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Las salas de cine en el país están cerradas desde mediados de marzo pasado para evitar la propagación del nuevo coronavirus. Durante unas semanas los servicios de streaming más populares fueron los privilegiados del contenido, pero poco a poco se han dado a conocer nuevas propuestas para acceder a las películas. (Contexto: Salas de cine cerradas y producciones paradas por coronavirus: medidas para el sector audiovisual).
Cineplex, distribuidor de cine colombiano e independiente que lleva en el mercado más de 26 años, lanzó la semana pasada Cineplay, un sitio web donde alojan algunas de las 430 películas de las que tienen derechos y que pueden ser alquiladas (cada una) por un precio de $8.000. Esta plataforma está en elaboración desde enero pasado, así que la cuarentena es una coincidencia, pues estaba previsto que en mayo estuviera al aire.
Por ahora, el contenido es limitado pero exquisito porque el público puede ver filmes que han tenido buen recorrido en festivales o en premiaciones, como las extranjeras El cliente o Mustang, o la colombiana La tierra y la sombra, por la que César Acevedo ganó la Cámara de Oro como la mejor ópera prima en Cannes 2015.
Elba McAllister, gerente de Cineplex, no está de acuerdo con el contenido gratis que circula en internet porque piensa que los realizadores deben recibir algo, así sea simbólico, por el trabajo realizado. “Al espectador y al público en general no se le puede acostumbrar a que las cosas sean gratis”, sostiene.
Así mismo, este distribuidor tiene los derechos de las dos recientes películas de Ciro Guerra y Cristina Gallego, El abrazo de la serpiente y Pájaros de verano, pero la coyuntura del encierro ayudó para que consiguieran los derechos de las otras cintas realizadas por ellos con su productora Ciudad Lunar, como La sombra del caminante o Los viajes del viento, y el documental Yo no me llamo Rubén Blades.
Sobre el futuro de la exhibición, McAllister está convencida de que las salas de cine no van a dejar de existir, aunque sí serán sometidas a procesos rigurosos de “asepsia mientras esto se normaliza”.
Aclara que con esa posibilidad de ver filmes en streaming no van a cambiar “la magia del cine”, no es el propósito, pero sí le están dando la posibilidad a nuevas generaciones o a las personas que no pudieron ver determinada película acercarse a la historia, pues especialmente el cine que distribuye Cineplex es el que poco espacio tiene en las salas comerciales.
“Esta es la oportunidad de tener las películas disponibles en una plataforma para que continúen teniendo una vida”, explica.
Otra empresa que ha optado por la exhibición en línea es Babilla Ciné, a la que el cierre de las salas ha afectado no solo como distribuidores de cine independiente, también como exhibidores, pues tienen la sala Cinema Paraíso en Bogotá.
La situación los obligó a pensar en cómo llevar el amplio catálogo que tienen, en el que se destacan Melancolía de Lars von Trier, Gloria de Sebastián Lelio, Si la cosa funciona de Woody Allen o la reciente versión remasterizada de Apocalypse now de Francis Ford Coppola.
“Logramos visualizar qué le podría interesar a nuestro público y cómo mantenerlo unido a nosotros ofreciéndoles algo de lo que les gusta, que es precisamente esa oferta de contenido todas las semanas en Cinema Paraíso”, dice Federico Mejía, fundador de Babilla Ciné, quien se alió con la plataforma Mowies para crear Cinema Paraíso en Casa, donde el usuario puede alquilar películas durante 48 horas por $8.000 o $13.000 y comprar por $25.000 o $27.000.
Tanto Cineplex como Babilla Ciné han creado plataformas de nicho dirigidas a los amantes del cine de autor e independiente, algo que para Mejía es un punto bien diferencial de, por ejemplo, Netflix.
Cuando las salas vuelvan a abrir, Mejía cree que el cine independiente será el primero en exhibirse, pues no piensa que los grandes estudios de Hollywood apuesten por estrenar películas cuando aún el tema del coronavirus esté presente en la sociedad.
Jaime Manrique, socio de Cine Tonalá, también ve como una oportunidad estas apuestas online porque permite que las personas disfruten otro tipo de modelo de demanda individual y especializada que responde a lo que se quiere ver y no a lo que hay disponible para ver.
Tonalá, a diferencia de los otros, no son distribuidores, así que no tienen los derechos de ninguna película, por lo que el negocio al que le apostaron fue al del “cine colombiano proporcionado por los realizadores” que se puede alquilar o comprar en Mowies, aunque a futuro podrían fusionarse con Tonalá TV, liderada por los socios mexicanos.
Adicionalmente, desde esta semana comienzan los conversatorios liderados por Salomón Simhon, socio fundador, con realizadores nacionales, y desde hace unos días reactivaron los domicilios con combos relacionados al mundo cinematográfico.
Los interesados también pueden participar en el crowdfunding que se traducirá en bonos redimibles cuando la sala abra.
Para Manrique, todas estas alternativas sirven para que los realizadores presenten su contenido sin necesidad de intermediadores, como distribuidores o exhibidores, aunque, entre tanta información, el reto es que la gente sepa qué puede ver y en dónde.
“Absolutamente es una oportunidad para reinventarse, pero no se puede negar que está implicando una crisis que a futuro podría hacer que se acaben los espacios físicos, y eso sería peligroso. Lo que debería suceder es que haya un balance entre las salas y esta oferta individual digital”, concluye Manrique.