El camino a la “Utopía”
Después de toda una vida compartida, Laura Hincapié decide hablar con su padre, Fernando, sobre la militancia política y los sueños revolucionarios de los años 60 en un documental.
Mateo Medina Escobar
La pandemia hizo que Laura Gómez Hincapié quedara aislada junto con su padre, Fernando, y su madre, Ruby, con quienes no había vivido desde hacía 12 años. Durante ese confinamiento, Laura adelantó, con cámara en mano y un cuestionario eterno en su cabeza, parte de su documental Utopía. La cinta, relacionada con las luchas sindicales y sociales de sus padres, retrata la memoria y sobrevivencia de los movimientos de izquierda en Colombia.
Gómez Hincapié dirigió y escribió el proyecto que se comenzó a germinar con el plebiscito por la paz de 2016. El productor de la cinta y primo de la directora, Hárold Ospina Hincapié, habló para El Espectador del proceso del documental de bajo presupuesto y con temáticas políticas complejas como las que aborda.
La directora de la cinta comenzó a estudiar Comunicación Social y Periodismo, pero luego decidió irse directamente a su pasión realizando un técnico en Cine y Televisión en la Fundación Lumière. Tuvo la oportunidad de vivir en Argentina por seis años, donde profundizó en el género documental y al mismo tiempo se acercó al departamento de arte del audiovisual. Ya con esa experiencia regresó a Colombia en pleno plebiscito por la paz.
“Había toda una apertura sobre los diálogos de paz, sobre otras posibilidades de construir país. Ahí empecé a sentir mucha más afinidad con el documental”, dice. En ese momento comenzó a sentir la necesidad de documentar la memoria del país con las perspectivas de sus padres, quienes fueron activistas y sindicalistas por más de 40 años, como hilo conductor.
“Laura decide hablar con su padre, Fernando, sobre la militancia política y los sueños e ideales que alimentaron el fuego revolucionario desde la década de 1960. En este diálogo generacional —en el que también interviene Ruby, madre de Laura y compañera de Fernando—, la hija busca algunas pistas para comprender sus propias utopías e ideales frente a la herencia que ha recibido de su padre. El pasado se revisa y el presente se resignifica”, se lee en la sinopsis de la cinta.
El camino del documental
En 2018, la directora del documental le comentó la idea de la película a su primo Hárold, quien es realizador, productor de cine y fundador del Festival Internacional de Cortometrajes Cine a la Calle. Al año siguiente, él entró a trabajar en el proyecto oficialmente. Para entonces la directora ya tenía avances en la estructura de la cinta y sabía de ciertos archivos audiovisuales que quería usar. Inicialmente se planteó una versión corta, que ganó la convocatoria del Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC), para relatos regionales. Posterior a la finalización del cortometraje continuaron con la versión larga de la película.
En marzo de 2020, los dos primos ya tenían fechas establecidas para iniciar rodajes de entrevistas y grabaciones de otros materiales que necesitaban. Sin embargo, llegó la pandemia y una semana antes de empezar la fase de producción tuvieron que detener el proyecto. “Eso llevó a que no solo se replantearán algunos asuntos de producción, sino que también Laura tuvo la posibilidad de replantear asuntos de dirección”, explica Hárold Ospina Hincapié.
“En la pandemia me tuve que quedar encerrada con mis papás en casa. Ser la única que estuviera grabándolos y registrando sus reflexiones fue generando un encuentro emotivo, cariñoso y solidario frente al proceso de envejecimiento de mis padres. También frente a la enfermedad de mi padre, quien atraviesa pérdida de memoria, me dio la oportunidad de verlo más compasivamente”, dice la directora respecto a los cambios del proyecto por la emergencia sanitaria.
Frente a la realización de la producción, Hárold Ospina dice: “Indiscutiblemente siempre uno de los retos va a ser la parte financiera y ese reto cada vez se hace más grande dependiendo de la película que tienes en tus manos (…) Utopía puede ser una película que incomoda en un país como Colombia”.Con el largometraje ya grabado volvieron a aplicar al FDC, pero esta vez no hubo suerte y tuvieron que acercarse a otros espacios de financiación. “Estuvimos en Sapcine, un mercado que hace parte del Festival Internacional de Cine de Cali (Ficcali). Allí se unieron coproductores y nos permitieron avanzar en la etapa de posproducción”.
Otra parte importante del proyecto fue el uso de la animación. “Era clave poder intervenir en varios dispositivos audiovisuales y narrativos que a mí me interesaban. Siempre he dibujado, pero recién volví a Colombia empecé a hacer una serie de dibujos en un estilo ingenuo e infantil. Comencé a tener una colección que de alguna manera estaba rememorando a esa Laura niña, quien crecía con este personaje llamado Fernando, y plasmando un mundo sobre el imaginario que tenía de su papá revolucionario”, dice la directora sobre las animaciones que aparecen en la cinta.
Rescatando la memoria
En la película, por lo que menciona Laura, se intuye la pérdida de memoria que sufre su padre a los 73 años. Su hija no deja que su memoria se pierda, sino que la rescata de la enfermedad a través del cine, al igual que con la memoria de los movimientos de izquierda, cuyos miembros fueron asesinados sistemáticamente. Como fue el caso de los militantes y simpatizantes de la Unión Patriótica, partido político que desapareció jurídicamente por más de una década a causa del poco apoyo electoral.
“Utopía” retrata la memoria viva de una resistencia transformada que permanece encendida. Laura, que habla y ve el mundo desde su generación, permite el encuentro intergeneracional de las luchas pasadas de sus padres con los movimientos sociales actuales, en un diálogo personal y necesario.
La pandemia hizo que Laura Gómez Hincapié quedara aislada junto con su padre, Fernando, y su madre, Ruby, con quienes no había vivido desde hacía 12 años. Durante ese confinamiento, Laura adelantó, con cámara en mano y un cuestionario eterno en su cabeza, parte de su documental Utopía. La cinta, relacionada con las luchas sindicales y sociales de sus padres, retrata la memoria y sobrevivencia de los movimientos de izquierda en Colombia.
Gómez Hincapié dirigió y escribió el proyecto que se comenzó a germinar con el plebiscito por la paz de 2016. El productor de la cinta y primo de la directora, Hárold Ospina Hincapié, habló para El Espectador del proceso del documental de bajo presupuesto y con temáticas políticas complejas como las que aborda.
La directora de la cinta comenzó a estudiar Comunicación Social y Periodismo, pero luego decidió irse directamente a su pasión realizando un técnico en Cine y Televisión en la Fundación Lumière. Tuvo la oportunidad de vivir en Argentina por seis años, donde profundizó en el género documental y al mismo tiempo se acercó al departamento de arte del audiovisual. Ya con esa experiencia regresó a Colombia en pleno plebiscito por la paz.
“Había toda una apertura sobre los diálogos de paz, sobre otras posibilidades de construir país. Ahí empecé a sentir mucha más afinidad con el documental”, dice. En ese momento comenzó a sentir la necesidad de documentar la memoria del país con las perspectivas de sus padres, quienes fueron activistas y sindicalistas por más de 40 años, como hilo conductor.
“Laura decide hablar con su padre, Fernando, sobre la militancia política y los sueños e ideales que alimentaron el fuego revolucionario desde la década de 1960. En este diálogo generacional —en el que también interviene Ruby, madre de Laura y compañera de Fernando—, la hija busca algunas pistas para comprender sus propias utopías e ideales frente a la herencia que ha recibido de su padre. El pasado se revisa y el presente se resignifica”, se lee en la sinopsis de la cinta.
El camino del documental
En 2018, la directora del documental le comentó la idea de la película a su primo Hárold, quien es realizador, productor de cine y fundador del Festival Internacional de Cortometrajes Cine a la Calle. Al año siguiente, él entró a trabajar en el proyecto oficialmente. Para entonces la directora ya tenía avances en la estructura de la cinta y sabía de ciertos archivos audiovisuales que quería usar. Inicialmente se planteó una versión corta, que ganó la convocatoria del Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC), para relatos regionales. Posterior a la finalización del cortometraje continuaron con la versión larga de la película.
En marzo de 2020, los dos primos ya tenían fechas establecidas para iniciar rodajes de entrevistas y grabaciones de otros materiales que necesitaban. Sin embargo, llegó la pandemia y una semana antes de empezar la fase de producción tuvieron que detener el proyecto. “Eso llevó a que no solo se replantearán algunos asuntos de producción, sino que también Laura tuvo la posibilidad de replantear asuntos de dirección”, explica Hárold Ospina Hincapié.
“En la pandemia me tuve que quedar encerrada con mis papás en casa. Ser la única que estuviera grabándolos y registrando sus reflexiones fue generando un encuentro emotivo, cariñoso y solidario frente al proceso de envejecimiento de mis padres. También frente a la enfermedad de mi padre, quien atraviesa pérdida de memoria, me dio la oportunidad de verlo más compasivamente”, dice la directora respecto a los cambios del proyecto por la emergencia sanitaria.
Frente a la realización de la producción, Hárold Ospina dice: “Indiscutiblemente siempre uno de los retos va a ser la parte financiera y ese reto cada vez se hace más grande dependiendo de la película que tienes en tus manos (…) Utopía puede ser una película que incomoda en un país como Colombia”.Con el largometraje ya grabado volvieron a aplicar al FDC, pero esta vez no hubo suerte y tuvieron que acercarse a otros espacios de financiación. “Estuvimos en Sapcine, un mercado que hace parte del Festival Internacional de Cine de Cali (Ficcali). Allí se unieron coproductores y nos permitieron avanzar en la etapa de posproducción”.
Otra parte importante del proyecto fue el uso de la animación. “Era clave poder intervenir en varios dispositivos audiovisuales y narrativos que a mí me interesaban. Siempre he dibujado, pero recién volví a Colombia empecé a hacer una serie de dibujos en un estilo ingenuo e infantil. Comencé a tener una colección que de alguna manera estaba rememorando a esa Laura niña, quien crecía con este personaje llamado Fernando, y plasmando un mundo sobre el imaginario que tenía de su papá revolucionario”, dice la directora sobre las animaciones que aparecen en la cinta.
Rescatando la memoria
En la película, por lo que menciona Laura, se intuye la pérdida de memoria que sufre su padre a los 73 años. Su hija no deja que su memoria se pierda, sino que la rescata de la enfermedad a través del cine, al igual que con la memoria de los movimientos de izquierda, cuyos miembros fueron asesinados sistemáticamente. Como fue el caso de los militantes y simpatizantes de la Unión Patriótica, partido político que desapareció jurídicamente por más de una década a causa del poco apoyo electoral.
“Utopía” retrata la memoria viva de una resistencia transformada que permanece encendida. Laura, que habla y ve el mundo desde su generación, permite el encuentro intergeneracional de las luchas pasadas de sus padres con los movimientos sociales actuales, en un diálogo personal y necesario.