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“Corazón loco”, una película que explora los límites y las incoherencias del poliamor

Fernando Ferro (Adrián Suar) es un hombre que vive algo imposible para el común de los mortales: el disfrute de dos mujeres y de dos familias, una en Mar del Plata y otra en Buenos Aires, a las que adora por igual.

Javier Castro Bugarín / EFE
09 de septiembre de 2020 - 10:30 p. m.
Gabriela Toscano (i), Adrián Suar (c) y Soledad Villamil (d) son los protagonistas de “Corazón loco”, película que está disponible en Netflix.
Gabriela Toscano (i), Adrián Suar (c) y Soledad Villamil (d) son los protagonistas de “Corazón loco”, película que está disponible en Netflix.
Foto: Cortesía Netflix
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Fernando Ferro (Adrián Suar) es un tipo inusual. Dice sobre sí mismo que no es como los demás, que su propio corazón es diferente al resto por su infinita capacidad para amar, tan infinita que durante casi una década vive algo imposible para el común de los mortales: el disfrute de dos mujeres y de dos familias, una en Mar del Plata y otra en Buenos Aires, a las que adora por igual.

Este es el planteamiento de Corazón loco, una película dirigida por el cineasta argentino Marcos Carnevale y estrenada este miércoles en todo el mundo a través de Netflix que explora los límites y las incoherencias del poliamor, una “estafa moral” en sí misma por lo tremendamente difícil que es de realizar sin herir a nadie por el camino. (Lea: Poliamor: cuando el amor es tanto que es para muchos)

Lo que planteamos es tener un verdadero poliamor: un hombre que tenga la capacidad de amar más de lo que permite la cultura en la que vivimos, pero una real capacidad de amar. Él ama a estas dos mujeres y no puede no amarlas. Su corazón se siente completo así”, explica en una conversación telefónica con Efe el director de la cinta.

La rutina de Fernando es tan rígida como disparatada: de lunes a jueves convive en su casa de Mar del Plata con su esposa desde hace 19 años, Paula (Gabriela Toscano), mientras que de jueves a domingo conduce más de 400 kilómetros hasta Buenos Aires para reunirse con Vera (Soledad Villamil), con quien lleva nueve años de relación.

Podría decirse que disfruta de una vida perfecta: ama a dos mujeres, tiene hijos con ambas, disfruta de amistades en estas dos ciudades y es tremendamente feliz con una cotidianidad que, sin embargo, está plagada de mentiras y medias verdades.

Por ello, más allá de que el guion esté escrito en clave humorística, se trata de un “tema serio” que provoca profundas discusiones en la sociedad moderna, inmersa en un debate sobre las nuevas formas de amar que no está ni mucho menos cerrado. (Además: Poliamor no es solo sexo - La Disidencia)

De hecho, el calificativo que se usa para definir a Fernando durante toda la película es el de “psicópata”, un hombre carente de principios morales que actúa movido por el egoísmo y la mezquindad.

“Es un personaje que no deja de ser un psicópata para nuestros ojos y que es capaz de hacer cualquier cosa para conservar ese sistema que armó y que cree que está bien. Como todo psicópata, miente, tiene que mentir porque no es tonto y sabe que en la cultura en la que está inmersa la monogamia es lo único que se acepta y la bigamia es pecado mortal”, sostiene Carnevale.

Para el cineasta argentino, autor de otras películas como Corazón de león (2013) o Elsa & Fred (2005), la situación planteada en esta cinta sería “inaceptable” en el mundo real, puesto que sólo obedece al “delirio” de una persona que ha perdido el juicio.

“El psicópata o el mentiroso, el mitómano patológico, de tanto repetir la mentira llega un momento en que se la cree (...). Entonces se arma un mundo que es una locura, un mundo casi perfecto en el que nada falla, hasta que un día falla, por una cosa fortuita, y cuando falla se da cuenta del lío en el que está metido”, asevera el realizador. (Lea también: El feminismo impregna la Mostra de Venecia)

Como si fuera un castillo de naipes, el mundo de Fernando no tarda en desmoronarse: Paula y Vera acaban por descubrir la verdad sobre su marido y, pasada la sorpresa y la decepción iniciales, se ponen manos a la obra para vengarse de él.

De esta forma, Fernando pasa a convertirse en sujeto pasivo de la narración, que discurre a partir de dos mujeres que suman fuerzas por un objetivo común pese a sus diferencias.

“Soledad (Villamil) es mucho más racional, mucho más fuerte, más mental, y Gabriela (Toscano) es un manojo de emociones y de vulnerabilidades. Así, juntamos estos dos opuestos, que arman un poco el equilibrio como para comprender por qué él elige un blanco y un negro para armar una sola mujer entre las dos, de alguna manera”, expone el director de la cinta.

Lo particular de esta alianza, agrega Carnevale, es que en ningún momento se hacen amigas, puesto que son “incompatibles”, sino que es su condición de “víctima de un psicópata” la que las une en torno a una misma causa.

Un afán vengativo hacia un psicópata que, pese a todo, tiene que crear algún tipo de empatía en el espectador para que funcione como personaje, lo que constituyó el mayor desafío a nivel de guion de toda la película.

“Lo más difícil para él (Adrián Suar) y para mí era que tiene que ser un personaje, aunque negativo, empático. Lo que ocurre con la película es que el espectador se divierte con él, después le parece nefasto, porque es un psicópata, pero al mismo tiempo vive una contradicción interna en la que sufre cuando todo explota y se descubre, como que quiere y no quiere lo que ocurre”, señala Carnevale.

“Ese fue el mayor desafío como director -agrega-. Era una delgada línea, porque si el espectador de inicio no empatiza con él, te abandona la película, suelta la mano y ya está todo mal”.

La idea de la película sobrevoló por primera vez la mente de Carnevale hace alrededor de diez años, pero no fue hasta septiembre del 2019 cuando arrancó un rodaje bastante complejo desde el punto de vista logístico, con multitud de escenas en exteriores y una gran distancia entre las dos ciudades en donde se desarrolla la acción.

Con todo, la filmación concluyó sin ningún contratiempo y Corazón loco estaba lista para estrenarse en los cines argentinos a mediados del mes de marzo, pero la instauración del aislamiento obligatorio frustró su lanzamiento.

“Íbamos a salir en casi 500 salas y bueno, por suerte se cerró antes de que pudiéramos estrenar, porque hubiéramos estado una semana en cartel, como mucho, y hubiese sido catastrófico”, reconoce el cineasta.

Casi seis meses después, el desenlace no podría ser mejor para Carnevale y el resto de su equipo, ya que Netflix compró los derechos de la película para estrenarla en su plataforma este 9 de septiembre.

“Antes, las películas, por lo menos las argentinas, hacían un recorrido local y luego empezaban con el recorrido internacional, pero es menos tiempo. Ahora es como que los sistemas, con esta situación, están cambiando y eso se hace de primeras (...). Para mí es maravilloso. Como artista, cuánto más se vea un producto, mejor”, opina el director de la película.

Corazón loco no es la primera película rescatada por Netflix tras la cuarentena en Argentina: la plataforma audiovisual también estrenó hace unas semanas Crímenes de familia, programada en un principio para el 21 de mayo.

Por Javier Castro Bugarín / EFE

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