Dynamo y la reinvención de la industria audiovisual
La empresa colombiana surgió en 2006 para hacer cine local, una perspectiva que cambió gracias a la Ley Filmación Colombia. Ahora es una productora iberoamericana que realiza contenido en español para el mundo.
Lilian Contreras Fajardo
Por estos días en Bogotá se lleva a cabo el rodaje de la segunda temporada de Distrito salvaje, la primera serie colombiana que estrenó Netflix. Esta producción marca un antes y un después tanto en la historia de la plataforma de streaming como en la industria audiovisual nacional, pues refleja la madurez que la empresa Dynamo ha adquirido gracias al trabajo que comenzó hace cuatro años junto a Netflix.
Pero la historia de la empresa tiene más páginas. Dynamo fue creada por Andrés Calderón y Diego Ramírez en 2006 con el objetivo de hacer cine nacional. Debutaron en 2007 con Satanás, dirigida por Andrés Baíz, y se afianzaron en la cinematografía local con La cara oculta (2011) y Roa (2013). Esta última fue la encargada de inaugurar el Festival de Cine de Cartagena de 2013, escenario en el que el presidente de entonces, Juan Manuel Santos, dijo en el discurso inaugural que Colombia les hablaba a los productores del mundo “para decirles que este es el mejor momento para hacer cine en Colombia”.
Como si de una premonición se tratara, desde ese tiempo se empezó a forjar una dupla que cambiaría la industria audiovisual nacional y, por qué no, del mundo, pues esa empresa fue la encargada de producir Narcos, una idea original de Netflix que, hablada tanto en inglés como en español, comenzó en 2015 narrando la vida de Pablo Escobar y actualmente, en su cuarta temporada, se enfoca en los narcotraficantes mexicanos.
Hace seis años el discurso de Santos parecía un chiste y pocos podrían creer que actores, directores o productores de Hollywood vendrían a realizar sus películas; pero la Ley Filmación Colombia (que estimula el rodaje de películas internacionales en el territorio por medio de la devolución de un porcentaje de los gastos cinematográficos) fue tan atractiva que en el país ya han trabajado Tom Cruise, Will Smith, Mark Wahlberg y Ben Affleck. Esa ley obliga a que los realizadores extranjeros cuenten con servicios de producción nacional, una oportunidad que Dynamo aprovechó al máximo.
Aunque no es la única compañía que se ha beneficiado con esa ley —también AG Studios, Patagonia Films, 64 A Films, Fox Telecolombia, La Ventana Films y Contento Films, entre otras—, Dynamo aprendió de Netflix estándares de producción y el lenguaje necesario para crear su propio contenido internacional y por eso hoy es vista por sus fundadores como una empresa iberoamericana con presencia en Colombia, México, Estados Unidos y España y que produce contenido en español para el mundo.
Cuando se lanzó Narcos, Baíz, quien dirigió la serie bajo la supervisión del brasileño José Padilha, dijo a El Espectador que trabajar en ese proyecto les permitió aprender sobre estándares de calidad que ayudaron a la profesionalización tanto de la empresa como del sector.
El inglés se volvió fundamental para los trabajadores, que además tuvieron que aprender a gestionar (ese año) 28.500 noches de hotel y 15.000 pasajes de avión, así como permisos de visado y aduanas.
Cristian Conti, productor ejecutivo, socio de Dynamo y creador de Distrito salvaje, sostiene que son “ayudadores y benefactores” de dicha ley, que nació como “una marca país” que se fue fortaleciendo, porque “aquí se trabaja muy bien y los equipos son muy buenos” hasta el punto que llamó la atención de Tom Cruise, uno de los artistas más importantes de Hollywood. “Si él vino, puede venir cualquiera”, dijo a El Espectador en abril de 2018, y efectivamente un mes después Will Smith estaba en Cartagena y Ben Affleck en Bogotá.
Una vez aprendido todo esto, tuvieron la posibilidad de producir junto a otros estudios películas internacionales como Los 33 (con Antonio Banderas), Loving Pablo (con Penélope Cruz y Javier Bardem), Barry Seal, solo en América (con Cruise), Milla 22 (con John Malkovich y Mark Wahlberg), Gemini Man (con Smith) y Triple frontera (con Affleck) entre otras. Pero lo más importante, tal vez, es que llevaron a Netflix su serie original Distrito salvaje, una historia protagonizada por Cristina Umaña y Juan Pablo Raba sobre corrupción, política y conflicto armado que pretende dejarle al espectador la idea de que en un relato siempre hay dos versiones.
Este producto, que tendrá segunda temporada este año, fue el primero de factura original nacional que emitió Netflix, plataforma que luego lanzó Siempre bruja (producida por Caracol Televisión) y que tiene previsto el estreno de Historia de un crimen: Colmenares y espectáculos de comedia a cargo de Liss Pereira y Ricardo Quevedo.
Mientras eso sucede, Dynamo comenzó otro proceso de diversificación laboral coproduciendo por primera vez una serie para Amazon (Falco). También continúa con su misión inicial: hacer cine, y por eso han estado involucrados en la producción de Hermanos, de Pablo González, y Monos, de Alejandro Landes, filme que recibió el Premio especial del jurado a la originalidad en la categoría Ficción del Festival de Cine de Sundance y el Premio del público en el Festival de Cine de Cartagena 2019.
Por estos días en Bogotá se lleva a cabo el rodaje de la segunda temporada de Distrito salvaje, la primera serie colombiana que estrenó Netflix. Esta producción marca un antes y un después tanto en la historia de la plataforma de streaming como en la industria audiovisual nacional, pues refleja la madurez que la empresa Dynamo ha adquirido gracias al trabajo que comenzó hace cuatro años junto a Netflix.
Pero la historia de la empresa tiene más páginas. Dynamo fue creada por Andrés Calderón y Diego Ramírez en 2006 con el objetivo de hacer cine nacional. Debutaron en 2007 con Satanás, dirigida por Andrés Baíz, y se afianzaron en la cinematografía local con La cara oculta (2011) y Roa (2013). Esta última fue la encargada de inaugurar el Festival de Cine de Cartagena de 2013, escenario en el que el presidente de entonces, Juan Manuel Santos, dijo en el discurso inaugural que Colombia les hablaba a los productores del mundo “para decirles que este es el mejor momento para hacer cine en Colombia”.
Como si de una premonición se tratara, desde ese tiempo se empezó a forjar una dupla que cambiaría la industria audiovisual nacional y, por qué no, del mundo, pues esa empresa fue la encargada de producir Narcos, una idea original de Netflix que, hablada tanto en inglés como en español, comenzó en 2015 narrando la vida de Pablo Escobar y actualmente, en su cuarta temporada, se enfoca en los narcotraficantes mexicanos.
Hace seis años el discurso de Santos parecía un chiste y pocos podrían creer que actores, directores o productores de Hollywood vendrían a realizar sus películas; pero la Ley Filmación Colombia (que estimula el rodaje de películas internacionales en el territorio por medio de la devolución de un porcentaje de los gastos cinematográficos) fue tan atractiva que en el país ya han trabajado Tom Cruise, Will Smith, Mark Wahlberg y Ben Affleck. Esa ley obliga a que los realizadores extranjeros cuenten con servicios de producción nacional, una oportunidad que Dynamo aprovechó al máximo.
Aunque no es la única compañía que se ha beneficiado con esa ley —también AG Studios, Patagonia Films, 64 A Films, Fox Telecolombia, La Ventana Films y Contento Films, entre otras—, Dynamo aprendió de Netflix estándares de producción y el lenguaje necesario para crear su propio contenido internacional y por eso hoy es vista por sus fundadores como una empresa iberoamericana con presencia en Colombia, México, Estados Unidos y España y que produce contenido en español para el mundo.
Cuando se lanzó Narcos, Baíz, quien dirigió la serie bajo la supervisión del brasileño José Padilha, dijo a El Espectador que trabajar en ese proyecto les permitió aprender sobre estándares de calidad que ayudaron a la profesionalización tanto de la empresa como del sector.
El inglés se volvió fundamental para los trabajadores, que además tuvieron que aprender a gestionar (ese año) 28.500 noches de hotel y 15.000 pasajes de avión, así como permisos de visado y aduanas.
Cristian Conti, productor ejecutivo, socio de Dynamo y creador de Distrito salvaje, sostiene que son “ayudadores y benefactores” de dicha ley, que nació como “una marca país” que se fue fortaleciendo, porque “aquí se trabaja muy bien y los equipos son muy buenos” hasta el punto que llamó la atención de Tom Cruise, uno de los artistas más importantes de Hollywood. “Si él vino, puede venir cualquiera”, dijo a El Espectador en abril de 2018, y efectivamente un mes después Will Smith estaba en Cartagena y Ben Affleck en Bogotá.
Una vez aprendido todo esto, tuvieron la posibilidad de producir junto a otros estudios películas internacionales como Los 33 (con Antonio Banderas), Loving Pablo (con Penélope Cruz y Javier Bardem), Barry Seal, solo en América (con Cruise), Milla 22 (con John Malkovich y Mark Wahlberg), Gemini Man (con Smith) y Triple frontera (con Affleck) entre otras. Pero lo más importante, tal vez, es que llevaron a Netflix su serie original Distrito salvaje, una historia protagonizada por Cristina Umaña y Juan Pablo Raba sobre corrupción, política y conflicto armado que pretende dejarle al espectador la idea de que en un relato siempre hay dos versiones.
Este producto, que tendrá segunda temporada este año, fue el primero de factura original nacional que emitió Netflix, plataforma que luego lanzó Siempre bruja (producida por Caracol Televisión) y que tiene previsto el estreno de Historia de un crimen: Colmenares y espectáculos de comedia a cargo de Liss Pereira y Ricardo Quevedo.
Mientras eso sucede, Dynamo comenzó otro proceso de diversificación laboral coproduciendo por primera vez una serie para Amazon (Falco). También continúa con su misión inicial: hacer cine, y por eso han estado involucrados en la producción de Hermanos, de Pablo González, y Monos, de Alejandro Landes, filme que recibió el Premio especial del jurado a la originalidad en la categoría Ficción del Festival de Cine de Sundance y el Premio del público en el Festival de Cine de Cartagena 2019.