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Hay duplas de cine icónicas, que quedan en la memoria y en los corazones de los espectadores para siempre. Uno de estos dúos memorables surgidos en los últimos años es el que está conformado por los actores irlandeses Colin Farrell y Brendan Gleeson, quienes conquistaron a las audiencias en 2008 como protagonistas de la comedia “En Brujas”, desplegando una conexión única marcada por la ironía, el humor negro y el afecto.
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15 años después de aquella historia que los vio nacer como dúo cómico, y nuevamente bajo la dirección del realizador inglés Martin McDonagh, Farrell y Gleeson regresan juntos a la pantalla grande en “Los espíritus de la isla”, la nueva y aclamada película de Searchlight Pictures que estrena en cines este 2 de febrero, y viene cosechando galardones desde el año pasado.
En el Festival Internacional de Cine de Venecia, Farrell obtuvo el premio a Mejor actor y McDonagh recibió la estatuilla a Mejor guion. Recientemente, la película fue distinguida con tres Globo de Oro a Mejor película musical o comedia, Mejor guion para McDonagh y Mejor actor de película musical o comedia para Farrell.
A su vez, cuenta con diez nominaciones a los premios BAFTA 2023, y nueve nominaciones a los premios Óscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Original.
Dos amigos, una isla
“Los espíritus de la isla” transcurre en 1923, en una isla frente a la costa oeste de Irlanda, en pleno estallido de la guerra civil. La historia se centra en la amistad de dos lugareños, Pádraic (Farrell) y Colm (Gleeson), quienes se distancian de forma abrupta cuando Colm decide poner fin al vínculo, desatando consecuencias alarmantes en sus propias vidas y en la pequeña comunidad a la que pertenecen.
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Con el vínculo entre Pádraic y Colm en el centro de la trama, la película permite a la dupla actoral brillar. La historia compartida entre los personajes y sus singulares intercambios a lo largo del relato refuerzan la química especial entre los actores, surgida en “En brujas”. “A la audiencia le encanta esta dupla. Y a mí también” asegura McDonagh en un video de detrás de escena del film.
La reunión más esperada
Cuenta McDonagh que ansiaba reunir a Farrell y a Gleeson desde hace años, pero que no estaba dispuesto a hacerlo hasta contar con el proyecto adecuado. “No sé si a ellos les pasaba lo mismo, pero para mí era una preocupación. No podía volver a reunirlos y hacer algo que no estuviera a la altura”, señala el director.
La idea perfecta finalmente llegó, y McDonagh creó los personajes con Farrell y Gleeson en mente. El realizador asegura que nadie como ellos podía explorar las zonas oscuras de la historia con tanta autenticidad. El director describe a “Los espíritus de la isla” como una película triste con momentos cómicos, un rasgo que la separa de la colaboración anterior de los actores, pero que requiere de la misma química que demostraron tener en aquel entonces.
La amistad y la familiaridad que comparten Farrell y Gleeson fuera del set también fue un ingrediente clave en la construcción del vínculo delante de cámara. “Los miras y crees absolutamente en su historia. Crees que pueden haber sido amigos durante muchos, muchos años, y eso lo hace aún más triste”, señala Graham Broadbent, productor de la película y antiguo colaborador de McDonagh.
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“Tengo una gran admiración por Colin en todos los sentidos posibles. Creo que sus instintos y su integridad son brillantes”, comenta Gleeson sobre su coprotagonista. Farrell, en tanto, confiesa: “No soy muy objetivo en cuanto a trabajar con Brendan. Adoro a ese hombre y tengo una enorme admiración y respeto por él, así como un afecto genuino”.
Pádraic y Colm
En la historia, si bien Pádraic y Colm comparten una amistad de años, son polos opuestos en materia de personalidad. “Colm es bastante intenso y sombrío. En los peores momentos, lo sombrío de uno se compensa con el brillo del otro. Forman una extraña pareja”, describe Gleeson.
“Pádraic es un tipo bueno, simple, al que no le preocupan demasiadas cosas. Mientras los animales estén alimentados, y él tenga algunos centavos en el bolsillo para poder tomarse unas cervezas y conversar con su amigo Colm todos los días, está contento. Mientras todo eso suceda, la vida para él es sencillamente estupenda”, cuenta Farrell sobre su personaje.
La ingenuidad de Pádraic contrasta con la mentalidad sofisticada de Colm, un miembro admirado por la comunidad. En la historia, Colm es un músico que está componiendo en violín, su obra maestra. Explica Gleeson: “El violín se ha vuelto más importante para él porque su mortalidad comienza a pesarle. Sin ningún motivo en particular, estima que le quedan 12 años. No está enfermo, pero sabe que su tiempo es finito y quiere dejar un legado. Su arte se vuelve su prioridad principal”.
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A pesar del contraste de sus personalidades, Pádraic y Colm comparten un vínculo de gran amistad, cuyo abrupto final impuesto por Colm es el punto de partida de la historia. Desde ahí, la sucesión de acontecimientos pone a prueba a los personajes de las formas más sorprendentes, demostrando una vez más la magia que Farrell y Gleeson son capaces de crear en pantalla cuando el destino los une.