relación sorprendente, original y polémica entre la obra de Pedro Nel Gómez y Doris Salcedo, con una argumentación sólida y aprovechando la coyuntura que permitía al público bogotano observar y comparar las dos obras. Con un mérito adicional: allí donde termina lo dicho explícitamente, empieza lo sugerido por el texto, capaz de desatar una discusión y una reflexión muy interesantes en el ámbito artístico del país.
Finalmente, Carlos Mario Gallego, más conocido como Mico, ganó en Caricatura por Desde chiquito, con la que alude a un hecho que ha sido explorado incontables veces.
En Colombia, las denuncias de interceptaciones ilegales y de sus posibles responsables tienden a volverse paisaje.
Para el jurado, “Gallego vuelve entonces a la misma idea pero la sitúa en un tiempo pasado imaginado. Y en esa escena —familiar y absurda— se concreta la propuesta satírica. Se destaca, además, la reconocida economía y contundencia del trazo del autor”.
Por su parte, el equipo de Los Informantes de Caracol Televisión ganó el Simón Bolívar en la categoría Crónica por el video La Roja, en la que Ángela Zambrano y Ana Torres narran cómo un excombatiente de las Farc se reencontró con su amigo de infancia y juntos crearon un proyecto productivo de cerveza artesanal en un espacio territorial del departamento del Tolima.
“Trata esta historia con sabor a conversación, en la que predomina la fuerza del testimonio. Sin mayores pretensiones formales y con sonido ambiente, la crónica nos desliza discretamente por esas montañas donde la reconciliación y ya no hace parte del discurso sino de la cotidianidad”, sostiene el jurado.
Periodista del año
Para los Premios Simón Bolívar, Ricardo Calderón es el periodista del año porque “si el periodismo de investigación consiste en dar a conocer hechos que algún poderoso quiere mantener ocultos”, él es perfecto ejecutor, dicen, de esa tarea que enriquece la democracia.
Ricardo Calderón se ha dedicado al periodismo investigativo. Lideró el equipo de investigaciones de la Revista Semana, en la que trabajó durante 26 años en la redacción, hasta que, en octubre pasado, llegó a la dirección luego de que Alejandro Santos dejara el cargo tras casi veinte años desempeñándolo. Sin embargo, no duró mucho en este medio, que en los últimos años sufre reorganizaciones tras ser comprado por el Grupo Gilinski.
En dicha revista publicó los reportajes Operación Silencio y Ovejas Negras sobre presunta corrupción, interceptaciones y ejecuciones extrajudiciales cometidas por uniformados.
Por eso, este 2020 el jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar le reconoce “su destacada labor de informar este año sobre los abusos de poder en las Fuerzas Militares, y por mantenerse en la línea del periodismo más vigoroso posible, cuando los cantos de sirena de los clics dirigen la atención de los propietarios por el camino más fácil y, justamente, cuando le corresponde a él asumir las riendas de un medio que intenta recuperar el liderazgo informativo que tuvo por años”.
Medios alternativos
Este año los premios dieron un gran espaldarazo a los medios alternativos. En el apartado investigativo, Cerosetenta y La Liga contra el Silencio ganaron por el video El segundo a segundo del disparo que mató a Dilan Cruz, un trabajo en el que confluyen el fondo y la forma para ilustrar una regla básica pero esquiva de este género: la diversidad de fuentes.
En investigación también fue reconocido el trabajo de Jeremy McDermott, titulado El narcotraficante invisible: Tras las huellas de Memo Fantasma, publicado en Insight Crime, y la crónica Leonela quiere ser tu amiga, de David Trujillo, de Radio Ambulante.
El Espectador fue reconocido con cinco Premios Simón Bolívar. Durante la gala de la edición número 45, que se llevó a cabo el 19 de noviembre, esta casa periodística se llevó los galardones en las categorías Estímulos al periodismo joven con el video La lucha por la educación en Yacopí, de Shara García, Bryan Pérez y Alejandro Ballestas, de Unisabana Medios; y Reportaje con el video Glifosato: el primer caso por muerte que admite la CIDH, realizado por Óscar Güesguán, Juan Hernández, María Monsalve, William Ariza y Johann González, que contó con la narración de Camila Zuluaga, conductora de Mañanas Blu cuando Colombia está al aire.
Así mismo, en Crítica fue reconocido el texto de Carlos Granés titulado De Pedro Nel Gómez a Doris Salcedo y por la caricatura “Desde chiquito”, de Carlos Mario Gallego, más conocido como Mico.
El premio más importante del año, Vida y obra de un periodista, quedó en manos de Jorge Cardona Alzate, editor general de El Espectador desde hace quince años, y quien en los 28 años que ha dedicado a este diario ha escrito de temas políticos, deportivos y judiciales, los mismos que ha enseñado en diversas cátedras universitarias.
“Su pasión es el periodismo judicial, que aprendió al lado de Luis de Castro, editor de judiciales de El Espectador por cuarenta años. Esa obstinación por atar cabos sueltos, por contrastar las fuentes hasta agotarlas y por contextualizar tozudamente los hechos ha sido su marca de estilo, así como el mejor blindaje de la línea informativa del medio que sigue esos estándares de calidad reiterados hasta la cantaleta por él”, recuerda el jurado.
El gusto de Jorge Cardona por la lectura y la escritura se forjó desde que su padre les daba recompensa, a él y sus hermanos, por hacer el resumen de una lectura; él escogió enfocarse en las revistas deportivas.
Sin embargo, la costumbre de tener una libreta y un lápiz siempre en el bolsillo, y una tijera para recortar los informes de prensa dignos de ser recordados de cada periódico que llegaba a la casa familiar, la tiene desde que tiene memoria, según dijo en su discurso al recibir el galardón.
La importancia de la noticia quedó impregnada en su mente cuando, en el cumpleaños de su hermano mayor, su abuela, que siempre andaba con un radio azul, anunció que habían matado al presidente de Estados Unidos.
“En adelante, la vida fluyó a través de sus primicias. Las anotaba en un cuaderno junto a un recuento de frases famosas, datos de los presidentes o versos de García Lorca”, comentó.
En el momento que le tocó decidir a qué dedicarse el resto de su vida, Cardona Alzate escogió la economía. Más adelante, los amigos lo llevaron por las corrientes de la filosofía y durante la presidencia de Betancur las puertas del periodismo se abrieron en el periódico La Tierra, de Tunja, al mismo tiempo que dictaba clases de historia del arte y de teatro en organizaciones y colegios.
“Escribir era la única respuesta”, apuntó, cuando recordó cómo vio desde lejos al Palacio de Justicia en llamas o la manifestación que reprochó el asesinato de Guillermo Cano, director de El Espectador.
Cardona Alzate escribió “de lo que sucedía o de lo que se podía ficcionar en una nación que comenzaba a desangrarse” hasta que Víctor Julio Niño le dio la oportunidad de hacer reportería en el programa de radio Alerta Bogotá.
Hizo entonces una fuerte conexión con la crónica judicial, con la que narró asesinatos, violaciones, hurtos y toda clase de desgracias que le permitieron “templar la conciencia y comprender” que no es posible entender lo que sucede o lo que la gente vive desde el escritorio.
Años mas tarde, Jairo Humberto Rico cambió la vida de Jorge Cardona al promoverlo a los juzgados, tribunales y cortes, un “laberinto en el que quedé atrapado para siempre”.
Desde entonces sabe moverse a la perfección entre los escándalos judiciales, los procesados, los chivos expiatorios. La libreta y el lápiz adquirieron ahí otro significado, porque ya no eran los elementos que le servían para anotar cosas importantes o escribir sobre la realidad nacional, sino que fueron elementales para armar los rompecabezas típicos de este tipo de investigaciones en las que la “agenda propia y el ojo entredormido a la competencia” también son fundamentales.
Durante su discurso al recibir el premio Vida y obra de un periodista, Jorge Cardona también dedicó unas palabras a la cátedra universitaria, a los recuerdos de la redacción, a los colegas y a las fuentes que le “permitieron sobrevivir entre colosos de la reportería”.
Así como en el periodismo aprendió a informar sin darles privilegio a las versiones del poder, comprendió que “el reto era llegar a casa y, papel y esfero en mano, sumirme en la lectura de los parteros de ideas”.
En esas noches nacieron los libros Días de memoria, Diario del conflicto: de Las Delicias a La Habana y Pioneras de la libertad, un texto editado este año, dedicado a la historia de mujeres transgresoras y olvidadas en 200 años de independencia.
El jurado del Premio Simón Bolívar 2020 homenajea a Jorge Cardona Alzate por el legado periodístico que deja en varias generaciones, así como en los libros escritos, pero también por “adaptarse a los cambios abruptos del ecosistema mediático y para liderar la transición de la redacción análoga a la digital en tiempos nada fáciles para las empresas periodísticas”.
Por eso, el editor general de El Espectador proclama que la libertad de expresión es un derecho que se renueva en la revolución tecnológica de las redacciones y en las aulas universitarias, pues los estudiantes, así como él o como cantaba Mercedes Sosa, deben ser los que mantengan viva la esperanza de habitar un “país en paz donde la libertad sea la vida”.
Discurso completo de Jorge Cardona Alzate:
Otros premios para El Espectador
Los Simón Bolívar también reconocieron el reportaje en video Glifosato: el primer caso por muerte que admite la CIDH, de Óscar Güesguán, Juan Hernández, María Monsalve, William Ariza y Johann González, una narración cronológica sobre la fumigación, desde comienzos de los años 80 hasta que fue retomada por el Gobierno de Iván Duque, que se apoya con los testimonios de los familiares de Yaneth Valderrama, expertos y abogados.
Para el jurado, los recursos gráficos “permiten visualizar datos e imágenes de archivo que dinamizan la narración, la historia se enfoca en la primera víctima por aspersión de glifosato en Colombia reconocida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.
Por otra parte, el jurado también premió, en la categoría Estímulos al periodismo joven, el video La lucha por la educación en Yacopí, realizado por Shara García, Bryan Pérez y Alejandro Ballestas, de Unisabana Medios-El Espectador, porque cuenta la rutina de una maestra de escuela en Yacopí, que cada día se desplaza en moto, a caballo y a pie, durante varias horas, para enseñarles a unos niños en una escuela rural.
“Con una imagen cuidada y un buen texto narrativo, los periodistas muestran cómo muchos educadores en Colombia trabajan con dignidad y entrega a pesar de sus dificultades”, revela el jurado.
En Crítica El Espectador también ganó por el texto De Pedro Nel Gómez a Doris Salcedo, de Carlos Granés, quien para el jurado logra “establecer una relación sorprendente, original y polémica entre la obra de Pedro Nel Gómez y Doris Salcedo, con una argumentación sólida y aprovechando la coyuntura que permitía al público bogotano observar y comparar las dos obras. Con un mérito adicional: allí donde termina lo dicho explícitamente, empieza lo sugerido por el texto, capaz de desatar una discusión y una reflexión muy interesantes en el ámbito artístico del país.
Finalmente, Carlos Mario Gallego, más conocido como Mico, ganó en Caricatura por Desde chiquito, con la que alude a un hecho que ha sido explorado incontables veces.
En Colombia, las denuncias de interceptaciones ilegales y de sus posibles responsables tienden a volverse paisaje.
Para el jurado, “Gallego vuelve entonces a la misma idea pero la sitúa en un tiempo pasado imaginado. Y en esa escena —familiar y absurda— se concreta la propuesta satírica. Se destaca, además, la reconocida economía y contundencia del trazo del autor”.
Por su parte, el equipo de Los Informantes de Caracol Televisión ganó el Simón Bolívar en la categoría Crónica por el video La Roja, en la que Ángela Zambrano y Ana Torres narran cómo un excombatiente de las Farc se reencontró con su amigo de infancia y juntos crearon un proyecto productivo de cerveza artesanal en un espacio territorial del departamento del Tolima.
“Trata esta historia con sabor a conversación, en la que predomina la fuerza del testimonio. Sin mayores pretensiones formales y con sonido ambiente, la crónica nos desliza discretamente por esas montañas donde la reconciliación y ya no hace parte del discurso sino de la cotidianidad”, sostiene el jurado.
Periodista del año
Para los Premios Simón Bolívar, Ricardo Calderón es el periodista del año porque “si el periodismo de investigación consiste en dar a conocer hechos que algún poderoso quiere mantener ocultos”, él es perfecto ejecutor, dicen, de esa tarea que enriquece la democracia.
Ricardo Calderón se ha dedicado al periodismo investigativo. Lideró el equipo de investigaciones de la Revista Semana, en la que trabajó durante 26 años en la redacción, hasta que, en octubre pasado, llegó a la dirección luego de que Alejandro Santos dejara el cargo tras casi veinte años desempeñándolo. Sin embargo, no duró mucho en este medio, que en los últimos años sufre reorganizaciones tras ser comprado por el Grupo Gilinski.
En dicha revista publicó los reportajes Operación Silencio y Ovejas Negras sobre presunta corrupción, interceptaciones y ejecuciones extrajudiciales cometidas por uniformados.
Por eso, este 2020 el jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar le reconoce “su destacada labor de informar este año sobre los abusos de poder en las Fuerzas Militares, y por mantenerse en la línea del periodismo más vigoroso posible, cuando los cantos de sirena de los clics dirigen la atención de los propietarios por el camino más fácil y, justamente, cuando le corresponde a él asumir las riendas de un medio que intenta recuperar el liderazgo informativo que tuvo por años”.
Medios alternativos
Este año los premios dieron un gran espaldarazo a los medios alternativos. En el apartado investigativo, Cerosetenta y La Liga contra el Silencio ganaron por el video El segundo a segundo del disparo que mató a Dilan Cruz, un trabajo en el que confluyen el fondo y la forma para ilustrar una regla básica pero esquiva de este género: la diversidad de fuentes.
En investigación también fue reconocido el trabajo de Jeremy McDermott, titulado El narcotraficante invisible: Tras las huellas de Memo Fantasma, publicado en Insight Crime, y la crónica Leonela quiere ser tu amiga, de David Trujillo, de Radio Ambulante.