Del Bronx al cine: reflexiones sobre cómo liberarse de un destino violento
Haber sido seleccionado por el director Fabián Hernández como protagonista de ‘Un varón’ le permitió a Felipe Ramírez Espitia descubrir otros universos y reconocer su realidad a través del cine. La película, que se estrena en las salas del país este 13 de abril, es en gran medida un relato autobiográfico del director, que incluye también aspectos de la vida de su protagonista.
Tanto en las películas como en la vida real, muchos personajes y personas cargan con un destino que pesa sobre ellos, muchas veces desde el nacimiento. Cuando las condiciones de vida y los contextos son muy desfavorables, no es ilógico pensar que quienes logran salir de ese círculo lo hacen de manera excepcional, e incluso pueden ser considerados héroes… o villanos.
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Tanto en las películas como en la vida real, muchos personajes y personas cargan con un destino que pesa sobre ellos, muchas veces desde el nacimiento. Cuando las condiciones de vida y los contextos son muy desfavorables, no es ilógico pensar que quienes logran salir de ese círculo lo hacen de manera excepcional, e incluso pueden ser considerados héroes… o villanos.
Dos de los más importantes artífices de la película Un varón -el director Fabián Hernández y el protagonista Felipe Ramírez- están conectados por esta historia, que le brindó a ‘Pipe’, la posibilidad de encontrarse con personas, situaciones y aprendizajes vitales para seguir adelante, lo que se suma en beneficio a su proceso en el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud - Idipron.
La película cuenta la historia de Carlos quien vive en un hogar para jóvenes en el centro de Bogotá y anhela pasar la navidad junto a su madre y hermana. El 24 de diciembre Carlos se confronta con el rigor de las calles de su barrio, donde impera la ley del más fuerte, del más macho: deberá decidir entre seguir estos códigos de masculinidad o confiar en su intuición.
Uno de los aspectos que sin duda hacen memorable a Un varón es la potencia de Carlos, encarnado por el actor Felipe Ramírez, quien desde hace seis años ha adelantado un trabajo actoral formativo con el mismo director, con quien además también filmó dos cortometrajes.
El relato lo describe con claridad en su aspecto físico, su relación con los demás personajes, su manera de habitar las calles y el hogar, pero, especialmente su conflicto interno de ser quien quiere ser o mostrarse como el varón que los demás esperan que sea.
Carlos viste principalmente camisetas de fútbol americano, con tallas más grandes, pero lo hacen ver más fornido, más varón, y camina expandiendo sus hombros. A medida que transcurre la película se quita pelo, tanto de su cabeza como de sus cejas. Y aunque trata de asumir todo el tiempo una postura imponente, es el más pequeño y delgado de todos, incluso ante mujeres con las que interactúa.
El relato gira alrededor de Carlos: está en casi todos los planos de la película. La fotografía de Sofía Oggioni lo muestra siempre en el centro del encuadre, y deja en ocasiones a personajes fuera de él. La cámara es estática o fluida, la decisión obedece a que la violencia o la lucha interna del personaje no esté dada por disparos, golpes o movimientos frenéticos. Lo esencial son sus posturas ante los demás o su soledad en los espacios que habita.
Felipe ¿qué lo atrajo de interpretar a Carlos?
Que de alguna manera el personaje es lo que era yo. Aunque es una creación del director Fabián Hernández, así como las escenas en que se desarrolla la historia, Carlos tiene mucho que ver conmigo, viene del inframundo también, es como un ángel caído del cielo al infierno.
Siempre me he considerado muy buena gente, soy muy noble a veces, a pesar de los problemas de mi crecimiento, de no crecer con mi familia, de no tener padre y madre, un estudio normal, una vida común y corriente. Ver ese personaje me interesó también porque siempre he sido solitario, soy muy desconfiado de las personas… si yo brindo amistad, no brindo confianza, eso es muy diferente para mí.
¿En cierta forma Carlos le dio la mano para cambiar de rumbo?
Mi diosito me recompensó con esta película, que todavía no me creo que haya hecho. Yo soy hijo de Dios, pero a la vez hijo de nadie. Yo se lo pedí mucho, en la calle, en las drogas, en el Bronx. Le dije ‘ya que no me dio una madre, ya que no me dio un padre, no me dio una familia para que me apoyara, apóyeme usted, sáqueme de todo eso’. Y lo hizo, me dio la mano a través de Carlos.
Entiendo entonces que es huérfano…
En cierta forma lo soy, porque solo pude tener a mis padres hasta los 8 años. Tuvimos una mala racha, porque seguimos a personas que no teníamos que haber conocido. Mi papá se murió en 2019, por las drogas, por el bazuco. Mi mamá está en la cárcel del Buen Pastor, es una mujer privada de la libertad por problemas, por el vicio, pero gracias a Dios está viva. Mi propósito es verla, aprovecharla todo lo que pueda.
Después de que mi papá y mi mamá cayeron en la cárcel nosotros pasamos a ser hijos del gobierno. Un Bienestar Familiar o un internado lo mejora a uno, sí, porque no le falta la alimentación, un techo, pero uno se siente solo y vacío, sin amor, porque yo no sé la verdad qué es amor de madre, de un padre, de un hermano.
Además de su experiencia en la calle, ¿en qué se inspiró para interpretar a Carlos?
Al interpretarlo, usé lo que viví en la calle, mi rabia, ‘el fierro y las farras’, y las escenas de momentos de amor, que muy poco tengo, son para mi madre. Esta película, la verdad, es también para mi madre.
¿Es decir que esa llamada que Carlos le hace a su madre, es en realidad Pipe llamando a la suya?
Eso fue lo que más pegó al hacer la película, en esa escena renació el amor, el sentimiento por mi mamá. Quise decirle ‘mamá, se la dedico porque la amo, se la dedico porque a pesar de que nos separó la vida, yo la amo y usted es todo para mí’. Es gracias a ella que hoy estoy aquí aprendiendo y dando una lección de vida.
Finalmente, ¿cómo fue la experiencia del estreno de la película en Colombia, en el marco del FICCI, rodeado de tanta gente?
Me siento muy orgulloso de mí y le doy gracias a Dios por haberme dado esta oportunidad tan importante, haber podido trabajar en esta película sin saber cómo iba a salir. Fue la segunda vez que la vi, pero la primera con público. Estoy muy satisfecho con el resultado y ojalá esto vaya para arriba, porque al que tiene humildad y fe en Dios, no le va mal.