“El conde de Montecristo”: del clásico literario al éxito en taquilla
La nueva adaptación de “El conde de Montecristo”, novela de Alejandro Dumas, es uno de los éxitos en taquilla de Francia este año. La película, dirigida por Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte, y protagonizada por Pierre Niney, se estrenó en Colombia el 24 de octubre.
Mateo Medina Escobar
El director, guionista y productor Alexandre de La Patellière recuerda cuando su padre dirigió una adaptación para televisión de la novela “El conde de Montecristo” en 1979. De La Patellière tenía ocho años cuando visitó el set de esa producción. “Cuando vi a Jacques Weber como Montecristo, el vestuario, los sombreros de copa, me dije: ¡Este es el trabajo que haré!”, dijo el director en una entrevista. 45 años después de esa visita el cineasta estrenó su propia adaptación de la novela de Dumas, uno de los grandes éxitos de taquilla de Francia en 2024.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
El director, guionista y productor Alexandre de La Patellière recuerda cuando su padre dirigió una adaptación para televisión de la novela “El conde de Montecristo” en 1979. De La Patellière tenía ocho años cuando visitó el set de esa producción. “Cuando vi a Jacques Weber como Montecristo, el vestuario, los sombreros de copa, me dije: ¡Este es el trabajo que haré!”, dijo el director en una entrevista. 45 años después de esa visita el cineasta estrenó su propia adaptación de la novela de Dumas, uno de los grandes éxitos de taquilla de Francia en 2024.
Alexandre de La Patellière dirigió junto a Matthieu Delaporte la nueva adaptación de la novela de Alejandro Dumas, que, así como “Los tres mosqueteros”, ha sido llevada al teatro, la televisión y el cine en innumerables ocasiones. “Dumas creó una novela del estilo de una ópera, comparable al ‘Don Giovanni’ de Mozart. Lo que amo apasionadamente es la prodigiosa mezcla de géneros que logró. Porque ‘El conde de Montecristo’ es al mismo tiempo una novela de aventuras, una novela de amor, una tragedia, un thriller, una comedia humana y política, y la interacción de estos géneros desprende un aliento romántico, divertido, irónico o aterrador”, aseguró de La Patellière.
Para Delaporte, Alejandro Dumas “es un dios viviente para todos los guionistas, ya que es un autor cinematográfico adelantado a su tiempo. Todas sus cualidades literarias se prestan al cine: es un creador inmenso de personajes y un autor que sitúa al lector en la acción y el diálogo, los cuales corresponden a su duración real. Como guionistas y directores, podríamos pasar toda la vida adaptando las obras de Dumas”.
Los cineastas, que ya habían dirigido juntos “El nombre” (2012) y “Lo mejor está por llegar” (2019), adaptaron juntos la obra de Dumas. “Montecristo tiene 1.300 páginas en formato folio, lo que equivale a entre 3.000 y 4.000 páginas de guion, cuando un guion típico tiene alrededor de 140. ¡Es como acceder a una biblioteca y que te pidan elegir un solo libro! Un ejercicio increíblemente emocionante pero abrumador, que representó tres años de escritura y preparación”, dijo Delaporte.
Los directores eligieron a Pierre Niney para interpretar al protagonista de la historia. “Los sueños del joven Edmundo Dantès están a punto de hacerse realidad: casarse con el amor de su vida. Sin embargo, su éxito inspira envidia y es injustamente denunciado por un crimen que no cometió. Tras 14 años de detención sin juicio, consigue escapar y crear un plan extraordinario para vengarse de sus poderosos enemigos”, se lee en la sinopsis del filme.
“Dejamos que Pierre trabajara el personaje por su cuenta; no queríamos imponerle nuestras impresiones. Con los años, aprendimos a no intentar ajustar a los actores exactamente a nuestra idea del personaje, a resistir la tentación de tratarlos como marionetas. En resumen, confiamos en su talento”, explicó Delaporte. “Pierre es un actor extraordinario que aportó una inteligencia, implicación y esfuerzo excepcionales, llegando a interpretar a veces tres personajes diferentes en un solo día: ser joven en la mañana, tener cuarenta años al mediodía, y soportar cinco horas de maquillaje para cambiar de identidad”, agregó de La Patellière sobre su protagonista.
Para el actor, Dumas lo introdujo en la literatura de una forma lúdica y profunda. “Fue la primera vez que soñé, vibré intensamente al leer y sentí un deseo tan fuerte de encarnar un personaje o ver las imágenes de sus libros cobrar vida. Los personajes creados por Dumas tienen una densidad y complejidad excepcionales. Edmundo Dantès es casi mítico. Ni siquiera me atreví a imaginar que podría interpretarlo alguna vez”.
Según Niney, el papel de Montecristo ocupa cada momento de su vida. “Interpretar a Montecristo es un sueño comparable a interpretar a Hamlet, ya que invita a explorar múltiples cuestiones existenciales: la inocencia, la injusticia, la traición, el arrepentimiento, la venganza, el bien, el mal, la monstruosidad... Pero también cuestiones actorales: ¿cómo interpretar distintas edades y personajes irreconocibles, la esperanza y luego la desesperación, o la calma de la venganza? Hay muy pocos papeles así”.
Delaporte recordó las palabras de Umberto Eco sobre el conde de Montecristo, que decía que fue el primer superhombre moderno. “No un superhéroe de Marvel que vuela de casa en casa, sino un héroe en el sentido homérico, que supera a los demás hombres en estatura y profundidad humana. Además del poder que le otorga el dinero, posee el poder de la inteligencia; es casi omnipresente y omnipotente, con un aspecto de gran titiritero, al estilo de Gatsby”.
Niney tuvo que navegar por las muchas vidas e identidades de Edmundo Dantès, al que define como el resultado de una suma. “El joven despreocupado del principio se funde en el Dantès casi cristológico que sobrevive en la prisión, y este en el Dantès de cuarenta años, marcado por cicatrices físicas y morales. Cada versión lleva consigo al Dantès anterior, hundiéndose más en la oscuridad humana. Como en la mitología, donde los dioses juegan con los humanos, Dantès está destinado a experimentar lo más injusto y oscuro del mundo. Amé interpretarlos a todos, pero las escenas en la prisión fueron especialmente intensas. Filmamos en túneles construidos para la película, donde el espacio era muy reducido, y pasaba el día raspándome las rodillas y los codos. Ese confinamiento me ayudó a transmitir su desesperación”.
“El conde de Montecristo” es uno de los grandes clásicos de la literatura francesa, lo que les permitió a los cineastas conseguir uno de los presupuestos más altos de la industria de su país con un aproximado de 42.9 millones de euros. La inversión dio frutos, ya que la película es de las más taquilleras de 2024. Su recaudación en Francia superó a “Amélie” (2001) e ingresó al top 20 de películas más vistas en la historia de ese país.
Los cineastas mencionaron películas de directores como Alfred Hitchcock, Francis Ford Coppola, Luchino Visconti, Emeric Pressburger, Michael Powell y David Lean como algunas de sus referencias, tanto en la historia como en las visuales de su filme.
“La escena de la boda entre Edmundo y Mercédès está marcada por la tragedia, un poco como la boda de la hija de Don Corleone en ‘El padrino’ donde todo es muy hermoso por fuera, pero muy oscuro por dentro. La gente se está divirtiendo, Michael Corleone regresa del ejército con todas sus medallas. Pero detrás de todo, el monstruo ya está allí”, cuenta Delaporte sobre la inspiración para adaptar la novela de Dumas.
“Nos permitimos citar ‘El gatopardo’ (1963) o ‘El padrino’ (1972), especialmente por la importancia del color. Al igual que Hitchcock, quien filmó su thriller ‘Intriga Internacional’ (1959) en los vibrantes paisajes del Medio Oeste, queríamos bañar una película oscura en la luz del verano, entre el azul del cielo y el del mar, con la idea de que ese ambiente sofocante proporcionaba un escenario ideal para la venganza”, agregó.
“Tengo recuerdos muy vívidos de mi infancia con las grandes películas en Technicolor de los años 50 y 60, desde ‘Las zapatillas rojas’ (1948) hasta ‘Lawrence de Arabia’ (1962). Para ‘Montecristo’, me parecía importante volver a esas imágenes cinematográficas deslumbrantes que me dieron un placer inmenso como espectador”, concluyó de La Patellière.